Rumbo Inversor
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¿Hasta qué punto influyen las cotizadas en el precio de sus acciones?
Comencemos por Barón de Ley, empresa en la que el fundador, primer ejecutivo y máximo accionista de la compañía se va a quedar con el 74% de la cotizada pagando con los recursos de la propia cotizada
Son la principal fuente de información de la evolución de sus negocios. Centralizan la información que llega a reguladores, inversores, analistas y otros intermediarios. Además, las cotizadas pagan a los bancos de inversión para mostrar su mejor cara cuando salen a bolsa, para valorar la empresa cuando se excluyen de cotización, por contratos de liquidez y para que publiquen su análisis sobre la empresa. La postura interesada que tome cada compañía es clave para determinar el precio de sus acciones en bolsa. Veámoslo con cuatro ejemplos de cotizadas españolas.
Comencemos por Barón de Ley, empresa en la que el fundador, primer ejecutivo y máximo accionista de la compañía se va a quedar con el 74% de la cotizada pagando con los recursos de la propia cotizada. Es decir, sin aportar dinero nuevo va a pasar del 26% en 2004 a prácticamente el 100% del capital del grupo bodeguero. Para llevar a cabo esta estrategia le ha interesado que el precio de mercado de las acciones en bolsa sea lo más bajo posible, con el fin de que la sociedad o él mismo, con la garantía de la caja de la empresa, puedan recomprar las acciones a buen precio.
¿Cómo lo ha conseguido? Dedicando el menor esfuerzo posible a explicar las fortalezas de la compañía desde que ha implementado su estrategia de recompras. Esto se puede ver a simple vista observando las memorias anuales que ha publicado la compañía de 2001 a 2020. De 2001 a 2005 son informes en color y con presentación cuidada, donde destaca al inicio una carta del presidente a los accionistas en la que se explica la buena marcha del negocio y sus excelentes perspectivas de futuro. En 2006 todo cambia. La luz y el color se convierten en blanco y negro. A partir de entonces a los accionistas solo les llega la información mínima establecida por ley. Se trata del típico modelo de memoria elaborada por el auditor. Ya no queda ni rastro de la carta del presidente. Ese modelo de memoria es el que se ha mantenido desde entonces (ejemplos: 2010, 2015 y 2020).
¿Qué ocurrió en 2006 para que se produjera este cambio? Ese año el presidente empezó a incrementar su participación en el capital con el dinero de la empresa.
Otro ejemplo es Prim. Compañía que también lleva varias décadas cotizando, con una gestión prudente y familiar. Como no ha necesitado ni preveía necesitar nuevo capital de los accionistas tampoco ha hecho mucho esfuerzo en comunicar las bondades de su negocio al mercado. Por ello, ha cotizado muy barata comparada con los resultados que ha ido obteniendo. En los últimos 10 años ha repartido el 71% del valor su cotización inicial en dividendos y ha incrementado un 122% su precio en bolsa.
La dirección de la compañía y la estrategia han cambiado recientemente. La llegada al capital y a la presidencia del consejo de un family office como máximo accionista y de una nueva generación de la familia Prim ha supuesto la contratación de un nuevo máximo ejecutivo y un cambio significativo en su plan de negocio. Ahora quieren acelerar su crecimiento con adquisiciones y puede que necesiten de más capital para financiarlas. Por ello, como ellos mismos dicen, su estrategia con los accionistas ha cambiado radicalmente. Han empezado a invertir en la comunicación a inversores: han acudido este año al Foro Medcap, previsiblemente acudan a muchos más y han contratado una casa de análisis para que cubra el valor.
Los inversores debemos ser conscientes de la elevadísima influencia de las cotizadas sobre el precio de sus acciones
En el extremo opuesto se sitúan Másmóvil y Atrys Health. Ambas compañías han dedicado sus mayores esfuerzos y mejores recursos a explicar a los inversores su estrategia y plan de negocio. Los primeros ejecutivos de ambas compañías han dedicado más tiempo a la búsqueda de inversores que de clientes porque han necesitado varias ampliaciones de capital para financiar su ambicioso plan de crecimiento orgánico y vía adquisiciones. Tener una elevada cotización ha sido clave para ellos. Es lo que les ha permitido crecer con ampliaciones que diluyan poco a los accionistas previos a cada ronda. Es decir, su cotización es de manera directa (pago en acciones) o indirecta (ampliación con baja dilución) la divisa con la que han pagado sus adquisiciones.
Estas 4 compañías muestran diferentes intereses que puede tener la dirección con el precio de sus acciones. Es indudable que las cuatro han generado elevado valor a sus accionistas, pero no todas tratan por igual a mayoritarios y minoritarios. Los inversores debemos ser conscientes de la elevadísima influencia de las cotizadas sobre el precio de sus acciones. Cualquier valoración que haga alguien, independiente o no, utiliza los datos pasados y estimaciones de la propia compañía. Por ello, a la hora de analizarlas, debemos ser conscientes de los intereses de los directivos al emitir la información, y por otro lado, debemos exigir al regulador una normativa que proteja mejor a los minoritarios del abuso que a menudo ejercen quienes controlan las cotizadas. Sobre todo, en las OPAs de exclusión y en las que se reduce significativamente la liquidez del valor, porque es cuando obligan de facto a los minoritarios a vender al precio que han fabricado quienes controlan la compañía.
Son la principal fuente de información de la evolución de sus negocios. Centralizan la información que llega a reguladores, inversores, analistas y otros intermediarios. Además, las cotizadas pagan a los bancos de inversión para mostrar su mejor cara cuando salen a bolsa, para valorar la empresa cuando se excluyen de cotización, por contratos de liquidez y para que publiquen su análisis sobre la empresa. La postura interesada que tome cada compañía es clave para determinar el precio de sus acciones en bolsa. Veámoslo con cuatro ejemplos de cotizadas españolas.