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El cortoplacismo del mercado: Europa vs Estados Unidos
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Juan Gómez Bada

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El cortoplacismo del mercado: Europa vs Estados Unidos

El aumento del gasto militar en Europa ha sido recibido con euforia en las bolsas, ya que los inversores anticipan un incremento significativo en el crecimiento económico de los próximos años, pero este optimismo es engañoso

Foto: La sede de la Bolsa de Nueva York. (EFE/Justin Lane)
La sede de la Bolsa de Nueva York. (EFE/Justin Lane)

El mercado financiero suele reaccionar con entusiasmo ante medidas que impulsan el gasto público. En el contexto actual, el aumento del gasto militar en Europa ha sido recibido con euforia en las bolsas, ya que los inversores anticipan un incremento significativo en el crecimiento económico de los próximos años. Sin embargo, este optimismo es engañoso si se observa la situación con una perspectiva de más largo plazo.

Por otro lado, en Estados Unidos, se está aplicando una estrategia diferente: en lugar de aumentar el gasto público sin restricciones, el país está apostando por políticas de ajuste fiscal y de oferta que buscan fortalecer la economía de forma estructural. Estas diferencias en las estrategias de ambas regiones pueden marcar una brecha significativa en términos de competitividad y sostenibilidad económica en los próximos años.

Desde la perspectiva del mercado financiero, la lógica es clara: más contratos para empresas de defensa significan mayores ingresos y, por ende, mayores beneficios.

Esto se traduce en una mejora en las valoraciones de las compañías cotizadas en este sector, pero se extiende al resto de la economía porque aumenta la demanda de todo tipo de proveedores de la industria de defensa y porque los mayores ingresos que reciben los proveedores, empleados y accionistas de estas compañías aumentan la demanda de otros productos y servicios.

Sin embargo, este impulso tiene una naturaleza efímera. La financiación de este gasto se realiza mediante un mayor endeudamiento público, lo que implica que, una vez que el efecto expansivo de esta inversión se disipe en unos años, quedará una economía más dependiente del gasto estatal, con una deuda significativamente más alta y con un sector privado menos dinámico.

Una vez que la ola de inversión inicial pase, la economía europea se encontrará con un problema significativo: más deuda y una estructura económica más dependiente del gasto estatal. Las maneras de pagar esa deuda serán dos: aumentar impuestos, lo que reduciría el crecimiento futuro, o generar inflación.

Mientras Europa apuesta por el gasto militar financiado con deuda, Estados Unidos está adoptando un enfoque más estratégico para fortalecer su economía a largo plazo. La administración estadounidense ha puesto en marcha políticas de ajuste fiscal y de oferta que buscan mejorar la eficiencia del uso de los recursos públicos.

La administración estadounidense ha puesto en marcha políticas de ajuste fiscal y de oferta que buscan mejorar la eficiencia

La manera de recortar el gasto está siendo muy brusca. No han contratado una legión de consultores para que realice un estudio que determine dentro de un par de años dónde se puede reducir el gasto de manera no traumática. Han optado por un método más radical, pero también más rápido y eficaz: empiezan a reducir gasto hasta que se rompan cosas y, una vez generado el problema, buscan soluciones más eficientes. Si no se encuentran, se vuelve a restaurar el gasto en ese aspecto concreto.

La primera consecuencia de este método es que disminuye el gasto público de una manera radical, lo cual provoca una ralentización económica, de manera inversa al impulso que genera el mayor gasto en defensa de Europa.

A largo plazo, se conseguirá que el crecimiento económico no dependa tanto del Estado

No obstante, el enfoque estadounidense tiene múltiples ventajas a largo plazo. Primero, al mejorar la eficiencia de la administración pública, se optimiza el uso del gasto estatal sin necesidad de recurrir a un endeudamiento masivo. Segundo, permitirá aumentar el gasto futuro en infraestructuras y bajar impuestos al sector privado, lo cual incentivará la innovación y el emprendimiento. A largo plazo, se conseguirá que el crecimiento económico no dependa tanto del Estado.

En esencia, Estados Unidos está construyendo los cimientos de una economía más resiliente, con menor dependencia del gasto público y con un entorno más propicio para la inversión y la creación de empleo.

Una visión miope del valor

A pesar de las diferencias entre ambos enfoques, los mercados financieros parecen estar priorizando los beneficios inmediatos que ofrece el aumento del gasto en defensa en Europa, en lugar de valorar las reformas estructurales de largo plazo en Estados Unidos. El hecho de que las bolsas europeas celebren estas medidas mientras el mercado se muestra más escéptico con la estrategia estadounidense refleja un problema de cortoplacismo en la valoración de los negocios.

El verdadero valor de una empresa no debería determinarse por los beneficios que generará en los próximos dos o tres años, sino por su capacidad de generar rentabilidad de manera sostenible en las próximas décadas. Sin embargo, los mercados tienden a reaccionar con euforia ante cualquier incremento en los ingresos de corto plazo, sin considerar si ese crecimiento es realmente sostenible o si solo se trata de un espejismo temporal.

La aparente bonanza del gasto en defensa en Europa podría convertirse en una trampa si no se acompaña de reformas estructurales

La aparente bonanza del gasto en defensa en Europa podría convertirse en una trampa si no se acompaña de reformas estructurales. Mientras tanto, Estados Unidos está sentando las bases para una economía más competitiva y menos dependiente del gasto público, lo que a largo plazo generará una economía que atraiga aún más talento y capital.

Los inversores deberían ser más cautelosos a la hora de valorar los efectos de estas políticas. En lugar de celebrar el mayor gasto público en Europa, deberían prestar más atención a las reformas de largo plazo que realmente fortalecen una economía. El riesgo de este cortoplacismo es que, dentro de unos años, los mercados europeos se enfrenten a una realidad mucho menos optimista de la que ahora están descontando.

El mercado financiero suele reaccionar con entusiasmo ante medidas que impulsan el gasto público. En el contexto actual, el aumento del gasto militar en Europa ha sido recibido con euforia en las bolsas, ya que los inversores anticipan un incremento significativo en el crecimiento económico de los próximos años. Sin embargo, este optimismo es engañoso si se observa la situación con una perspectiva de más largo plazo.

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