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La restricción de crédito y capital está aquí, y ha llegado para quedarse
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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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La restricción de crédito y capital está aquí, y ha llegado para quedarse

Los bancos continúan enfrentándose a una alarmante fuga de depósitos hacia instrumentos financieros de mayor rentabilidad

Foto: Foto recurso calculadora y dinero. (iStock)
Foto recurso calculadora y dinero. (iStock)

Un mes después de la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) y la venta forzada de Credit Suisse a UBS, los bancos continúan enfrentándose a una alarmante fuga de depósitos hacia instrumentos financieros de mayor rentabilidad, como letras, bonos y fondos monetarios. En medio de esta situación, la liquidez se ha transformado en el talón de Aquiles de las entidades de crédito, lo que ha llevado a los reguladores a vigilarla con más recelo y a los directivos de estas entidades a buscar alternativas para incrementarla.

El resultado directo de este escenario es que el flujo de crédito hacia empresas y particulares se está ralentizando, porque los bancos eligen otorgar menos préstamos, ser más selectivos y aplicar tipos de interés más elevados, todo ello con el fin de mejorar su posición de liquidez.

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Paralelamente, los gestores de fondos de inversión de renta fija y mixtos han endurecido sus criterios. Antes, con los tipos de interés cercanos a cero o negativos, estos fondos se aventuraron en territorios desconocidos para muchos, invirtiendo en bonos de menor calificación crediticia (High Yield). Ahora, después de un 2022 marcado por fuertes subidas de tipos y ampliaciones de los diferenciales de crédito, la mayoría de estos inversores han regresado a bonos con menor riesgo (Investment Grade), dejando en una situación precaria las condiciones de financiación de las empresas menos establecidas o con peor rating.

Paradójicamente, las compañías con altos ratings crediticios, que tienen capacidad de endeudamiento, no creen que sea el momento adecuado para emitir deuda. Estas empresas se enfrentan a un incremento en los costes financieros, lo que las lleva a priorizar la reducción de este tipo de gastos en lugar de aumentarlos.
Algo similar ocurre con los particulares que solicitan hipotecas: al observar el efecto los tipos de interés actuales en el coste de adquisición de las viviendas, muchos optan por esperar.

Foto: La ministra de Defensa, Margarita Robles. (EFE/Ismael Herrero)

Siguiendo con los efectos negativos de la situación, cabe destacar que el capital ofrecido por los «venture capital» (VC) a startups y empresas de alto crecimiento también se ha visto afectado por la subida de tipos. Ahora el coste de la financiación es más elevado, se utilizan instrumentos híbridos y se introducen más condicionantes, como el Equity Kicker, que obliga a los empresarios a diluirse también en las emisiones de deuda. La disminución en las valoraciones de las empresas tecnológicas y la demanda de mayor rentabilidad por parte de los VC está llevando también a emprendedores y empresarios consolidados a posponer la decisión de aumentar la captación de capital, algo que previamente no habrían dudado en llevar a cabo.

La convergencia de todas estas decisiones racionales ha generado un entorno en el que hay menos dinero disponible para proyectos empresariales, lo que a su vez limita la contratación, el crecimiento y la inversión. Actualmente, muchas empresas se sostienen gracias a ampliaciones de capital y créditos pasados, pero la incertidumbre crece sobre qué sucederá con ellas cuando estos recursos se agoten.

Y, esta vez, los bancos centrales no podrán aplicar la medicina habitual porque la inflación está lejos de estar controlada. Para colmo en Europa están llegando ahora los fondos europeos a fondo perdido diseñados en una situación de pandemia. Es decir, tenemos el helicóptero del dinero en el aire mientras subimos tipos para combatir la inflación. ¿Qué ocurrirá cuando no llueva dinero y los presupuestos públicos tengan que ajustarse el cinturón por la subida de los intereses de la deuda? En conclusión: vienen curvas para la economía.

Los bancos centrales no podrán aplicar la medicina habitual porque la inflación está lejos de estar controlada

En esta tesitura, los inversores pueden resignarse a perder poder adquisitivo en los próximos meses o, por el contrario, pueden posicionarse para proteger su patrimonio y sacar provecho de esta situación. La pregunta es: ¿Cómo?.

Por mi parte, lo que puedo hacer es compartir las decisiones que hemos tomado. Avantage Fund ha incrementado recientemente sus coberturas de índices. De esta manera disminuye su exposición neta a renta variable, prácticamente hace desaparecer la correlación con los índices bursátiles, continúa confiando en los 46 negocios en cartera seleccionados uno a uno con la vista puesta en el largo plazo y ha incorporado algunos bonos que en la situación actual tienen una buena rentabilidad (TIR media supera el 10%). Con esta estructura de cartera esperamos obtener rendimientos positivos y satisfactorios independientemente de la dirección que tomen los índices bursátiles.

Un mes después de la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB) y la venta forzada de Credit Suisse a UBS, los bancos continúan enfrentándose a una alarmante fuga de depósitos hacia instrumentos financieros de mayor rentabilidad, como letras, bonos y fondos monetarios. En medio de esta situación, la liquidez se ha transformado en el talón de Aquiles de las entidades de crédito, lo que ha llevado a los reguladores a vigilarla con más recelo y a los directivos de estas entidades a buscar alternativas para incrementarla.

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