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A mucha honra, invierto en empresas de calidad y soy cauto
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Juan Gómez Bada

Rumbo Inversor

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A mucha honra, invierto en empresas de calidad y soy cauto

Mi estrategia de inversión se resume en: «invertir en empresas de calidad a precios razonables»

Foto: Indicador Ibex 35.
Indicador Ibex 35.

Desde hace muchos años soy un fiel lector de las columnas que escribe Víctor Alvargonzález en este medio. Generalmente encuentro una fuerte sintonía con la mayoría de sus opiniones y, aunque hay ocasiones en las que disiento, siempre resultan ser reflexiones interesantes.

Sin embargo, sentí una cierta alusión a mi manera de invertir en su artículo de la semana pasada. Alvargonzález criticó a los profesionales que evitan tomar posición para no ser acusados de error, con lo cual estoy completamente de acuerdo. El problema vino después cuando indicó que las estrategias de «ser cauto» o de «invertir en empresas de calidad» apenas dicen nada y que valen igual para un roto que para un descosido.

El valor de esos términos radica en la manera en la que los interpretamos y aplicamos. Mi estrategia de inversión se resume en: «invertir en empresas de calidad a precios razonables». Aquí, lo esencial reside en la definición de qué es una empresa de calidad y qué constituye un precio razonable.

Desde hace ocho años, también en este medio, explico que para mí una empresa de calidad es aquella que cumple dos requisitos: El primero, que exista alineación de intereses entre directivos y accionistas, y el segundo, que tenga un excelente modelo de negocio. Es decir, que tenga al menos alguna ventaja competitiva sostenible en el tiempo.

Esta es la manera de expresar cómo invierto porque para mí lo importante es seleccionar buenas empresas, independientemente del mercado en el que coticen o el sector en el que operen. Busco que los negocios den sus frutos y por ello invierto, como un empresario, a muy largo plazo (más de 5 años).

Foto: Buque de mercancías de Maersk, la mayor naviera del mundo. (Reuters/Jon Nazca)

Entiendo que la mayoría manejan otros tiempos y toman decisiones más a corto plazo según la tendencia, evolución del ciclo o dinámicas sectoriales. Para ellos mojarse es decidir si Estados Unidos, Europa o China; si tecnología o valores de consumo; si este año la cartera sobrepondera un sector u otro... Para mí mojarse es decidir si invierto en una compañía o en la de enfrente y por qué. Además, como voy a estar en media invertido muchos años, busco que las empresas sean de calidad.

En lo que respecta a la percepción del mercado, todos los inversores atravesamos etapas de mayor optimismo y otras donde preferimos ser más cautelosos. Esto se aplica tanto a quienes rotan sus carteras anualmente como a los que invierten a largo plazo, como Warren Buffet.

Mojarse implica admitir cuando se es optimista y no se prevé una recesión, como hice hace un año y en octubre de 2020. También implica asumir una postura más cauta y comunicar las razones, como hice en abril. Un fondo de inversión mixto flexible como Avantage Fund se moja teniendo a veces una inversión en renta variable cercana al 80% y otras, como ahora, en torno al 60%.

Todos los inversores atravesamos etapas de mayor optimismo y otras donde preferimos ser más cautelosos

Estar cauto no es lo mismo que estar negativo. Representa un punto intermedio entre el optimismo y el pesimismo. Durante muchos años estuve negativo con la renta fija, lo expliqué y actué en consecuencia: Avantage Fund durante muchos años no tuvo bonos en cartera —salvo una honrosa excepción que dio un 10% anual—, y mantuvo duración negativa de 2014 a 2022.

Finalmente, los resultados de nueve años siguiendo una política de inversión que siempre invierte en empresas de calidad y que ocasionalmente adopta una postura más cautelosa, se pueden verificar en medios independientes como Morningstar, Quefondos o Finect. Esas rentabilidades, tan diferentes a la media del mercado, se obtienen cuando te mojas.

Para concluir, me gustaría aclarar a Víctor Alvargonzález que hay inversores que utilizamos los términos «empresas de calidad» o «estar cautos», no como frases huecas sino como descripciones de enfoques bien fundamentados que se materializan en decisiones de inversión concretas.

Pueden leer el artículo de Víctor en este enlace.

Desde hace muchos años soy un fiel lector de las columnas que escribe Víctor Alvargonzález en este medio. Generalmente encuentro una fuerte sintonía con la mayoría de sus opiniones y, aunque hay ocasiones en las que disiento, siempre resultan ser reflexiones interesantes.

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