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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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El termómetro del miedo

Si tiene miedo cuando llega algo preocupante, tenga en cuenta que habrá muchos profesionales bien pagados que estarán realizando operaciones que no tienen ningún sentido

Foto: 'Paz', la nueva obra de la artista callejera Laika (EFE)
'Paz', la nueva obra de la artista callejera Laika (EFE)

Cuando un temor significativo impregna los mercados y la inmensa mayoría de valores bajan, hay un activo que indefectiblemente sube: en la eurozona ese papel lo asume el bund, el bono a diez años alemán. Durante unas horas, días o incluso semanas, se convierte en el activo refugio. Es decir, donde va a parar mucho capital que abandona otras posiciones con más riesgo.

La actual tensión en la frontera de Ucrania no es una excepción y está dejando su marca por días, y por momentos, en la cotización del bono alemán. Un ejemplo es la subida de precio de los futuros del bund el viernes pasado por la tarde, cuando Estados Unidos alertó de que la invasión de Ucrania por parte de Rusia era inminente.

Este repunte temporal de los bonos se repite cada vez que algo preocupa a los mercados. Se produjo también al comenzar la guerra de Irak; la de Afganistán; cuando había tensión con Corea del Norte; cada vez que se producen atentados terroristas (11S, 11M, Londres, Bruselas, París…); cada vez que hay catástrofes naturales como los devastadores huracanes Rita o Katrina, terremotos, tsunamis o riesgos de fuga radiactiva en como en Fukushima; cuando surgieron casos de Ébola en occidente; cuando se aprobaron medidas como el confinamiento de la población para frenar la covid-19, etcétera.

Foto: Inversores en la bolsa de Nueva York. (EFE)

Lo más sorprendente de todo es que ese repunte del bono alemán es siempre temporal: si la amenaza o temor se desvanece el bono vuelve a bajar, pero si se materializa y realmente es grave, también.

El ejemplo más claro de materialización de un riesgo es el confinamiento de marzo de 2020. El precio del bono alemán subió el día siguiente al confinamiento de varias zonas de Italia, hasta dejar los tipos a 10 años con una rentabilidad del -0,85% el 9 de marzo, su mínimo histórico. No obstante, en los días y semanas posteriores, cuando se extendieron por Europa y el mundo los estrictos confinamientos, el bono alemán volvió a caer en precio. Cayó a pesar de las rápidas bajadas de tipos de la Reserva Federal y de los enormes planes compras de activos anunciados por los principales bancos centrales. En ese tiempo, semanas, el bund volvió, con mucha volatilidad, al nivel cercano al -0,4% en el que cotizaba antes de la aparición de la pandemia.

¿Por qué vuelve a bajar cuando el riesgo se materializa?

Porque en esos casos los estados se tienen que endeudar para hacer frente a los costes de lo que haya ocurrido. Si hay una guerra hay que financiarla; si hay un parón de actividad por una pandemia, hay que financiar el agujero de las empresas (ERTE, avales) y de los particulares (paro) que se quedan sin ingresos; si se produce una catástrofe natural hay que financiar la reconstrucción; si hay atentados terroristas hay que financiar nuevas inversiones en seguridad y defensa, etcétera.

Foto: Foto: Unsplash
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Teniendo en cuenta que los Estados van a tener que endeudarse todavía más si todo va mal, ese activo refugio es uno de los peores en los que se puede estar invertido. Sin embargo, lo habitual es que los inversores profesionales vendan otros activos y compren bonos alemanes cada vez que tienen miedo. Además, en este caso está claro que no son particulares sino los bancos; grandes fondos de inversión; «hedge funds»; fondos de pensiones; aseguradoras y fondos soberanos los que mueven la cotización de los bonos alemanes.

Actúan de una manera surrealista a pesar de ser profesionales: compran bonos a 10 años pensando que les protegen. Es como si ante cualquier miedo se arroparan en la cama y no se atrevieran a mirar debajo por si hubiera un ladrón. En fin, es lo que hay.

Si usted tiene miedo cuando llega algo preocupante y no sabe qué hacer con sus inversiones, tenga en cuenta que habrá muchos profesionales muy bien pagados que estarán realizando operaciones que a medio y largo plazo no tienen ningún sentido. No caiga en su error por imitación.

Cuando un temor significativo impregna los mercados y la inmensa mayoría de valores bajan, hay un activo que indefectiblemente sube: en la eurozona ese papel lo asume el bund, el bono a diez años alemán. Durante unas horas, días o incluso semanas, se convierte en el activo refugio. Es decir, donde va a parar mucho capital que abandona otras posiciones con más riesgo.

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