Rumbo Inversor
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Coberturas que aportan valor a la cartera
De una manera natural, las coberturas te convierten en comprador cuando el mercado baja y en vendedor cuando el mercado sube
La semana pasada expliqué por qué no tiene sentido utilizar ni «stop loss», ni coberturas de divisa al invertir en negocios a largo plazo. No obstante, Avantage Fund, el fondo mixto flexible a través del cual invierto mi patrimonio, sí tiene coberturas de índices y de tipos de interés desde hace 7 años. En este artículo voy a explicar por qué y cuáles han sido los resultados.
El origen de los dos tipos de coberturas es el mismo: los tipos de interés cercanos a cero. Cuando se constituyó Avantage Fund en la segunda mitad de 2014, pensaba que no tenía mucho sentido invertir en bonos que generaran una rentabilidad neta de comisiones negativa, o muy baja, asumiendo un riesgo de crédito elevado.
En ese momento, necesitaba una solución que aportara valor para la parte de la cartera que no invirtiera en renta variable. Tenía claro que no debía invertir el 100% del patrimonio en bolsa solo por el hecho de que la renta fija no generase resultados positivos.
Por ello pensé en seguir una estrategia que ofreciera resultados independientes a la evolución del mercado o «market neutral», como se conoce en este sector, para una parte de ese patrimonio. Es decir, alcista en algunos valores y bajista en otros. El resultado vendría determinado por la diferencia.
La realidad es que ponerse corto de valores concretos tiene costes y riesgos muy elevados, por ello elegí vender futuros de índices bursátiles. Era consciente, además, de que la venta de índices realmente era una cobertura parcial del riesgo de mercado de la cartera completa del fondo, no solamente de la parte en la que quería seguir una estrategia neutral a mercado o de valor relativo.
Así, la cartera de Avantage Fund quedó constituida de la siguiente forma: Más del 90% del patrimonio invertido en valores de renta variable y algo más del 20% en coberturas de índices, lo que implica un nivel neto de inversión en renta variable cercano al 70%. Y así sigue a día de hoy.
Lo más relevante para los resultados en estos 7 años ha sido, sin duda, la selección de valores. Seleccionamos empresas de calidad a precios razonables y el resultado es muy bueno. Paralelamente, debo destacar que la contribución de las coberturas de índices ha sido claramente positiva, máxime si la comparamos con una cartera con el 70% invertido en renta variable y el 30% en bonos o liquidez. Esto sucede por dos motivos:
El primero es la reducción de la volatilidad del patrimonio. En momentos de caídas generalizadas de mercado las ventas de índices bursátiles han generado beneficios y en momentos de fuertes subidas han generado pérdidas. Esto ha hecho que el valor del patrimonio haya sufrido menos vaivenes.
El segundo y más importante es que, de una manera natural, las coberturas te convierten en comprador cuando el mercado baja y en vendedor cuando sube. Los futuros vendidos liquidan todos los días pérdidas y ganancias. Generan liquidez al fondo cuando la bolsa se deprecia y drenan liquidez en momentos alcistas.
Esto provoca que parar mantener estable un nivel de inversión neto en renta variable, pongamos el 70%, se deben realizar pequeñas compras cuando la cartera de renta variable se deprecia y entra liquidez por los beneficios generados por los futuros y se debe vender parcialmente algunas inversiones cuando la cartera de acciones se aprecia y la venta de futuros drena liquidez. Es decir, de manera natural provoca unos rebalanceos en la cartera muy sensatos: comprar cuando baja y vender cuando sube.
Es la suma de todos estos pequeños cambios a lo largo de los años, y en todo tipo de entorno de mercados, lo que acaba contribuyendo muy positivamente a los resultados.
Como decía al inicio, las coberturas de tipos de interés también tienen el mismo origen: los bajísimos o nulos rendimientos de los bonos.
Un riesgo relevante que veía en 2014 para la inversión en renta variable era que en algún momento subieran los tipos de interés. Era consciente de que la valoración de las acciones se sustentaba, en parte, en los tipos de interés cercanos a cero. Si los tipos subían, las valoraciones bajarían. Es decir, los múltiplos que el mercado pagaría sobre ventas, ebitda o beneficio neto serían menores, aunque no se vieran afectados los modelos de negocio ni las ventas de las compañías. Por ejemplo, una empresa que cotizase a 10 veces beneficios podría bajar a 8 veces beneficio sin que su negocio se viera afectado. Esto supondría una caída cercana al 20% del valor de las acciones. Además, el riesgo real es que esto ocurra en la mayoría de los valores de la cartera a la vez y de una manera más acusada en las compañías de mayor crecimiento.
Por este motivo, tener una inversión que genere beneficios cuando los tipos de interés suban y pérdidas en el caso de que sigan bajando respecto a los niveles actuales representa una cobertura estructural de la cartera.
Además, vista como una inversión independiente, una venta de futuros de bonos a 10 años tenía todo el sentido, porque ganaría cuando los tipos subieran y perdería solamente en el escenario poco probable de que los tipos a 10 años bajaran respecto a los niveles históricamente bajos a los que cotizaban.
La verdad es que esta cobertura me ha dado muchos más dolores de cabeza que la anterior. Generó pérdidas significativas al fondo en 2019 y en líneas generales ha aportado mucha más volatilidad de la que ha restado. Sin embargo, tenía claro de que antes o después la inflación y los tipos de interés iban a subir porque los bancos centrales estaban resolviendo todo tipo de problemas económicos con dinero nuevo. Ahora que se vislumbran subidas de tipos es cuando ha empezado a aportar beneficios de verdad y espero que lo siga haciendo.
En este caso ha habido que armarse de mucha paciencia y sufrir la incomprensión de muchos inversores. Un claro ejemplo es la historia del Mutuafondo Duración Negativa, fondo de referencia con esta estrategia en España. Fue lanzado en marzo de 2017 y se cerró en octubre de 2021 porque la comercialización era muy complicada. Avantage Fund lleva con duración negativa en la cartera desde 2014 y ha empezado de verdad a recoger frutos en 2022.
Termino destacando que siendo plenamente consciente de que ni las ventas de futuros de índices ni la de bonos a 10 años son coberturas perfectas, sí ayudan a proteger mi patrimonio y el de los coinversores del fondo.
Desde Rumbo Inversor he destacado muchas veces que selecciono negocios fijándome en el largo plazo y eso es la principal fuente de valor del fondo. Pero no hay que perder la vista la gestión de riesgos. Creo conveniente estar parcialmente protegido de las correcciones, que de cuando en cuando ocurren en los mercados, para de esta forma poder pensar de verdad en los negocios a largo plazo.
La semana pasada expliqué por qué no tiene sentido utilizar ni «stop loss», ni coberturas de divisa al invertir en negocios a largo plazo. No obstante, Avantage Fund, el fondo mixto flexible a través del cual invierto mi patrimonio, sí tiene coberturas de índices y de tipos de interés desde hace 7 años. En este artículo voy a explicar por qué y cuáles han sido los resultados.