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¿Qué hago con las inversiones si estalla una guerra?
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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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¿Qué hago con las inversiones si estalla una guerra?

Sigo pensando que la guerra es un escenario poco probable pero posible en las próximas décadas y ante el que no he encontrado una respuesta perfecta y universal

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Esta pregunta me acompañó especialmente en mi primera etapa como gestor de fondos, hace unos 15 años. Estaba obcecado con la necesidad de tener preparada una respuesta a esa posible contingencia. Entendía que cuando ocurriera no tendría tiempo para pensar qué hacer, los precios de los activos se moverían rápidamente.

Tras estos años, sigo pensando que la guerra es un escenario poco probable pero posible en las próximas décadas y ante el que no he encontrado una respuesta perfecta y universal.

No obstante, hoy tengo otra perspectiva del valor de los activos. Todavía no me he enfrentado a un conflicto bélico que afecte de lleno a los mercados en los que invierto, pero me ha tocado analizar, vivir mentalmente, las posibles consecuencias de: un colapso del sistema financiero, una ruptura de la eurozona, una guerra comercial abierta entre las principales economías, un parón económico como el que ha provocado la pandemia, los efectos secundarios de los tipos negativos y de las compras masivas de activos por parte de los bancos centrales. Está claro que, a largo plazo, lo único constante es el cambio.

Sin embargo, mi trabajo es similar en todo tipo de escenarios. Proteger y rentabilizar el patrimonio que está bajo mi supervisión consiste en elegir aquellos activos que considero más convenientes en cada momento, en función de las expectativas de futuro.

Invertir en unas acciones no es arriesgar para tener un rendimiento, es cambiar un activo (euros) por otro (participaciones en un negocio). Los dos activos tienen riesgos y valoraciones diferentes en función de lo que ocurra en el futuro. Es decir, ni existe el activo sin riesgo, ni los activos que se consideran conservadores siguen siéndolo en determinados escenarios.

Este enfoque de valor relativo de los activos me lleva a pensar que, cuando estalla una guerra, la atención no hay que ponerla en la depreciación inicial que sufren la mayoría de los activos cotizados, sino en el valor de los mismos en la “nueva normalidad” que esperemos que haya a partir de entonces. Exactamente igual que con la pandemia.

Esta pregunta me acompañó especialmente en mi primera etapa como gestor de fondos, hace unos 15 años. Estaba obcecado con la necesidad de tener preparada una respuesta a esa posible contingencia. Entendía que cuando ocurriera no tendría tiempo para pensar qué hacer, los precios de los activos se moverían rápidamente.

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