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Private Equity: valor refugio
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Ignacio Sarría

Secretos del Private Equity

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Private Equity: valor refugio

Los mercados de renta variable en caída libre, la incertidumbre macro es cada vez mayor, y por si fuera poco la inestabilidad de las finanzas públicas

Los mercados de renta variable en caída libre, la incertidumbre macro es cada vez mayor, y por si fuera poco la inestabilidad de las finanzas públicas es creciente. La pregunta siempre es la misma: “¿qué hago con mi dinero?”

En tiempos como los que vivimos, no es fácil y probablemente sea poco aconsejable hacer sugerencias sobre dónde y cómo invertir, pero aprovechando esta tribuna voy a aventurarme a explicar por qué el Private Equity es, probablemente, uno de los escasos refugios para una cartera de inversión.

A lo largo de los últimos doce meses, los principales índices bursátiles han caído un 25% aproximadamente, y según Venture Economics, la valoración media de los fondos de Private Equity ha aumentado en torno a un 10%, si bien esta cifra no está actualizada al tercer trimestre (período en el que probablemente reducirá algo este crecimiento).  

El mismo análisis desde junio de 2007 -antes de la irrupción de la crisis- supone una bajada cercana al 50% en los mercados cotizados, y un aumento del 15-20% en los fondos de Private Equity a lo largo de los últimos cuatro años. 

Para intentar ser lo más objetivo posible, lo primero que quiero dejar claro es que la inversión en Private Equity no es líquida y requiere unos plazos de inversión largos que suelen ser de 5-6 años para recuperar la inversión. Consecuentemente, la inversión en Private Equity tiene que adecuarse a las necesidades de liquidez de la cartera.

Las estadísticas muestran que los inversores en Private Equity, que suelen ser fondos de pensiones, compañías de seguros, oficinas familiares y grandes patrimonios suelen invertir entre un 5-15% de su cartera en este tipo de activo.

Es cierto que la crisis afecta a todas las clases de activos financieros incluido el Private Equity, que invierte en compañías no cotizadas pero la principal diferencia respecto a la inversión de los mercados de renta variable reside en el largo plazo de las inversiones en cartera.

Los gestores de las empresas participadas por fondos de Private Equity tienen el “lujo” de poder llevar a cabo un plan de negocio que muestre resultados en un plazo de cuatro a cinco años, lo que les permite hace cambios sustanciales. Asimismo, las valoraciones de las compañías en las carteras de los fondos de Private Equity se llevan a cabo trimestralmente y no están expuestas a los niveles crecientes de volatilidad de las bolsas.

De hecho, a pesar de los buenos resultados de la mayoría de las empresas que cotizan en el mercado a lo largo de los últimos trimestres y en prácticamente todos los sectores -menos el financiero, y especialmente el bancario- los principales índices bursátiles han caído entre un 15-20% a lo largo de 2011, lo que no es fácil de justificar desde un punto de vista de análisis fundamental.

En situaciones de mercado como las que vivimos, invertir en una cartera diversificada de compañías no cotizadas y con capacidad de crecimiento en un período de 4-5 años es probablemente uno de los refugios para superar a la renta variable con unos niveles de volatilidad inferiores.

Como todo activo financiero, el Private Equity conlleva el riesgo inherente a la posibilidad de obtener plusvalías atractivas, pero a través de una política de diversificación adecuada de gestores y países, se puede considerar a éste como un valor refugio para un parte no muy representativa de la cartera en mitad de la tempestad que vivimos.  

Los mercados de renta variable en caída libre, la incertidumbre macro es cada vez mayor, y por si fuera poco la inestabilidad de las finanzas públicas es creciente. La pregunta siempre es la misma: “¿qué hago con mi dinero?”