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Por qué el 'efecto JOMO' te hará ganar dinero en bolsa

Consiste básicamente en la exaltación de "quedarse fuera". Apagar el móvil y disfrutar de las ventajas que supone "perderse las cosas". Y puede ser muy beneficioso para los inversores

Foto: Foto: EFE/Andrew Gombert.
Foto: EFE/Andrew Gombert.

Perderse lo mejor de la fiesta es una faena. En eso estamos todos de acuerdo. Una idea que, trasladada a la sociedad hiperconectada actual, ha propiciado el fenómeno FOMO (Fear Of Missing Out). En inglés, el temor a perderse algo.

Por culpa del FOMO, muchos jóvenes son incapaces de dejar de mirar el móvil ni un segundo. ¿Y si se pierden el comentario ingenioso del momento? ¿O se les escapa el vídeo del que habla todo el mundo? El resultado es que el 69% de las personas entre 18 y 34 años confiesa padecer este síndrome, catalogado como patología psicológica, que genera adicción e incluso puede provocar depresión.

El FOMO se puede aplicar a cualquier interacción social que no queramos perdernos, pero también a cualquier evento al que creemos que debemos estar atentos. Como, por ejemplo, el mejor momento para invertir en bolsa. O en criptomonedas. Y claro, ahí es donde la liamos.

La estrategia de buscar el mejor momento para entrar o salir del mercado se denomina en el argot financiero market timing. Y ese FOMO de los inversores puede llegar a ser muy peligroso. Comprar (o vender) en el momento justo es mucho más complicado de lo que parece. Da igual que el mercado esté en una racha bajista o alcista. No sabemos cuánto va a durar y en qué momento llegará el cambio de tendencia.

Acertar es tan complicado que la mayoría de los grandes gurús financieros renuncia directamente a intentarlo. De hecho, para el magnate de la inversión Warren Buffett, los analistas que pronostican la evolución del mercado "son tan fiables como los echadores de cartas".

Además, el problema de entrar y salir al ritmo de las noticias, o más bien de nuestros impulsos y sesgos emocionales, implica un peligro adicional. Los inversores venden cuando las bolsas caen. Pero para entonces ya han recibido buena parte del castigo. Y además, como es imposible saber cuándo cambiarán las tornas, suelen incorporarse al mercado demasiado tarde, perdiéndose las mejores sesiones bursátiles. ¿Tan importante es perderse un día o dos de rebote de los mercados? Lo cierto es que sí.

El problema de entrar y salir al ritmo de las noticias, o más bien de nuestros impulsos y sesgos emocionales, implica un peligro adicional

El S&P 500, el principal índice de la bolsa americana, acumula un 10,7% en términos anualizados en el periodo 2003-2023, según cálculos de la gestora Fundsmith. Sin embargo, un inversor que se hubiera perdido los diez mejores días (intentando jugar al market timing) habría ganado tan solo un 6,3%. Si se hubiera perdido los 20 mejores, la rentabilidad habría descendido hasta el 3,4%. Y si se hubiera quedado fuera en las 40 mejores sesiones, directamente estaría en pérdidas.

La cuestión es: ¿tan mala puntería tienen los inversores? Pues parece que la respuesta es, de nuevo, afirmativa. Como botón de muestra, el fondo Fidelity Magellan, uno de los más rentables de la historia. En el periodo 1981-1990, mientras estuvo gestionado por Peter Lynch, el fondo obtuvo una rentabilidad de ensueño, un 23% en términos anualizados. Sin embargo, según cálculos de Lynch, los partícipes del fondo apenas ganaron de media un 7%. La razón es que cuando el fondo bajaba, los partícipes reembolsaban. Y cuando subía, volvían a invertir. En resumen, en su afán de optimizar su inversión acababan consiguiendo lo contrario: vender barato y comprar caro.

¿Cuál es la solución entonces? Volvamos otra vez a Buffett, que no en vano es uno de los hombres más ricos del mundo. Cierta ocasión un grupo de periodistas le preguntó qué debían hacer los inversores cuando viene un ciclo bajista en bolsa. Probablemente, esperaban que les recomendase una lista de valores defensivos o quizá una compleja estrategia de cobertura. Sin embargo, el Oráculo de Omaha lo tuvo claro. Les dijo simplemente: "No seguir los mercados muy de cerca".

Buffett lo tuvo claro. Les dijo simplemente: "No seguir los mercados muy de cerca"

Y así llegamos al concepto con el que titulamos este artículo. Ese que afirmamos que te puede hacer ganar dinero en bolsa: el JOMO. Y es que una vez han quedado patentes los peligros del FOMO, los sociólogos han acuñado recientemente otro neologismo, el JOMO (Joy of Missing Out). Consiste básicamente en lo contrario: la exaltación de "quedarse fuera". Apagar el móvil y disfrutar de las ventajas que supone "perderse las cosas".

No sabemos si el JOMO es la solución a la ansiedad que provocan las redes sociales en las nuevas generaciones (y en las no tan nuevas). Pero indudablemente puede resultar muy beneficioso para los inversores. Un poco de JOMO, de desconexión, habría salvado a muchos partícipes del Fidelity Magellan de reembolsar antes de tiempo. Y muchos inversores del S&P 500 probablemente habrían superado la tentación de hacer market timing. Habrían mantenido su inversión, inalterables a los vaivenes del índice, lo que, a la postre, demuestra ser la mejor opción.

En definitiva, una vez hemos determinado nuestra estrategia como inversores, con las miras puestas en el largo plazo, lo mejor que podemos hacer es desconectar. Hacer caso omiso a los cantos de sirena, abandonarnos al JOMO y, si vienen mal dadas, procurar no estar muy atentos al ruido del mercado. Palabra de Buffett.

Perderse lo mejor de la fiesta es una faena. En eso estamos todos de acuerdo. Una idea que, trasladada a la sociedad hiperconectada actual, ha propiciado el fenómeno FOMO (Fear Of Missing Out). En inglés, el temor a perderse algo.

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