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Ence, una vaca para la biomasa
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César González

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Ence, una vaca para la biomasa

La lectura de los resultados que Ence ha comunicado nos permite retroceder en el tiempo con el fin de encontrar los motivos que impulsaron la actual

La lectura de los resultados que Ence ha comunicado nos permite retroceder en el tiempo con el fin de encontrar los motivos que impulsaron la actual composición de negocios.

A mediados de octubre de 2009 -hace ahora tres años-, Ence presentaba su proyecto para la construcción de una planta de generación con biomasa en la provincia de Huelva. En aquellas fechas se cerraba la venta de las sociedades uruguayas que conformaban el proyecto de producción con el que se pretendió dar un salto significativo para ganar posiciones en la industria papelera. Poco después, en marzo de 2010, la compañía cerraba con éxito una ampliación de capital con la que devolvía estabilidad al balance.

En junio de aquel mismo año, Ence se presentaba a los inversores anunciando su decisión de desarrollar un modelo integrado que permitiera la generación equilibrada de EBITDA, al 50%, entre la actividad de producción y venta de pasta de celulosa, por una parte, y la actividad de energía renovable con biomasa, por otra.

Ya anteriormente, el Plan Estratégico 2007-11 se había marcado el objetivo de triplicar -para el año 2009- la producción de electricidad, a partir de biomasa renovable. Entonces, como ahora, aquellos planes se asentaban en la capacidad logística y en el conocimiento y experiencia en el área forestal.

La aventura uruguaya, focalizada hacia la construcción de una planta de celulosa, siempre flaqueó por el enorme compromiso de financiación que suponía. Los problemas medioambientales hicieron masa con los políticos, hasta matar el proyecto. El cierre de aquel proceso devolvía a Ence el horizonte doméstico en cuanto a las actividades de producción se refiere. Al cierre de septiembre de 2012, tan sólo un 14% de su producción nacional se vendía en España.

Las fábricas de Pontevedra, Huelva y Navia alcanzan unos niveles de utilización de capacidad del 96%. Para sí los quisieran muchos otros sectores industriales. La mayor producción, y el control de costes, hacen de la actividad pastera de Ence una fuente de financiación para sus proyectos de biomasa. Y avanzan que no necesitan invertir ni inmovilizar nuevos recursos en Ence Celulosa.

Precisamente, al referirme a la reducción de costes en el proceso productivo, me parece interesante reproducir el texto de una nota de la compañía en abril de este mismo año:

La reducción de costes, el aumento de eficiencia y productividad, y la cogeneración convierten a Ence en un campeón mundial en costes” ¡Ahí es na! No cabe duda que están orgullosos de los logros alcanzados.

El impulso de internacionalización se centra ahora en la generación eléctrica con biomasa, para lo que se ha creado un equipo ‘ad hoc’. Ence considera que posee tecnología de primer nivel tanto en el desarrollo de cultivos energéticos, como en la generación con biomasa.

Antes de que acabe el presente ejercicio la planta de biomasa de Huelva estará en funcionamiento y aquí hemos de hacer un paréntesis por el efecto que se deriva en el EBITDA esperado para 2013 y años sucesivos.

El EBITDA de los nueve primeros meses se ha situado ligeramente por encima de los cien millones de euros. La nueva planta de generación permitirá una mejora de 25 millones en el EBITDA anual recurrente. Esta cifra permiten hacerse una idea del alcance de su nuevo ‘project finance’ para la construcción de una planta de biomasa en Mérida que debería entrar en funcionamiento  en 2014.

En la división forestal destacaríamos dos aspectos: desintermediación en el suministro de madera y desinversión de activos. Desde septiembre del año pasado, los pequeños suministradores suponen el 71% del total de proveedores de madera. Este proceso de abastecimiento ha permitido una fuerte reducción de las importaciones, con efecto en menores costes.

Desde el punto de vista de la proyección del balance esperado a corto plazo, es ineludible el comentario a la desinversión en activos forestales. En particular, 27.000 hectáreas en Uruguay que la compañía valora en 300 millones de euros, de los que los primeros cien millones podrían generarse próximamente.

Si tenemos en cuenta que la deuda financiera neta con recurso se situó en 152 millones de euros al cierre del tercer trimestre, podremos valorar más justamente el efecto de aquellas desinversiones.

Programa de recompra de acciones, amortización de autocartera, entrega de acciones a los accionistas y elevados dividendos son consecuencia de un flujo de caja de 85 millones de euros en los nueve primeros meses de 2012 y de la expectativa de generación ordinaria y extraordinaria en un futuro cercano.

La lectura de los resultados que Ence ha comunicado nos permite retroceder en el tiempo con el fin de encontrar los motivos que impulsaron la actual composición de negocios.