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¿Por qué nos asustan los fondos soberanos?
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Ignacio Sarría

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¿Por qué nos asustan los fondos soberanos?

Hace pocos días, la singular figura del omnipresente Sarkozy, en calidad de Presidente de turno de la Unión Europea ocupaba, una vez más, las principales portadas

Hace pocos días, la singular figura del omnipresente Sarkozy, en calidad de Presidente de turno de la Unión Europea ocupaba, una vez más, las principales portadas para liderar la corriente de opinión que pretende impedir la inversión de los fondos soberanos en compañías europeas.

 

Por si no fuera suficiente la exhaustiva y más que probable legislación que está siendo “cocinada” por los tecnócratas en Bruselas para regular la inversión de los fondos soberanos, el presidente galo avisaba a sus paisanos que “no quiero pasar a la historia como el presidente que permitió que las empresas francesas sean controladas por manos ajenas”.

El bombardeo incesante de titulares sobre los desplomes bursátiles y la convocatoria de la cumbre del G-20 para replantear el sistema financiero de los últimos días, han difuminado las consecuencias de la campaña liderada por Sarkozy para protegernos de la avalancha de petrodólares que “parece” amenazarnos.

Los fondos soberanos no son ni buenos ni malos, como su nombre indica, son ingentes patrimonios, derivados en su mayoría, aunque no siempre, de la riqueza obtenida de bienes raíces como el petróleo. A pesar de lo que se cree, los fondos soberanos no son gestionados únicamente desde países “lejanos” del Medio Oriente, siendo el segundo mayor fondo soberano noruego y países como Estados Unidos, Australia o Irlanda se  encuentran dentro del ranking de los Top 20. 

Desde que algunos fondos soberanos decidieran invertir, no hace muchos años, en compañías no cotizadas occidentales con el objetivo de maximizar la rentabilidad de sus carteras, se analizan con detalle desde Washington y Bruselas los movimientos de estos fondos. Como suele ocurrir en estos casos somos los europeos los que no perdemos la oportunidad de proteger nuestros intereses y liderar la corriente proteccionista, tan arraigada en el Viejo Continente.

Sin embargo, no todos los agentes económicos han reaccionado igual. Los principales ejecutivos de private equity fueron los primeros occidentales en acercarse a los fondos de Abu Dhabi, Singapur y China para que tomaran participaciones en sus exclusivas sociedades gestoras. Consecuentemente, los potentes fondos soberanos cuyo patrimonio gestionado supera en más de seis veces al conjunto de los fondos de private equity, se han convertido en socios estratégicos de sociedades gestoras tan cualificadas como Carlyle o Blackstone y en muchos casos co-invierten en las operaciones de estos últimos.  

Por otro lado, a lo largo de los últimos seis meses los principales CEOs de Wall Street han dedicado muchos esfuerzos a intentar seducir a los fondos soberanos a adquirir participaciones significativas de las principales instituciones financieras americanas.

Sin embargo en Europa, nuestros líderes políticos se dedican a lanzar “cruzadas” para evitar la posible invasión de dinero de los potentes fondos soberanos en nuestras maltrechas economías. Es difícil imaginar un escenario menos propicio como el actual donde escasea el crédito para limitar la inyección de capital de inversores tan potentes.  

Le iría mucho mejor a Sarkozy y al resto de lideres europeos si siguieran los pasos de los avispados gestores de private equity y dedicaran sus esfuerzos a seducir a los fondos soberanos para que se animen a invertir en las atractivas empresas europeas y poder pasar a la Historia como los lideres de la prosperidad y el crecimiento. 

Ignacio Sarría, director general de Arcano Capital

Hace pocos días, la singular figura del omnipresente Sarkozy, en calidad de Presidente de turno de la Unión Europea ocupaba, una vez más, las principales portadas para liderar la corriente de opinión que pretende impedir la inversión de los fondos soberanos en compañías europeas.