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‘Flight to quality’ en el capital riesgo: la falta de liquidez también se nota
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Ignacio Sarría

Secretos del Private Equity

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‘Flight to quality’ en el capital riesgo: la falta de liquidez también se nota

A lo largo de las últimas semanas, nos hemos cansado de leer y escuchar que el clima de desconfianza generado por la crisis de liquidez en

A lo largo de las últimas semanas, nos hemos cansado de leer y escuchar que el clima de desconfianza generado por la crisis de liquidez en los mercados está provocando una avalancha de los inversores hacia los activos financieros de más calidad y de menor riesgo. Esta inercia del mercado también esta afectando al private equity, tanto en lo que se refiere a la actividad inversora como a la captación de nuevos fondos.

La semana pasada, el fondo Advent anunció la adquisición de la aseguradora británica Domestic&General por más de 1.000 millones de dólares, en lo que supone la primera OPA de tamaño relevante lanzada por un gestor de private equity tras las crisis subprime. Asimismo, Carlyle, la mayor gestora de fondos de este tipo del mundo, hizo público el cierre de su tercer fondo europeo por más de 5.000 millones de euros, lo que triplica el tamaño de su anterior fondo. El private equity no es diferente y tanto fondos como inversores siguen muy interesados en adquirir activos de calidad y en invertir en gestoras reconocidas y de prestigio.

La intensa actividad corporativa vivida en los últimos meses se ha ralentizado y, por primera vez desde hace muchos meses, ha transcurrido más de un mes sin que se anunciara en Estados Unidos ninguna operación de private equity superior a los 1.000 millones de dólares, cuando lo normal era que superaran la decena. Sin embargo en lo que se refiere a las operaciones de tamaño medio, donde los niveles de apalancamiento son mas razonables, la actividad inversora de lo fondos, si bien ha decrecido algo, no acusa un parón tan significativo como el de las grandes operaciones.

La incertidumbre sobre la capacidad de sindicar más de 300.000 millones de dólares de préstamos y bonos de operaciones de buy-out acumulados en los libros de la gran banca americana y europea hace poco probable que asistamos al anuncio de grandes operaciones en los próximos meses. El esperado desenlace de las intensas negociaciones que están teniendo lugar en Wall Street estos días entre el fondo americano KKR y los bancos financiadores de la adquisición de First Data, el gigante americano en servicios de pago y comercio electrónico, por casi 30.000 millones de dólares nos dará alguna pista sobre la situación real del mercado crediticio.

En cualquier caso, el estado de ánimo entre los gestores de fondos private equity es positivo y de optimismo generalizado. Los principales ejecutivos de los fondos reconocen que las restricciones del mercado crediticio harán racionalizar los precios de compra de las compañías, como se esta reflejando ya en algunas operaciones, cuyos niveles de precio y condiciones de financiación son más razonables tanto para los fondos como para los bancos.

Por lo que respecta a los inversores institucionales, si bien están siendo cautos y analizando las implicaciones de la crisis crediticia en sus carteras, son conscientes de que invertir en gestores reconocidos es una estrategia para mejorar el perfil de rentabilidad y riesgo de sus carteras, en un momento de incertidumbre en los mercados tradicionales de renta variable y renta fija.

A lo largo de las últimas semanas, nos hemos cansado de leer y escuchar que el clima de desconfianza generado por la crisis de liquidez en los mercados está provocando una avalancha de los inversores hacia los activos financieros de más calidad y de menor riesgo. Esta inercia del mercado también esta afectando al private equity, tanto en lo que se refiere a la actividad inversora como a la captación de nuevos fondos.