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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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Si se rompe el euro, qué

El riesgo para los bienes físicos y acciones es principalmente de carácter macroeconómico y los activos monetarios y representativos de deuda perderían casi por completo su valor

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El euro no es responsable del incremento de la desigualdad en las democracias europeas, ni de los problemas económicos de los ciudadanos. Sin embargo, cada vez más líderes políticos europeos cargan contra la Unión Europea y contra el euro. Algunos de ellos podrían llegar a gobernar y plantear la salida del euro de sus estados. Si este movimiento sociopolítico continuase, podríamos llegar a perder una valiosa divisa que reduce enormemente los costes de transacción dentro del mercado único y en la cual confían millones de personas más de lo que confiarían en sus divisas nacionales.

Muchos ahorradores se preguntan qué ocurriría con sus inversiones en tal escenario. Nadie conoce cuales serían las implicaciones exactamente porque gran parte de las consecuencias dependerían de cómo se desarrollasen las negociaciones de ruptura y de qué decisión final tomase cada país soberano. Sin embargo, sí sabemos cuáles serían los riesgos para cada tipo de activo de inversión.

Bienes físicos y acciones

Se trata de muebles, inmuebles, materias primas, participaciones en el capital de empresas (acciones) y similares. Estos activos no están denominados en ninguna divisa y aunque el mercado les otorgue un precio en euros su utilidad real es independiente de la divisa en la que coticen. Por ejemplo, 1.000 acciones de Inditex darán derecho a la misma participación en los resultados de la empresa tanto si las acciones y beneficios se miden en euros, dólares, pesetas o marcos alemanes. Por lo tanto el valor real dependerá de cómo evolucionen los resultados de la compañía.

El riesgo para este tipo de activos es principalmente de carácter macroeconómico. Si se desploma la confianza en la actividad estos bienes sufrirán. Si por el contrario, la posible ruptura del euro se produjera de forma ordenada y acordada por las partes el impacto en estos activos no sería muy significativo. Un ejemplo de ruptura acordada de una unión monetaria es la secesión de la antigua Checoslovaquia en República Checa y República Eslovaca en 1993. Como consecuencia de ese proceso se crearon dos divisas independientes.

Activos monetarios y representativos de deuda

Se trata del efectivo, dinero en cuenta corriente, depósitos, bonos, préstamos, hipotecas y similares. El valor de estos activos depende totalmente de la divisa a la que están vinculados. Se ve clarísimo en los escenarios de hiperinflación (Alemania años 20, Latinoamérica 70s y 80s, etc). En esos casos, todos los activos mencionados pierden casi por completo su valor. En consecuencia salen beneficiados los deudores y perjudicados los acreedores (inversores y ahorradores).

La fórmula de canje de los euros o redenominación de los activos en nuevas divisas (si el euro desapareciese) dependería en gran parte de los acuerdos de ruptura a los que se llegasen. En estos casos son los deudores los que tienen la sartén por el mango.

Si los estados llegasen a un acuerdo, podría no haber perjuicio para los acreedores o sería pequeño

Como todos los estados son deudores (tienen elevada deuda pública) tratarían de justificar la ecuación de canje más beneficiosa para ellos. Si llegasen a un acuerdo, podría no haber perjuicio para los acreedores o sería pequeño. Si los títulos de deuda se pagasen en nuevas monedas pero al cambio de la supuesta cotización del euro (cesta ponderada de divisas), y la inflación no se disparase, el valor pagado por los deudores sería similar al que tendría la deuda en euros.

En caso de ruptura hostil, la guerra de divisas encubierta durante los próximos años estaría servida, los canjes de los distintos activos dependerían de decisiones nacionales y los balances de los bancos podrían quedar descompensados.

El euro no es responsable del incremento de la desigualdad en las democracias europeas, ni de los problemas económicos de los ciudadanos. Sin embargo, cada vez más líderes políticos europeos cargan contra la Unión Europea y contra el euro. Algunos de ellos podrían llegar a gobernar y plantear la salida del euro de sus estados. Si este movimiento sociopolítico continuase, podríamos llegar a perder una valiosa divisa que reduce enormemente los costes de transacción dentro del mercado único y en la cual confían millones de personas más de lo que confiarían en sus divisas nacionales.

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