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Las oportunidades de inversión no llueven del cielo
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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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Las oportunidades de inversión no llueven del cielo

Las buenas inversiones están ahí fuera, mezcladas con otras regulares y malas, pero no dedicamos tiempo al análisis y seguimiento

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Cuando buscamos un coche o una casa, bien sea para comprar o alquilar, lo primero que hacemos es comparar características y precios. Miramos más allá de nuestro edificio y del concesionario de la esquina, dedicamos mucho tiempo a buscar y seleccionar el coche o la casa que consideramos mejor, incluso preguntamos y nos dejamos asesorar. No queremos una casa o un coche cualquiera, y sabemos que cuanto más tiempo le dediquemos, más probabilidades tendremos de encontrar mejores oportunidades.

En el ámbito de las inversiones financieras ocurre algo parecido. Las buenas inversiones están ahí fuera, mezcladas con otras regulares y malas, pero no dedicamos tiempo al análisis y seguimiento necesario para valorar las distintas opciones. Lo sencillo es mirar hacia atrás, ver cuáles son las que han ido mejor, e invertir en ellas. O conformarnos con lo que nos ofrecen, sin más. Lo difícil y valioso es seleccionar aquellas inversiones que tienen más opciones de ir bien en el futuro.

Para ayudarnos, hoy en día tenemos más y mejores herramientas: podemos seleccionar y analizar las alternativas de inversión utilizando información pública en la página web del supervisor, comparadores, empresas que dan ratings a los productos de inversión, comunidades de inversores que comparten sus experiencias y análisis, proveedores de todo tipo que ordenan y clasifican la información, etcétera.

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En el ámbito profesional también han aumentado las opciones gracias al desarrollo de las tecnologías de la información, y su utilización se ha incrementado y mejorado mucho a raíz del confinamiento. Antes, para asistir a conferencias de inversores en París, Londres o Nueva York debíamos incurrir en elevados gastos y nos ocupaba mucho tiempo. Ahora, nos podemos conectar en remoto desde nuestras oficinas y preguntar lo que consideremos oportuno a los máximos responsables de las compañías. Por su parte, ellos pueden llegar a más inversores dedicando menos tiempo. Esto se traduce en más información y mejor toma de decisiones.

Cuando queremos contratar a alguien no seleccionamos al primero que pasa por la calle, tampoco vamos analizando uno por uno de manera exhaustiva a todos los potenciales candidatos, no tenemos tiempo para ello. De una manera o de otra establecemos filtros para quedarnos con un grupo reducido de candidatos a los que examinamos más detenidamente. Al final escogemos a quien consideramos más conveniente. No obstante, sabemos que el trabajo no acaba en ese momento, posteriormente debemos hacer un seguimiento continuado o periódico del desempeño de la persona que hemos contratado y valorar si la decisión que hemos tomado es la adecuada.

El arte de invertir está en la forma de aplicar una serie de filtros, realizar el análisis en profundidad y hacer el seguimiento de las inversiones. Sin embargo, debemos ser conscientes de que, en todo caso, cuanto más esfuerzo le dediquemos a este proceso, más opciones tendremos de conseguir un buen resultado. No podemos encontrar buenas inversiones si no las buscamos.

Cuando buscamos un coche o una casa, bien sea para comprar o alquilar, lo primero que hacemos es comparar características y precios. Miramos más allá de nuestro edificio y del concesionario de la esquina, dedicamos mucho tiempo a buscar y seleccionar el coche o la casa que consideramos mejor, incluso preguntamos y nos dejamos asesorar. No queremos una casa o un coche cualquiera, y sabemos que cuanto más tiempo le dediquemos, más probabilidades tendremos de encontrar mejores oportunidades.

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