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Si quiebra un Estado de la eurozona, ¿quiebran los bancos?
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Juan Gómez Bada

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Si quiebra un Estado de la eurozona, ¿quiebran los bancos?

En el resto del mundo, cuando un país quiebra, salva a sus bancos utilizando su soberanía y depreciando su divisa, pero en Europa, en teoría, sí

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En teoría sí. Quebraría la práctica totalidad de los bancos de ese Estado y algunos bancos de otros países. El motivo es que los bancos nacionales son los principales acreedores de las administraciones públicas, en todos sus niveles.

¿Qué ocurrió cuando quebró Grecia? Hizo una “quiebra selectiva” (selective default). Siguió pagando a las entidades de crédito nacionales, pero no a los acreedores internacionales. Por ese motivo, no quebraron los bancos griegos, pero al poco tiempo colapsaron los bancos chipriotas, altamente expuestos a la deuda griega.

En el resto del mundo, cuando un país quiebra, salva a sus bancos utilizando su soberanía y depreciando su divisa. Suelen aprobar una ley en la que los bancos dejan de deber a sus acreedores divisas extranjeras, para tener que pagarles en su lugar, en divisa local devaluada.

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Un país de la unión monetaria no podría hacer lo mismo. Es decir, en la eurozona seguimos teniendo un gran problema que puede generar una nueva crisis de deuda. Por ello, la semana pasada Alemania resucitó los planes de avanzar hacia la unión bancaria. Todos se alegraron, hasta que vieron la letra pequeña.

Alemania era quien se más se oponía, con razón, a la unión bancaria porque supondría en la práctica mutualizar, en caso de quiebra de los bancos, las deudas de los Estados de la eurozona. El problema es que se están mutualizando poco a poco sin control. A medida que los bancos alemanes aumentan sus compras de deuda italiana o los bancos españoles garantizan el pago de bonos italianos en sus productos estructurados, Alemania y España adquieren el riesgo subsidiario de tener que acabar pagando la deuda italiana en caso de que sus bancos quiebren y tengan que rescatarlos.

Las nuevas normas de deuda bancaria, que absorbe pérdidas en caso de rescate (acciones, CoCos, deuda subordinada y senior non preferred), reducen el coste para los Estados, pero no es suficiente. Los bancos alemanes tienen capacidad ilimitada para invertir en bonos italianos sin tener que dedicar ni un euro a capital y pudiendo financiar la compra a muy bajo coste en el BCE o mediante repos por ser bancos alemanes (se considera que subsidiariamente garantiza Alemania). La decisión para un banco alemán con elevada exposición a deuda italiana es muy favorable. Si Italia paga, el banco gana, si quebrase Italia, los acreedores y el Estado Alemán asumirían las pérdidas.

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Por estos motivos, Alemania quiere acabar con la exención de la deuda pública para el cómputo de capital y ofrece la unión bancaria a cambio. Argumenta, con razón, que este tipo de inversión tiene riesgo y debería consumir capital bancario.

Los reguladores son conscientes, pero tienen miedo de los efectos de un cambio normativo de este tipo. La solución es sencilla: hacerlo muy poco a poco y excluyendo al principio los riesgos de crédito a más corto plazo. Dejo un ejemplo para los más entendidos: el cómputo como activo de riesgo (% Risk Weighted) de la deuda pública podría ir subiendo un 1% anual hasta el 5% durante cinco años, excluyendo los riesgos con vencimiento inferior a tres meses.

Al final de los cinco años, 20 millones de deuda pública italiana consumirían tanto capital bancario como 1 millón de préstamos personales a particulares. Los bancos no tendrían ningún problema en ir cumpliendo con este suave calendario, la situación final sería mucho mejor que la actual, Alemania habría aceptado avanzar algo en la unión bancaria y se podría reducir el ratio de capital total.

No es cuestión aumentar todavía más el capital exigido a los bancos, sino que la normativa evite mejor los principales riesgos de los bancos de manera individual y del sistema financiero en su conjunto. Sería bueno para todos que las entidades estén más protegidas frente a la quiebra de los Estados, y a cambio, puedan financiar mejor a particulares y empresas.

En conclusión, el problema que nos llevó a la crisis del euro sigue presente. Debemos pedir a los reguladores que aprovechen la oportunidad y no se crucen de brazos. Sin prisa, pero sin pausa.

En teoría sí. Quebraría la práctica totalidad de los bancos de ese Estado y algunos bancos de otros países. El motivo es que los bancos nacionales son los principales acreedores de las administraciones públicas, en todos sus niveles.