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La "penúltima" burbuja
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Víctor Alvargonzález

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La "penúltima" burbuja

En los últimos días, algunos medios de comunicación españoles se han hecho eco de unas declaraciones del Sr. Soros, subrayando que este conocido especulador y filántropo

En los últimos días, algunos medios de comunicación españoles se han hecho eco de unas declaraciones del Sr. Soros, subrayando que este conocido especulador y filántropo (curioso título para una tarjeta de visita) había dicho que el oro era la “última” burbuja.  Siento tener que ponerme un poco pedante, pero el matiz es importante: dijo “the ultimate bubble”, y en inglés “ultimate bubble” no significa “última burbuja”, sino más bien algo así como “la burbuja perfecta”. Igual que cuando sales de copas no existe “la última” (es siempre “la penúltima”, da mal fario decir que es la última), tampoco existe la última burbuja, y el Sr. Soros lo sabe. De hecho, si algún día asistimos a la última será porque se acaban los mercados.

Es de agradecer la franqueza del Sr. Soros, porque tiene posiciones importantes en oro. Y su planteamiento es perfectamente válido desde el punto de vista de la especulación, que dicho sea de paso, no es algo intrínsecamente malo, es simplemente la inversión a corto plazo (a veces no tan corto). Él sabe que es una burbuja, y dice que piensa aprovecharla mientras dure.

La condición necesaria para que un activo genere una burbuja perfecta es que no sea muy líquido. El oro la cumple. La cantidad de metal físico disponible en los mercados representa económicamente un volumen muy inferior a lo que mueve, por ejemplo, el negocio de trading dólar/euro. Y el volumen de contratación de las empresas extractoras de oro es nimio si se compara con otros sectores. A partir de ahí lo que se hace es crear un “paradigma”, como el de “el ladrillo nunca baja” o el “nuevo paradigma” tecnológico, que generó la burbuja de finales de los 90.

Con el oro se ha generado lo que yo llamaría el “paradigma de la modelo”: se ponga lo que se ponga, todo le va bien. Unos vaqueros, unos  bombachos, da igual. Como es tan guapa, todo le queda estupendamente. Pues con el oro, igual: ¿qué hay miedo?, el oro es el mejor refugio; ¿qué las cosas van de maravilla?, la gente comprará oro para regalárselo a sus esposas. Y suma y sigue. Y también es el “paradigma perfecto”. Si en la mayoría de los activos se admite que hay determinados escenarios que no les vienen bien (las bolsas bajan si suben mucho los tipos de interés, el petróleo no puede con una recesión, etc...), con el oro ha calado que ningún escenario le puede perjudicar.

Pero algún día alguien se acordará de que, por ejemplo, si el oro es – y lo es – el mejor antídoto contra la inflación, o ante una crisis del sistema, no puede ser también lo contrario. Lo de ser a la vez una cosa y la contraria es una capacidad exclusiva de los políticos. No puede ser bueno el oro cuando hay inflación y bueno también si hay deflación. Y aún admitiendo que cuando la economía va muy bien se vende más oro físico, entonces se venderá menos cuando vaya mal.

No crean que no les ánimo a aprovechar la burbuja. Si les gusta especular y tienen capacidad de asumir riesgos, no lo duden. El oro está en máximos y tiene toda la pinta de ir a entrar en subida libre. Pueden utilizar ETFs (fondos cotizados), que son el producto que mejor refleja la evolución del oro físico, pero mucho cuidado al elegirlos, que aquí pasa como con los productos estructurados: el emisor y el tipo de producto es importante, sobre todo si las cosas se complican. También pueden invertir en fondos que invierten en acciones de empresas del sector, pero atención a la divisa de referencia y el mercado donde cotizan esas empresas, algo que también influirá en el resultado final. Hay muchas formas eficientes de invertir en oro (descarto la inversión física en lingotes. Ya entenderán por qué cuando tengan que venderlos, especialmente si explota la burbuja). Pero que no se las vaya “la olla”, si me permiten esa expresión que usan mis hijos y que tanto me gusta. Sáquenle un buen pellizco a la campaña de comunicación que han orquestado los grandes especuladores que compraron primero, pero salgan, si pueden, antes que ellos. Y pongan un “stop” de pérdidas a su posición. Ajustadito.

Víctor Alvargonzález es Consejero Delegado de PROFIM, Asesores Patrimoniales EAFI

En los últimos días, algunos medios de comunicación españoles se han hecho eco de unas declaraciones del Sr. Soros, subrayando que este conocido especulador y filántropo (curioso título para una tarjeta de visita) había dicho que el oro era la “última” burbuja.  Siento tener que ponerme un poco pedante, pero el matiz es importante: dijo “the ultimate bubble”, y en inglés “ultimate bubble” no significa “última burbuja”, sino más bien algo así como “la burbuja perfecta”. Igual que cuando sales de copas no existe “la última” (es siempre “la penúltima”, da mal fario decir que es la última), tampoco existe la última burbuja, y el Sr. Soros lo sabe. De hecho, si algún día asistimos a la última será porque se acaban los mercados.