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Si la tienda de la esquina cotizara
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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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Si la tienda de la esquina cotizara

Las compañías cotizadas suelen tener modelos de negocio mucho más complejos que el de la marca de zapatillas, pero no se diferencian tanto de las pequeñas empresas

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Imaginemos que saliese a bolsa una empresa que quisiera vender zapatillas en el local de debajo de su edificio. Usted y sus vecinos podrían invertir en una microempresa cotizada viendo y tocando el negocio. Pongamos que usted y otros dos vecinos más decidieran invertir 10.000 euros cada uno.

Al poco de realizar la inversión, se asoma un buen día y ve que la tienda está llena rebosar de clientes. En ese momento, decide doblar su inversión, aunque fuera a un precio aún más caro. A la mañana siguiente ve que la tienda está vacía y se extraña. Pasados unos días más con la tienda vacía decide entrar a preguntar. ¿Por qué estaba aquel día tan llena la tienda? El dependiente le contesta que era la inauguración y estaban sorteando zapatillas entre amigos y familiares del jefe. Usted vuelve hundido a casa.

Unos días después, se encuentra en el portal con uno de los vecinos que invirtió. Le dice que acaba de vender la mitad de la inversión porque la acción ha entrado en tendencia bajista. Usted se sorprende de la decisión del vecino, pero no hace nada.

A las dos semanas le llama ese mismo vecino al móvil y le cuenta alarmado que ha vendido todas las acciones que le quedaban porque ha saltado un “stop loss”. Usted pregunta ¿qué es eso? Él contesta ha tenido que vender para limitar el riesgo. Había ocurrido algo (un tweet de Trump, un dato de PIB Chino más bajo de lo esperado o un rechazo del parlamento británico al plan del Brexit) y las acciones de la tienda de zapatillas se habían desplomado. El vecino vendió las acciones al 70% del valor inicial. Usted se queda perplejo pero tampoco hace nada.

Pasan los meses y la acción no recupera. Además, un día de verano lee en el periódico que el índice bursátil de las microempresas similares lleva una subida del 15% en la primera mitad del año. Entonces, asume que se ha equivocado de inversión y decide vender la mitad de las acciones para invertir en otras empresas que estén yendo mejor.

Pasadas las navidades, el gerente de la empresa le entrega las cuentas anuales. Usted ve que la empresa está en pérdidas y que ha gastado el triple del dinero del que ha ingresado. En ese momento decide vender, pero las acciones se están desplomando otro 20%. Pasadas unas semanas se harta de esperar a que suban y vende. Recupera menos de la mitad de lo invertido.

Diez años después el otro vecino que invirtió aparece con un coche eléctrico de último modelo. Le comenta que se lo acaba de comprar con una parte del dividendo de ese año. En ese momento se le queda cara de tonto y le indica: ¡No puede ser! La tienda al tercer o cuarto año comenzó a tener muchos clientes, pero no puede dar tanto beneficio. El vecino le contesta que la empresa tardó años en construir una marca fuerte, pero ahora está de moda entre los jóvenes, tiene más de 200 tiendas por toda Europa y vende principalmente por Internet. Seguidamente le cuenta muchas batallas. Las zapatillas al principio tenían diseños atractivos, pero eran incómodas y no se vendían bien. Sufrieron hasta que cambiaron de proveedor, después empezaron a mejorar las ventas y entró en beneficios. Sin embargo, todo se disparó cuando empezó a utilizarlas un famoso grupo de música. Por otro lado, él le pregunta por qué vendió tan pronto si el plan de negocio desde el día uno preveía perder dinero los primeros años, mientras se invertía en construir la imagen de marca, y ganar después. No sabían cuándo ni cuánto ganarían pero la inversión era a varios años vista. ¿Qué responde usted?

Las compañías cotizadas suelen tener modelos de negocio mucho más complejos que el de la marca de zapatillas, pero no se diferencian tanto de las pequeñas empresas. Tienen un plan de negocio a varios años que puede salir bien o no. Sin embargo, lo que no tiene sentido es vender antes de saber si funciona. Si no cotizara la tienda de zapatillas la mayoría invertiría en ella a largo plazo, como el vecino que ganó dinero. Entonces, ¿por qué invertimos en bolsa de manera diferente? ¿Por qué comparamos tanto nuestras inversiones con la evolución reciente de los índices? ¿Por qué exigimos que suba la cotización en el corto plazo?

Imaginemos que saliese a bolsa una empresa que quisiera vender zapatillas en el local de debajo de su edificio. Usted y sus vecinos podrían invertir en una microempresa cotizada viendo y tocando el negocio. Pongamos que usted y otros dos vecinos más decidieran invertir 10.000 euros cada uno.

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