:format(png)/f.elconfidencial.com%2Fjournalist%2F1fa%2F30b%2F5aa%2F1fa30b5aa55974cbbd4a0bc740d60bc6.png)
Te renta
Por
¿Lo hace mejor tu fondo que un niño de primaria (o que un mono)?
La mayoría de los fondos de inversión no logra batir al índice. Pero esto no implica que generar alfa sea una utopía
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F6c7%2Fb80%2Fc9e%2F6c7b80c9e4eae2485f062a995b2f2feb.jpg)
Lo que se espera de un profesional de la inversión no es que gane dinero, sino que gane más que el conjunto del mercado, representado en la figura del índice. Lo que en el argot de la profesión se conoce como generar alfa. Y la mayoría, simple y llanamente, no lo consigue.
Es famoso el experimento del Wall Street Journal en el que un mono (metafórico) lanzaba dardos para crear una cartera de valores al azar. Todo empezó cuando Burton Malkiel publicó el libro Un paseo aleatorio por Wall Street. En esta obra, el economista de Princeton explicaba que si se quería evaluar la capacidad de los gestores para batir al mercado, había que comparar sus resultados con los de una cartera de acciones seleccionada de forma fortuita. Para ilustrar el carácter aleatorio de la prueba proponía, no sin cierta retranca, imaginarse a un chimpancé con los ojos vendados tirándole dardos a una diana con la lista de compañías cotizadas que publica el Wall Street Journal.
Los redactores del periódico recogieron el guante y decidieron hacer el experimento, aunque prescindieron del mono (una pena). Al cabo de un año la cartera aleatoria había ganado un 85% más que la media de los gestores de fondos referenciados a la bolsa estadounidense. En España también se han hecho experimentos similares y de nuevo los profesionales de la inversión no salen muy bien parados.
En 2014, el profesor de IESE Pablo Fernández publicó un estudio en el que comparaba la rentabilidad de los fondos de bolsa española entre 2002 y 2012 con la obtenida por 248 alumnos del colegio madrileño Retamar en el mismo periodo. Las carteras de estos alumnos, con edades comprendidas entre los 6 y los 17 años, eran de carácter completamente aleatorio. Y aun así, la mayoría consiguió batir a los profesionales sin problemas. Estos experimentos, tan hirientes como divertidos, dejan constancia de una realidad: la mayoría de los gestores de fondos no consigue hacerlo mejor que el índice. Y cuanto mayor es el plazo que se analice, menor es el porcentaje de gestores que lo logran.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Ff9f%2Faec%2Fe89%2Ff9faece8979e29248900ffe45f00ff1f.jpg)
¿Tan difícil es conseguirlo? No necesariamente. En realidad, depende del mercado. Los índices integrados por grandes compañías que cotizan en países desarrollados (como ocurre con el S&P 500) son muy difíciles de batir. Esto es así porque son mercados muy eficientes en los que todos los integrantes conocen de sobra los pormenores que pueden influir en el valor de las compañías, con lo que la fijación del precio ya está muy ajustada. Dicho de otro modo, es complicado que llegue un gestor de fondos, por muy avispado que sea, y encuentre una perla bursátil en la que nadie se haya fijado hasta el momento.
En cambio, en el segmento de pequeñas y medianas compañías (small y médium cap) es mucho más fácil que un gestor aporte valor. El mercado en general no las conoce tan bien. No ha sido eficiente a la hora de establecer el precio. Y por ende, un experto puede llegar a encontrar compañías injustamente infravaloradas y, de ese modo, batir al índice.
Con los incentivos adecuados los gestores de fondos sí pueden batir al índice
Por otro lado, el mercado en el que invierte el gestor no lo es todo. También influye la entidad para la que trabaja. Si el banco no le exige que supere el listón porque va a colocar su producto igual, no tendrá verdaderos incentivos para esforzarse e intentar hacerlo mejor que los demás. Con no hacerlo mucho peor, se conforma. En definitiva, con los incentivos adecuados los gestores de fondos sí pueden batir al índice. Especialmente en aquellos mercados en los que la fijación de precios no es tan eficiente.
Por tanto, no hay que renunciar a encontrar productos de gestión activa que nos ofrezcan una rentabilidad superior a la de los fondos indexados. Haberlos, haylos. Y es lógico que los haya. Quizá son minoría, pero esto no quiere decir nada, salvo que no debemos seleccionarlos al azar. Hay que ser rigurosos, analizarlos bien (rentabilidades a distintos plazos, volatilidad, equipo gestor) y, si se encuentra el adecuado, lanzarse a la piscina.
Un poco como encontrar pareja, vaya. Encontrar la ideal puede parecer complicado pero no es imposible... y no deberíamos rendirnos en esa tarea. El mar está lleno de peces. Y el mundo de la gestión de activos, también.
Lo que se espera de un profesional de la inversión no es que gane dinero, sino que gane más que el conjunto del mercado, representado en la figura del índice. Lo que en el argot de la profesión se conoce como generar alfa. Y la mayoría, simple y llanamente, no lo consigue.