El 'fiscal cliff' y... Ben Bernanke

EEUU vuelve a asomarse al abismo fiscal. El viernes saltaron por los aires recortes de gastos públicos por valor de 85.000 millones de dólares, el mal llamado “secuestro presupuestario”.Parece que fue ayer cuando no llegaron a un acuerdo y todo apuntaba a que para febrero, sin duda, este asunto estaría resuelto por el bien del país, pero no, las diferencias entre ambos partidos siguen en el mismo estado y ni Obama ha podido imponer su autoridad, doblegar voluntades y llegar a punto intermedio entre ambas partes.

El presupuesto federal es de 3,6 billones de dólares, por lo que, con un recorte de 85.000 millones, se reduciría en un 2,3%. Puede no parecer mucho, pero en una economía que ha intentado suplir la caída del consumo (que supone el 70% del PIB) con gasto público, puede ser nefasto.

Para empezar el FMI ha advertido que revisará sus previsiones de crecimiento de EEUU para 2013 si se aplican los recortes de gasto público. Hasta ahora, se baraja un crecimiento para 2013 del 2%.

Hasta aquí todo claro, pero debemos hacer un ejercicio a futuro de cómo afectará a las medidas que desde la FED el señor Bernanke está tomando…

Por activa y por pasiva, el señor Bernanke ha comentado que el 'QE3' continuará hasta que el paro caiga hasta el 6,5%. Hasta aquí, nada nuevo, pero ya empiezan a haber voces discordantes (que Bernanke ha tenido que contrarrestar) de los efectos perniciosos para la economía a largo plazo que supone semejante inyección de liquidez al mercado.

Bernanke ha convencido a la mayoría de que los efectos beneficiosos para la economía compensan los posibles efectos perniciosos, pero, el fiscal Cliff puede ser un importante escollo en su teoría.

La Casa Blanca advirtió la semana pasada de las consecuencias directas que tendrá la falta de acuerdo. Para empezar, la economía norteamericana perderá alrededor de 750.000 puestos de trabajo hasta finales de año al margen de medidas sociales indeseables como que miles de familias se quedarán sin ayuda escolar por ejemplo.

Bernanke puede ser muchas cosas, pero de tonto no tiene ni un pelo. Con 750.000 empleos menos, el periodo de tiempo del QE3 será mayor del inicialmente previsto y le van a crecer los enanos por todos lados. Por otra parte, si las familias pierden ayudas su capacidad de consumo se reducirá drásticamente, así como se incrementará la propensión al ahorro al no reducirse la tasa del paro del país. En definitiva, un escenario que, aunque posible, ni en sueños podía imaginarse y ahora es muy real.

La indignación mostrada con los políticos del senado esta semana por parte de Bernanke está más que justificada, que rompamos los máximos históricos de la bolsa o perdamos los 1.500 puntos del S&P 500 depende de un gesto. Increíble, pero cierto.