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Víctor Alvargonzález

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¿Hasta cuándo?

Es la pregunta del inversor que o ha entrado en el mercado o se plantea entrar. ¿Cuánto durará la subida? ¿Hasta dónde llegará? ¿Espero una corrección

Es la pregunta del inversor que o ha entrado en el mercado o se plantea entrar. ¿Cuánto durará la subida? ¿Hasta dónde llegará? ¿Espero una corrección para entrar? Más que responder directamente la pregunta -sería imposible dar una respuesta 100% acertada-, analicemos qué tipo de subida tenemos entre manos y que factores –conocidos- podrían hacer que descarrilara.

 

Debo aclarar que, cuando hablo de subida bursátil, en general me refiero a la subida que están teniendo los mercados avanzados, la que lideran el SP 500 y el DAX alemán. El IBEX representa un caso particular -del que hablaremos, también de forma particular, en el próximo “post”- y en mi modesta opinión los mercados emergentes no van a ser punteros, al menos durante el primer semestre, tal y como avancé en mi “post” de finales de año titulado “¿Dónde va Vicente?”. Allí explico las razones de tal herejía por mi parte (en este sector es herejía todo aquello que no coincide con el consenso de mercado), herejía que, por cierto, a día de hoy se está mostrando acertada.

Yo creo que el grueso de la subida bursátil se concentrará en el primer semestre del año. Es tal el encadenamiento de noticias positivas económicas y empresariales que, salvo imprevistos, va a ser difícil que a corto plazo se produzca una corrección importante. Y si por fundamentales y por análisis técnico el mercado es claramente alcista, el nivel de liquidez que generó el miedo durante la crisis es proporcional al pánico creado entonces. En otras palabras: en el sistema hay “pasta” por un tubo. Y después de tres años de subidas bursátiles de dos dígitos cada año  (no hablo del IBEX) más de uno se está preguntando qué narices hace con todo su dinero en un depósito al tres o al cuatro por ciento. Y aparte de acordarse de quien le dijo que los depósitos eran un chollo -ni siquiera para los inversores conservadores, que han vivido algo parecido viendo la evolución de los fondos de renta fija durante la crisis-, lo que muchos inversores están pensando es a ver si vence de una vez para poner algo de dinero a trabajar en fondos de renta variable (aunque obviamente llegan algo tarde a la fiesta).

El motivo por el que creo que la subida será potente pero corta es simple: el mercado sube porque descuenta la recuperación. Acertado. Pero esa recuperación difícilmente va a suponer un crecimiento económico espectacular. Este es un mundo, el occidental, en el que gobiernos y particulares están fuertemente endeudados (aunque desde luego unos más que otros), y en ese contexto la economía puede crecer pero es difícil que lo haga de forma explosiva. Para consumir así la gente tiene que tener tranquilidad económica y capacidad de endeudamiento y, obviamente, de momento no es el caso. Y los estados tampoco pueden gastar como lo hacían cuando jugaban en la “champions league”.

Para tener una idea de dónde puede tomarse un respiro serio el mercado hay que analizar de dónde pueden venir las bofetadas. La primera nos la puede dar el Sr. Trichet, ese hombre que en plena crisis declaraba que los riesgos se inclinaban más hacia la inflación que a la deflación, con la que estaba cayendo. Menos mal que el Sr. Bernanke pisó el acelerador y nos ha salvado indirectamente de acabar como Japón. Pero si Trichet decía esas cosas en plena recesión, que no hará ahora que estaría justificada una subida de tipos. El complejo del BCE de parecer menos duro que el Bundesbank alemán podría hacer que sobreactuaran. Está bien que ajusten ligeramente al alza los tipos de interés -aunque a España le va a venir fatal- pero si se pasan asustarán a los mercados.

El tema geopolítico tampoco es baladí. El mundo árabe siempre ha sido un avispero, pero además soy de la opinión de que detrás de las manifestaciones de Egipto, Túnez y otros países está el deseo norteamericano -o al menos la aquiescencia- de provocar o permitir una voladura controlada de las dictaduras en vigor, con el loable objetivo de ir llevando a esos países hacia sistemas democráticos de corte occidental. Un cambio con el que no se puede menos que simpatizar, pero si pensamos fríamente no podemos olvidar una cosa: los conceptos “voladura” y “controlada” suenan un tanto incompatibles en el mundo árabe. Aquello no es la España de la transición. Acuérdense de lo que pasó en Irán: apoyaron la caída del Shah y se encontraron con Jomeini. Mover el avispero para hacerlo más democrático es muy loable. Pero a ver cómo reaccionan las avispas.

Finalmente están los chinos. Su agresividad comercial no tiene límites y sus métodos tampoco. Dirán que soy muy mal pensado, pero ¿no les parece una casualidad curiosa que justo antes de la trascendental -y tensa- visita del presidente chino a Obama los norcoreanos -protegidos de China- montaran la que montaron? ¿Y saben Uds. que los chinos, además de manipular el valor de su divisa, no se cortan un pelo a la hora de plagiar patentes occidentales? ¿Y que obligan a cualquiera que quiera vender allí a que registre allí las patentes de los productos que piensan vender? Basta escuchar a alguien bien informado en política americana para comprender que es un tema que allí, en EE.UU. duele. Y mucho.

La próxima semana hablaremos del Ibex.

Víctor Alvargonzález, consejero delegado de PROFIM, Asesores Patrimoniales, EAFI

Es la pregunta del inversor que o ha entrado en el mercado o se plantea entrar. ¿Cuánto durará la subida? ¿Hasta dónde llegará? ¿Espero una corrección para entrar? Más que responder directamente la pregunta -sería imposible dar una respuesta 100% acertada-, analicemos qué tipo de subida tenemos entre manos y que factores –conocidos- podrían hacer que descarrilara.