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La inacción en inversiones: el coste oculto de la parálisis financiera
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Juan Gómez Bada

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La inacción en inversiones: el coste oculto de la parálisis financiera

Es fundamental entender que la inacción también es una toma de decisión, y no exenta de riesgo. El patrimonio siempre está 100% invertido, sea en un tipo de activo o en otro

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Con las vacaciones terminadas o finalizando, son muchos los ahorradores que se plantean si deben invertir o hacer cambios en sus carteras de inversión. Sin embargo, gran parte de ese grupo no hará nada. Dejará su capital en liquidez, perdiendo poder adquisitivo, o mantendrá las inversiones actuales.

Los motivos subyacentes para esta parálisis suelen agruparse en dos categorías: falta de tiempo para explorar opciones de inversión y el miedo a los riesgos asociados con la toma de decisiones financieras.

Es fundamental entender que la inacción también es una toma de decisión, y no exenta de riesgo. El patrimonio siempre está 100% invertido, sea en un tipo de activo (cuenta corriente) o en otro (inversiones). Dejar el dinero en cuenta es una decisión que, con certeza estadística, hará que el patrimonio pierda casi todo su valor en el muy largo plazo. Por otro lado, mantener la cartera de inversión estática es confiar en los activos previamente seleccionados o heredados sin plantearse si tienen sentido a día de hoy.

Para aquellos que se sienten atrapados en esta parálisis financiera, hay dos rutas principales hacia la «liberación»: la autoeducación en materia de inversiones o la delegación de decisiones a asesores de confianza. Ambas estrategias son efectivas para mitigar el temor y la incertidumbre que nos paralizan.

Las soluciones híbridas —delegar la inversión de parte del patrimonio y seleccionar directamente los activos en otra— suelen ser también buenas alternativas por tres motivos: porque la decisión última de inversión siempre es del dueño del capital; porque se puede aprender de los profesionales en los que confiamos y de la experiencia inversora con ellos y porque si realizamos algunas inversiones nosotros directamente es probable que entendamos mejor lo que nos están ofreciendo los profesionales para la otra parte de nuestro capital.

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¿Cuánto dinero estamos dejando de ganar por no invertirlo?

Para responder a esta pregunta voy a mojarme, voy a dar unos números prudentes y sencillos para describir una realidad que es más compleja. Creo que estas cifras no sorprenderán a los profesionales, pero servirán de guía a ahorradores con poca experiencia en mercado. Allá voy:

Respecto a mantener el dinero en cuenta corriente, actualmente hay cerca de un 3% de rentabilidad neta de gastos, y bruta de impuestos, que es muy sencilla de obtener. Fácilmente, sin apenas volatilidad y con muy poco riesgo, se pueden ganar 3.000 euros anuales por cada 100.000 euros invertidos en fondos monetarios o letras del tesoro. Nótese que esta cantidad era negativa hace 2 años y los bancos seguían comercializando fondos monetarios sin decírselo a los inversores.

Asumiendo más riesgo, lo normal es obtener rentabilidades adicionales a los rendimientos de las letras o los fondos monetarios: Invirtiendo a muy largo plazo (más de 10 años) es razonable obtener al menos otro 3% adicional anual (6% en total) invirtiendo en renta variable. La diferencia es que aquí tendremos mucha más volatilidad. Habrá años que perdamos y otros que ganemos mucho más de 6.000 euros por cada 100.000 euros invertidos.

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La diferencia entre invertir bien y mal en carteras suficientemente diversificadas de renta variable suele rondar un 5% anualizado. Es decir, unos 5.000 euros anuales por cada 100.000 euros invertidos. Con los tipos de interés actuales, el rendimiento total anualizado invirtiendo a largo plazo variaría entre un 3,5% y un 8,5% cada año. Es decir, entre 3.500 euros y 8.500 euros por cada 100.000 euros invertidos.

Con estas cifras en la cabeza corresponde a cada inversor decidir si sigue sin prestarle atención a sus inversiones. Destaco que estas cifras que doy son solamente una guía para tener una idea aproximada de cuánto nos perdemos por no ocuparnos lo suficiente de rentabilizar el capital. Cuanto mayor sea nuestro patrimonio, más tiempo debemos dedicar a buscar buenas alternativas de inversión.

Termino señalando que en un comentario en este artículo justifico los números redondos que he indicado.

Con las vacaciones terminadas o finalizando, son muchos los ahorradores que se plantean si deben invertir o hacer cambios en sus carteras de inversión. Sin embargo, gran parte de ese grupo no hará nada. Dejará su capital en liquidez, perdiendo poder adquisitivo, o mantendrá las inversiones actuales.

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