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Por qué las aportaciones periódicas mejorarán tu futuro
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Juan Gómez Bada

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Por qué las aportaciones periódicas mejorarán tu futuro

Este sistema consiste, básicamente, en seleccionar la cantidad de ahorro que se quiera hacer, y un fondo o conjunto de fondos destino de esa inversión

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Invertir a largo plazo requiere tener un plan y ser riguroso en la ejecución. La mayoría de las entidades financieras ofrecen a sus clientes la posibilidad automatizar el ahorro con aportaciones periódicas a fondos de inversión, sin embargo, a pesar de la utilidad de esta automatización, son pocos los ahorradores que aprovechan estos sistemas de ahorro.

Este sistema consiste, básicamente, en seleccionar la cantidad de ahorro que se quiera hacer, la periodicidad deseada y un fondo o conjunto de fondos destino de esa inversión. Se dan las instrucciones a la entidad financiera y ésta se encarga de transferir, incluso desde otras entidades, y suscribir las cantidades indicadas en los fondos seleccionados por el cliente, por ejemplo: 300 euros mensuales en tres fondos en los que todos los meses se invierten 150 euros en uno, 100 euros en otro y 50 euros en el tercero.

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Esta forma de ahorrar e invertir no suele acaparar la atención de los medios porque no ofrece resultados asombrosos en el corto plazo, sin embargo, resulta muy apropiada para gran parte de los inversores porque tiene tres importantes ventajas:

La primera es la disciplina en el ahorro. Programar un ahorro periódico es poner en marcha un plan de ahorro e inversión. No se trata de un propósito de año nuevo, o de apuntarse a un gimnasio. Se trata de establecer una prioridad y poner los medios para conseguir los objetivos que tengamos en mente o una mayor libertad financiera futura.

La segunda ventaja es que pone el foco en el largo plazo. Esta forma de ahorrar e invertir hace que nuestro propósito sea construir un capital a largo plazo. Un sistema automatizado de aportaciones periódicas consigue que nos fijemos menos en el resultado a corto plazo y nos centremos en el retorno a largo plazo de los fondos. Algo que no es tan habitual como pensamos y que pueden corroborar la mayoría de los profesionales del sector.

La tercera ventaja es que nos evita actuar por impulsos. Muchos inversores a largo plazo, modifican sus criterios de inversión por resultados puntuales en el corto plazo, lo que provoca que, en la mayoría de fondos de inversión los partícipes suelen entrar cuando suben y vender cuando bajan. Por este motivo, la rentabilidad media que obtienen los partícipes es inferior a la rentabilidad media de los fondos. A la diferencia entre ambas cifras se la conoce como “brecha de comportamiento” o “behavior gap” porque se explica por las malas decisiones de los inversores en la selección de los momentos de inversión y desinversión

"Esta forma de invertir no acapara la atención porque no ofrece resultados asombrosos a corto"

Ninguna entidad está interesada en publicar que la rentabilidad media que obtienen sus clientes es inferior a la que generan los fondos; nadie quiere echarse piedras en su propio tejado. Por ello, una buena idea para el sector y para los ahorradores sería que el regulador publique la rentabilidad media de los fondos y la rentabilidad media obtenida por los partícipes agrupados por categoría. Es posible que algunos utilicen estos datos con el ánimo de criticar al sector, pero el fin último debe ser mejorar los procesos de inversión.

De esta manera se vería claramente la importancia de invertir a largo plazo en fondos y evitar actuar por impulsos. Al regulador, a los clientes y a las entidades nos interesa que los partícipes hagan un buen uso de los fondos de inversión para que obtengan mejores rentabilidades los partícipes. Los fondos son solamente instrumentos de ahorro e inversión, nos conviene a todos ser transparentes para que se utilicen bien.

Uno de los motivos por el que algunos inversores no utilizan los sistemas de ahorro periódico es porque consideran que pierden el control del precio de suscripción de los fondos. Estos partícipes entienden que si invierten por trozos pequeños no pueden calcular fácilmente a priori cuales serían las retenciones que les aplicarían las entidades en caso de reembolso. Este problema tiene fácil solución. Se puede solicitar a las entidades el informe de plusvalías fiscales de cada fondo. Ahí se recoge qué plusvalía o minusvalía latente tiene cada aportación, aunque provenga de otros fondos traspasados al actual. Como siempre, la transparencia ayuda. Sería positivo que todas las entidades tuvieran esa información en la web disponible para los clientes a tiro de un click.

Termino destacando hay otra forma más agresiva de programar un ahorro periódico: utilizando un crédito de la entidad financiera. Es lo que hacemos cuando compramos inmuebles: primero compramos y después lo vamos pagando.

Esta alternativa tiene ventajas respecto a las aportaciones periódicas, pero también tiene riesgos y aspectos que debemos conocer muy bien antes de embarcarnos en ella. La semana que viene hablaré de los pros y contras de esta opción.

Invertir a largo plazo requiere tener un plan y ser riguroso en la ejecución. La mayoría de las entidades financieras ofrecen a sus clientes la posibilidad automatizar el ahorro con aportaciones periódicas a fondos de inversión, sin embargo, a pesar de la utilidad de esta automatización, son pocos los ahorradores que aprovechan estos sistemas de ahorro.

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