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Rumbo Inversor
Por
Bajistas, os queremos
El informe de Spruce Point Capital sobre Tempus AI reveló prácticas cuestionables, provocando una caída del 19% en sus acciones y llevando a Avantage Fund a reconsiderar su inversión
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No es habitual agradecer a quienes apuestan contra las empresas en las que has invertido. Pero los inversores bajistas juegan un papel tan necesario como infravalorado en el buen funcionamiento de los mercados financieros. Ayudan a equilibrar el exceso de optimismo, a destapar malas prácticas antes de que se vuelvan sistémicas y, sobre todo, a proteger a los inversores que miramos más allá del corto plazo.
El pasado 28 de mayo, Spruce Point Capital, un fondo con enfoque bajista, publicó un informe muy crítico sobre Tempus AI, una compañía estadounidense que aplica inteligencia artificial al ámbito sanitario. La publicación tuvo un impacto inmediato: la acción cayó más de un 19 % en una sola sesión. Pero más allá de la volatilidad puntual, el informe incluía información que desconocíamos y que nos llevó a reconsiderar el sentido de nuestra inversión.
Hasta ese momento, Avantage Fund, Avantage Pure Equity y Avantage Fund Plan de Pensiones mantenían posiciones en Tempus, porque confiábamos en el equipo directivo y el potencial del negocio a largo plazo. Pero el informe de Spruce Point cambió por completo nuestra percepción, y también nuestra posición.
Qué hacen los inversores bajistas (y por qué son útiles)
Los llamados inversores bajistas son analistas o fondos que investigan a fondo empresas cotizadas en las que detectan posibles sobrevaloraciones, conflictos de interés o irregularidades. Tras realizar su análisis, adoptan una posición en corto, es decir, apuestan a que el precio de la acción caerá. Para ello, publican informes detallados en los que explican su tesis bajista y las razones que los llevan a desconfiar del valor real de la empresa.
Su motivación es clara: obtener un beneficio si el mercado termina dándoles la razón. Pero lo cierto es que, cuando estos informes están bien trabajados, aportan información muy valiosa para todos los inversores. Aunque no estemos de acuerdo con todas sus conclusiones, su mirada crítica ayuda a contrastar la narrativa oficial, muy a menudo optimista, de las propias compañías o de los bancos de inversión que las respaldan.
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En el caso de Tempus AI, Spruce Point no solo cuestionaba las cifras actuales o el modelo de negocio. Su foco principal estaba en el equipo directivo: el informe detallaba el historial previo de los fundadores, con especial atención a Eric Lefkofsky, CEO de la compañía.
Este equipo había protagonizado episodios anteriores con patrones similares: crear negocios con gran potencial de crecimiento; generar altas expectativas; captar inversión; salir a bolsa o vender y dejar tras de sí una estela de valor destruido para los accionistas. Ejemplos como Starbelly, una empresa de e-commerce, que quebró al poco tiempo tras su adquisición por Ha-Lo Industries, o Groupon, cuyas acciones han perdido más del 90 % de su valor desde su salida a bolsa en 2011, son muestras de su modus operandi.
Además, el informe apuntaba a prácticas contables agresivas, uso cuestionable de ciertos códigos de facturación y una dependencia excesiva de acuerdos de colaboración que a nivel comunicación suenan muy bien pero que aportaban poco ingreso real. Tras revisar en profundidad el informe, contrastar los hechos, comprobar que los directivos estaban vendiendo acciones de la compañía de manera continua y constatar el silencio del equipo directivo ante estas acusaciones, decidimos actuar.
Nuestro primer criterio de inversión: alineación de intereses entre directivos y accionistas
El valor ha salido de la cartera de los fondos y plan de pensiones Avantage porque ha dejado de cumplir nuestro primer criterio de inversión: alineación de intereses entre directivos y accionistas. La inversión de los directivos en el capital de la compañía ya no es una garantía, sino que en este caso es parte de un patrón estratégico para capitalizar valor antes de que otros lo cuestionen.
Esta salida, tomada con convicción y a tiempo, ha permitido además materializar una rentabilidad neta positiva del 15 % en tan solo cuatro meses desde la entrada de la compañía en las carteras.
Informes que ayudan también a quienes no venden
Es importante destacar que el valor de los informes de los bajistas no es exclusivo para quienes venden. También ayudan a los inversores que deciden mantenerse: normalmente obligan a las compañías a dar explicaciones, refuerzan la transparencia y en muchos casos fuerzan mejoras en su gobierno corporativo. En otras palabras, estas investigaciones funcionan como un mecanismo de control alternativo, especialmente útil en un entorno donde las casas de análisis tradicionales a menudo carecen de independencia.
Lo vimos en el caso de Gowex, destapado por Gotham City Research, o en Grifols, donde las dudas sobre las relaciones entre compañías vinculadas habrían seguido creciendo si no se hubieran expuesto públicamente. Gracias a estos informes, los problemas se visibilizan antes de que escalen y se conviertan en irreversibles. Por miedo a este tipo de informes, otras cotizadas optan por hacer las cosas bien.
Desde mi punto de vista, es más honesto declarar abiertamente que uno está corto en una compañía y publicar un análisis bien fundamentado, que publicar informes supuestamente independientes cuando, en realidad, están pagados directa o indirectamente por la propia empresa analizada. Aunque estos análisis bajistas puedan provocar caídas bruscas en el corto plazo, su función en el ecosistema financiero es fundamental: fomentan un mercado más transparente, más equilibrado y menos propenso a dejar impunes los fraudes o las malas prácticas.
Invertir con visión de largo plazo también permite salir rápido cuando algo falla
Lo que distingue a una gestión responsable a largo plazo no es solo saber entrar, sino también hacer un seguimiento de las inversiones y reconocer cuándo conviene salir. Y para eso, toda fuente de información que nos ayude a anticipar riesgos relevantes —como hacen los bajistas cuando actúan con rigor— es bienvenida.
Por eso, y lejos del prejuicio habitual, no dudamos en reconocerlo: los bajistas aportan valor real al mercado. Ayudan a que fluya información crítica, a que los gestores rindan cuentas, y a que los inversores podamos tomar decisiones mejor fundamentadas.
Es por esto por lo que les estamos agradecidos. No porque hagan caer las cotizaciones, sino porque nos ayudan a invertir mejor.
No es habitual agradecer a quienes apuestan contra las empresas en las que has invertido. Pero los inversores bajistas juegan un papel tan necesario como infravalorado en el buen funcionamiento de los mercados financieros. Ayudan a equilibrar el exceso de optimismo, a destapar malas prácticas antes de que se vuelvan sistémicas y, sobre todo, a proteger a los inversores que miramos más allá del corto plazo.