No te quedes en lo superficial, entiende en qué inviertes

Recientemente un inversor profesional me preguntó cómo era posible que Avantage Fund tuviera un diferencial de rentabilidad tan positivo con el Ibex desde que se creó. Se trata de un fondo mixto flexible que se ha revalorizado un 80% en siete años y dos meses, frente a un 2% que lo ha hecho el Ibex con dividendos netos de impuestos incluidos (sin sumarle los dividendos el Ibex ha bajado un 18%).

—Porque no invierte en el Ibex—, contesté.

El fondo ha invertido recurrentemente más del 50% de su cartera de renta variable en empresas españolas, pero elegidas individualmente con unos criterios muy diferentes a cómo se seleccionan los valores que forman parte del Ibex 35.

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Víctor Romero. Valencia

Los índices bursátiles han simplificado demasiado la realidad de los mercados. Son la referencia que la mayoría de los inversores tienen en la cabeza cuando invierte renta variable. Por eso cuando los resultados de una cesta de valores o fondo tienen un comportamiento muy diferente al de los índices, no entienden por qué los resultados pueden llegar a diferir tanto.

En el mundo empresarial, de 'start-ups' o incluso en el 'private equity' no ocurre lo mismo. Los inversores no te preguntan por qué el resultado de una empresa o un conjunto de ellas difiere de lo que han obtenido los índices bursátiles o por qué han ganado dinero en un entorno de crisis económica. En estos ámbitos, al no utilizarse índices, los inversores tienen interiorizado que la dispersión en resultados de una empresa y la de al lado puede ser enorme.

En bolsa ocurre lo mismo, aunque no es lo que nos cuentan: los medios de comunicación nos muestran los índices como si fueran una realidad representativa del mercado. Además, como en determinados períodos cortos de tiempo, pero muy recordados por los inversores, las cotizaciones se mueven de manera muy similar (confinamiento, descubrimiento de vacunas, tensiones geopolíticas, miedos a subidas de tipos, momentos de euforia, etc) la mayoría de los inversores se queda con la idea de que la bolsa se mueve casi al unísono.

Desgraciadamente muchos ahorradores no comprenden a dónde va a parar su dinero

La realidad es bien diferente. La bolsa no es más que un mercado en el que se intercambian derechos a participar en el reparto de beneficios de compañías de todo tipo de tamaños, sectores, estrategias y situaciones. La evolución de los resultados de las empresas no tiene nada que ver a largo plazo: unas multiplican sus beneficios, otras quiebran y casi ninguna se mantiene estable durante décadas. En este horizonte temporal, lo menos representativo es lo que haya hecho la media ponderada de las cotizaciones.

Este lunes fue el día de la educación financiera y muchas entidades se lanzaron a las redes sociales a dar sus consejos prácticos —en dos líneas— para invertir. En mi opinión, estamos simplificando demasiado la inversión para llegar a un público más amplio. Luego, llegan las decepciones.

La liquidez es de gran utilidad para los inversores, pero también es un arma de doble filo. Desgraciadamente muchos ahorradores no comprenden a dónde va a parar su dinero: ven que su patrimonio fluctúa cuando consultan su posición en el banco y esperan que se revalorice de manera similar a lo que lo hacen los índices que ven en los medios. Pocos son los que tienen interiorizado que cuando inviertes entregas tu dinero para convertirte en dueño de una o varias participaciones en negocios. Si no comprendemos qué estamos adquiriendo cuando invertimos, difícilmente podremos elegir bien entre las alternativas de inversión que nos presentan.