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Juan Gómez Bada

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Atención a China

La situación actual de China parece muy delicada. Como inversores, debemos tener en cuenta que podríamos estar ante una crisis financiera similar a la que vivimos en España hace una década

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(EFE)

La última recesión de China fue hace más de 40 años. Desde 1977 su economía ha crecido, en media, más de un 9% anual y varios cientos de millones de chinos han salido de la pobreza en este tiempo.

China es un ejemplo de que los ciclos económicos se pueden combatir con una política económica adecuada, con visión de largo plazo. En estas cuatro décadas, hemos escuchado a muchos economistas y analistas esperando una recesión en China debido a su largo período de expansión, pero ésta, afortunadamente, no ha llegado. En mi opinión no es cuestión de si “toca crisis”, sino de que existan “motivos para que haya crisis”.

No obstante, la guerra comercial con Estados Unidos parece haber cambiado la trayectoria de la economía China. La incertidumbre generada está provocando una ralentización de su crecimiento. Como consecuencia, en los últimos seis meses China ha intervenido su sistema financiero inyectando dinero público en cinco bancos (Baoshang Bank, Bank of Jinzhou, Hengfeng Bank, Yichuan Rural Bank y Harbin Bank). Ha habido episodios de retiradas masivas de dinero por parte de los clientes (bank runs) y se ha encarcelado a quienes han dado la voz de alarma sobre el estado de las entidades.

Foto: Banco Popular de China (Reuters)

Son bancos regionales y relativamente pequeños dentro del sistema financiero chino, pero no son casos aislados. Es como si en Europa fueran intervenidos Northern Rock en Reino Unido, Caja Castilla la Mancha en España y NordLB (Norddeutsche Landesbank) en Alemania. ¿Se acuerdan?

El hecho es que China no ha necesitado rescatar bancos en más de dos décadas, y ya van muchos en muy poco tiempo. En mi opinión, es un claro síntoma de una grave enfermedad que atañe a todo el sector. Es consecuencia del incremento en los impagos de las empresas privadas y del aumento de la morosidad en los entes públicos. Cuando el río suena, agua lleva.

Debemos tener en cuenta que aunque China tenga un PIB inferior al de los Estados Unidos, tiene con mucha diferencia el sistema financiero más grande del planeta, medido por la suma de los activos de sus entidades financieras. Por otro lado, el crecimiento del crédito ha sido elevadísimo en la última década y no tienen recuerdo de crisis pasadas. Cuando hay elevado crecimiento, los excesos en la gestión de riesgos se solucionan prácticamente solos.

Foto: Fábrica en China (Reuters)

La respuesta del gobierno es también otro síntoma de la gravedad del problema. Recientemente China ha aprobado medidas para luchar contra el impago de salarios por parte de las empresas, ha bajado tipos de interés para intentar impulsar el crédito y ha eliminado impuestos a la venta de casas para que éstas no disminuyan.

El éxito de las medidas está por ver. Las autoridades chinas han demostrado en el pasado una gran capacidad para resolver los problemas económicos gracias a su visión de largo plazo. En su contra tienen la falta de transparencia. Esto último es fundamental para resolver la crisis de confianza en un sistema financiero.

Además, debemos añadir que esa desconfianza va en aumento alimentada por artículos que en las últimas semanas están publicando en medios como Financial Times, Wall Street Journal, New York Times, Bloomberg o Reuters. Destaco que estos medios tienen un impacto muy significativo en las decisiones de asignación de activos de los grandes inversores a nivel global.

Foto: (Reuters)

Por otro lado, resalto que China tiene menor capacidad que en el pasado para impulsar su economía por varios motivos: ha acumulado ya un elevado endeudamiento, que sigue aumentando al rescatar bancos, cuenta con un déficit público cercano al 5% y si trata de devaluar su divisa, se va a encontrar con la respuesta de Trump en forma de mayores aranceles. Haga lo que haga, esperemos que China no siga los pasos de Japón. El rescate de bancos y empresas no rentables de manera generalizada les podría llevar a una zombificación de su economía.

En conclusión, la situación actual de China parece muy delicada. Como inversores, debemos tener en cuenta que podríamos estar ante una crisis financiera similar a la que vivimos en España hace una década. En esa tesitura, en mi opinión, deberíamos ser muy selectivos al invertir en China. Lo sensato sería evitar comprar los grandes índices con los ojos cerrados, bancos, constructoras, inmobiliarias y extremar la prudencia en las empresas con elevado endeudamiento.

La última recesión de China fue hace más de 40 años. Desde 1977 su economía ha crecido, en media, más de un 9% anual y varios cientos de millones de chinos han salido de la pobreza en este tiempo.

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