Rumbo Inversor
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Cuando rentabilidades pasadas sí presuponen rentabilidades futuras
Si esos resultados se han generado de manera consistente, en períodos independientes de tiempo, tendremos muchas más probabilidades de obtener un resultado satisfactorio a largo plazo
El aviso "Rentabilidades pasadas no presuponen rentabilidades futuras" es comúnmente encontrado junto a información sobre rendimientos de productos financieros. Este mensaje advierte a los inversores de que no deben asumir automáticamente que los resultados futuros replicarán los del pasado. Por ejemplo, que un activo se haya revalorizado un 10% en un año no garantiza una apreciación similar el año siguiente.
¿Significa esto que debemos ignorar las rentabilidades pasadas? No exactamente. Significa que debemos interpretar con precaución los rendimientos históricos; no son inútiles, pero tampoco son una garantía. Por ejemplo, no es aconsejable seleccionar la acción que más se revalorizó el año anterior simplemente porque esperamos que repita su comportamiento este año. Igualmente, elegir una compañía basándonos únicamente en su beneficio neto del año previo puede ser engañoso, ya que esos resultados pueden haber sido excepcionales y no repetibles.
¿Cuándo son útiles los resultados pasados para seleccionar una buena inversión? Cuando los resultados son buenos de manera consistente, en períodos independientes de tiempo suficientemente largos, y además hay motivos convincentes para esperar un buen resultado a futuro.
Si una compañía ha generado beneficios de una manera consistente y creciente y, a la vez, mantiene una o varias ventajas competitivas valoradas positivamente por sus clientes, es probable que esa compañía continúe obteniendo buenos resultados en el futuro. Por este motivo, compañías como Inditex valen en bolsa mucho más que otras como Adolfo Domínguez. Los resultados pasados de Inditex y su ventaja competitiva de escala hacen que sea altamente probable que, en años venideros, Inditex tenga mayor beneficio que Adolfo Domínguez.
En fondos de inversión, las rentabilidades pasadas pueden ser aún peores consejeras si no analizamos los resultados correctamente. Las gestoras que gestionan cientos de fondos con estrategias de inversión diferentes es normal que tengan algún fondo en el primer decil del ranking (10% mejor) de los últimos 3 años. Igual que gestiona ese fondo, gestiona otros muchos a los que no da tanto bombo y platillo y que posiblemente estén entre los peores lugares del ranking. Por probabilidad, entre cientos de fondos, algunos irán bien y otros mal.
En el mundo de gestión de activos el histórico también ayuda cuando hay una única estrategia de inversión, buenos resultados en períodos independientes de tiempo y argumentos convincentes que explican por qué esa forma de invertir tiene éxito.
Un claro ejemplo es el de Warren Buffett en Berkshire Hathaway. Década a década ha ido superando al S&P 500 con dividendos incluidos. Lo hizo en todas y cada una de las 5 décadas que van de 1965 a 2014. ¡Cinco décadas seguidas! ¿Ha sido suerte o tiene algo que ver su metodología de selección de inversiones?
Es cierto que en las tres primeras décadas batió al S&P 500 con una rentabilidad adicional promedio anual de doble dígito: +16,1%, +31,0% y +21,3%; en las dos siguientes de un dígito adicional anual: +4.0% y +2,3%. En lo que lleva de su sexta década (2015-2023), y a falta del 2024 para acabarla, prácticamente empata con el S&P 500 con dividendos incluidos con un 0,6% de rentabilidad promedio anual por debajo. En cualquier caso, incluso en los últimos 9 años, con una rentabilidad anual promedio del 12,5% se puede considerar que la gestión de Warren Buffett ha sido muy buena y los inversores de esta compañía probablemente estén más que satisfechos.
Por último, hay que considerar los motivos que han podido generar resultados superiores al promedio. Por ejemplo, Avantage Fund, fondo que asesoro, tenía 5 estrellas Morningstar cuando cumplió 8 años, por estar en el 10% mejor en los últimos 5 años, pero da la casualidad de que cuando cumplió 3 años también obtuvo 5 estrellas Morningstar por los primeros tres años, por estar en el 10% con mejores resultados también en ese plazo. Además, en un mes cumplirá 10 años y previsiblemente estará también dentro del 10% mejor en los últimos dos años (el noveno y el décimo). En resumen: en tres períodos independientes de tiempo que suman el total de vida del fondo, está dentro del 10% con mejores rentabilidades.
Esto bien puede ser la casualidad de la casualidad de la casualidad, pero también puede ser que el mayor compromiso con el inversor, una mejor selección de valores y unas menores comisiones hayan influido en el resultado. Estos argumentos, si fueran perdurables, servirían para estimar que hay elevadas probabilidades de que su resultado en el futuro sea superior al promedio de fondos similares.
Estos casos muestran cómo la rentabilidad pasada nos da pistas de la rentabilidad futura. Es cierto que no determina la rentabilidad del año siguiente, pero si esos resultados se han generado de manera consistente, en períodos independientes de tiempo y las circunstancias que lo han generado (entorno competitivo de la empresa; preferencias de los clientes; gestor del fondo; método de selección de valores; etc.) se mantienen, tendremos muchas más probabilidades de obtener un resultado satisfactorio a largo plazo.
Por último, si las rentabilidades pasadas no fueran importantes no habría gestores o analistas fijándose en las cuentas de pérdidas y ganancias de las compañías, que son, por definición, resultados pasados. Tampoco los selectores de fondos se fijarían en los rendimientos pasados de los mismos. «Cuando el río suena, agua lleva»
En conclusión, ese aviso de «rentabilidades pasadas no presuponen rentabilidades futuras» es útil para expresar que «no tiene por qué volver a darse el mismo resultado». No obstante, no podemos ignorar el valor de los resultados consistentemente buenos en períodos independientes de tiempo. Cuando hay un equipo de fútbol que ha llegado a semifinales de la Champions League 12 veces de las últimas 14 competiciones, quizás ese equipo tenga más posibilidades que la media de obtener un buen resultado el año que viene. Desde el punto de vista estrictamente analítico no podemos negarlo.
El aviso "Rentabilidades pasadas no presuponen rentabilidades futuras" es comúnmente encontrado junto a información sobre rendimientos de productos financieros. Este mensaje advierte a los inversores de que no deben asumir automáticamente que los resultados futuros replicarán los del pasado. Por ejemplo, que un activo se haya revalorizado un 10% en un año no garantiza una apreciación similar el año siguiente.