Rumbo Inversor
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Cuando la inflación sube, ¿bajan los bonos?
La revisión estratégica anunciada este mes de julio por el Banco Central Europeo ha subido su objetivo de inflación a largo plazo. Es decir, permitirá más
La revisión estratégica anunciada este mes de julio por el Banco Central Europeo ha subido su objetivo de inflación a largo plazo. Es decir, permitirá más inflación.
Hace 20 años, en la Universidad, en clase de macroeconomía, me habrían explicado que este cambio del BCE subiría los tipos de interés a largo plazo y haría desplomarse el precio de los bonos. El razonamiento es el siguiente: si los inversores esperan una inflación mayor, incrementarán el tipo de interés nominal que demandan para los bonos en los que invierten, con el fin de seguir obteniendo el mismo retorno real, descontada la inflación.
Sin embargo, esto ya no funciona así. El mayor comprador de bonos y quien controla la curva de tipos también a largo plazo es ahora el BCE. Los inversores privados como colectivo ya no tienen poder de fijación de precios. Los tipos de interés que decide el BCE son lentejas: o los tomas, o los dejas. En esta tesitura, cada vez más inversores de todo tipo han ido abandonando la renta fija y el BCE se ha quedado casi solo como comprador.
Quedan los bancos, traders y algunos inversores obligados por sus mandatos de inversión. Los bancos van a margen, y pueden seguir comprando bonos con intereses negativos si los financian a más corto plazo con intereses todavía más negativos. Los traders suelen buscar ineficiencias del mercado y revenden los títulos más caros en el muy corto plazo. Y el tercer grupo de inversores, cada vez menos numeroso, sigue perdiendo dinero.
Esta situación se corregirá cuando el BCE decida, voluntariamente u obligado por la inflación, abandonar su nuevo rol de prestamista único.
El reciente repunte de la inflación (5% en EEUU y 2% en la Eurozona) ha hecho cambiar las reglas autoimpuestas a los bancos centrales para que no queden obligados a subir tipos. Esto ha provocado todo lo contrario a lo natural: sube la inflación y suben los bonos en precio porque se alejan las posibilidades de subidas de tipos en el corto plazo.
Los inversores privados que quedan en renta fija han visto, después de varias décadas, cómo la inflación empieza a asomarse preocupantemente y han actuado como si de un semáforo se tratara. Hasta ahora ese semáforo estaba en verde, precios controlados, y de repente, se pone en ámbar, porque la inflación empieza a subir. Creen que lo más probable es que después vaya el rojo porque esperan que la inflación siga subiendo, pero en lugar de frenar, han reaccionado como muchos conductores en esta situación: pisando el acelerador, comprando más bonos con la intención de revendérselos al BCE u otros inversores antes de que el semáforo se ponga en rojo.
En mi opinión, la inflación que viene es una decisión política. Los bancos centrales son perfectamente conscientes del incremento del nivel de precios y sus implicaciones, pero prefieren apoyar la economía para que se destruya la menor parte del tejido productivo posible por la pandemia. Es decir, están eligiendo el mal menor, aunque eso signifique dejar correr la inflación por encima de lo deseado.
Cuando demos por superada la pandemia, deberán recular para evitar escenarios de incrementos de precios muy superiores a los actuales. La inflación no se frena con tipos más bajos y más compras de bonos, sino con todo lo contrario.
*Juan Gómez Bada es director de inversiones de Avantage Capital y asesor de Avantage Fund
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