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Víctor Alvargonzález

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Por qué no recomiendo vender

No, no es por el conocido mantra de “los fondos son para invertir a largo plazo”, excusa habitual del asesor que se ha equivocado en una

No, no es por el conocido mantra de “los fondos son para invertir a largo plazo”, excusa habitual del asesor que se ha equivocado en una recomendación (y vuelve a equivocarse recomendando mantenerla). Los fondos deben estar en cartera mientras tengan expectativas claras de rentabilidad, lo cual puede suponer seis meses o seis años, dependiendo del ciclo económico y/o de los acontecimientos geopolíticos, no de un dogma de fe.

Obviamente al tratarse de fondos de inversión no se trabaja con un horizonte de inversión de semanas, sino como mínimo de meses. Y no se vende ante correcciones temporales. Pero estoy totalmente de acuerdo con el famoso dicho del mercado sobre que una inversión a largo es una inversión a corto que salió mal. Por eso trabajo con stops de pérdidas -aunque sean amplios-, para no tener en cartera ese tipo de “inversiones a largo plazo”. 

Así que si ante lo que ocurre en Libia no he recomendado eliminar o reducir la posición en renta variable que mantienen nuestros clientes desde hace un par de años -con una estupenda rentabilidad, por cierto-, es porque pienso que es una corrección y no un cambio de tendencia, y si se invierte en fondos se basa uno en tendencias de medio plazo, no de corto. Y para decir que es una corrección me baso en planteamientos puramente racionales, no en que “los fondos son para el largo plazo”. Puede que mis planteamientos sean equivocados -en temas políticos es muy difícil hacer predicciones- pero se basan en una serie de hipótesis. Se las comento a continuación, por si les fueran de utilidad.Esto es, en mi opinión, un tema estratégico y como tal debe ser tratado. Y en estrategia se trabaja estableciendo posibles escenarios y decidiéndose por el o los que más probabilidades tienen de producirse. 

Empecemos por el que me haría cambiar de opinión y, en consecuencia, de estrategia de inversión: que, caiga o no Gadafi, la revuelta se siga extendiendo, triunfe en Qatar y llegue a Arabia Saudita. Desde el punto de vista económico y geopolítico, eso son palabras mayores. La posibilidad de que Arabia Saudita entre en un vacío de poder, como el que podría verse en Libia si cae Gadafi, supone un riesgo tan grande para la economía mundial que para entonces no habría que tener ni un solo fondo de renta variable en cartera, excepto los que invierten en acciones de minas de oro, los “contrarios” (fondos que apuestan por la caída de un índice o una cesta de valores) y los que se benefician del aumento de la volatilidad en los mercados.

Tengo serias dudas de que esto vaya a ocurrir. Primero, porque, como ya comenté en un blog anterior (“Los ricos no hacen Ramadán”), creo que estas revoluciones tienen tanto que ver con el deseo de libertad como con el hambre y la pobreza, elementos que en Arabia Saudita o en Qatar solo se dan entre los inmigrantes que trabajan allí casi como esclavos. A la población saudí la verdad que no la veo yo muy afectada por el aumento del precio del pan. En segundo lugar, porque soy de la opinión de que por muy brutos que sean los norteamericanos en política exterior -que lo son- no lo son tanto como para que esto les pille de sorpresa y no tengan ningún tipo de conocimiento previo y/o influencia en los acontecimientos. 

Ya es “casualidad” que la revueltas parecen programadas, siguen un mismo patrón y, lo más casual de todo, donde salen adelante es en países donde los EE.UU. son los primeros interesados en cambiar al dictador de turno antes de que se instale un ayatolá, pero no están saliendo adelante en sitios donde el dictador es un aliado estable de los USA y que sustituirlo sería mucho peor que mantenerlo. Es el caso del rey de Marruecos o el de Arabia Saudí. Obviamente este es un juego peligroso y si hay alguien al que se les puede ir de las manos es a los americanos. No lo descarto en absoluto y por eso hay que tener un plan B como el mencionado anteriormente, pero de momento no es el caso. 

 El siguiente escenario es el de que en la lucha de Gadafi frente al mundo -solo le apoyan Venezuela y Cuba, lo que da una idea de la calidad de los apoyos- gane Gadafi. Con esos amigos, con la “comunidad internacional” y con los medios políticamente correctos en contra la verdad es que lo tiene crudo, afortunadamente. Es más, si ganara, no iba a dejar de vender petróleo, que es desgraciadamente el motivo por el que lo que pase en un país situado en África y con poco más de seis millones de habitantes afecta tanto a las bolsas mundiales. El tipo no tiene pinta de estar muy cuerdo, pero no está tan loco como para decir no al dinero del petróleo; así que, en el hipotético caso de que aguante, lo que no va a hacer es dejar de venderlo. En consecuencia en un escenario en el que Gadafi se mantiene en el poder, el petróleo volverá a niveles de precio aceptables y la recuperación económica global seguirá su camino. Los déspotas no suelen hacerle ascos al dinero.

¿Y si triunfa la revolución?, que es lo más probable. No les voy a aburrir con el resultado político, porque a los efectos que nos ocupan lo importante es que quien o quienes manden allí sigan vendiendo petróleo. No seamos hipócritas y reconozcámoslo. Y una cosa parece clara: quien vaya a llevar el país -o los países que queden- necesitará dinero. No va a cortar el grifo. E, insisto, aún admitiendo la estulticie americana en asuntos de política exterior -solo superable por la de la Unión Europea- no me imagino que no tengan cierta mano en la post revuelta, tratándose además de un país productor de petróleo. 

Seguro que alguien me dirá que los americanos no dan muestras de estar informados y mucho menos al mando de la situación. ¡Hombre, no seamos ingenuos! ¡No van a decir que están moviendo los hilos! Se los comería el antiamericanismo de salón políticamente correcto. Torpes puede que sean, pero no tanto. Es más, hablamos de Obama y de Hillary Clinton, no de Jimmy Carter o Bush. Es más, yo no creo que estén exactamente detrás, más bien están aprovechando una situación para renovar el cuadro de mandos de determinados países antes de que lo hagan los islamistas, no que la CIA esté organizando a los chavales que montan las manifestaciones vía Facebook, aunque ahora que lo digo …

Por supuesto hay un escenario negativo, pero que no lo sería tanto como que la revolución se trasladara a Arabia Saudita u otros países del Golfo, y es que Libia entrara en una guerra civil, una situación anárquica que, sin duda, dificultaría la exportación de petróleo -que no la eliminaría, porque para todo tipo de guerras se necesita dinero, que las armas no son gratis-. Pero, en ese caso, Arabia Saudí tiene hoy en día capacidad de producción suficiente como para cubrir el hueco que deje Libia, y entran encantados de hacerlo. Su rey ya se ha dado cuenta de que una buena forma de tranquilizar al personal es subirle el sueldo, y con el petróleo en el entorno de los 100 dólares quedarse con la cuota de Libia le va a generar recursos como para todo tipo de cheques bebé, subvenciones, planes “E”, asesores y lo que haga falta. 

Un opción intermedia y que nosotros hemos propuesto a los clientes más sensibles a la volatilidad es la de cubrir parcialmente la cartera. Operativamente es infinitamente más sencillo que deshacerla y hoy en día las técnicas de cobertura se han simplificado enormemente, que no es la tecnología lo único que ha avanzado en los últimos años.

No, no es por el conocido mantra de “los fondos son para invertir a largo plazo”, excusa habitual del asesor que se ha equivocado en una recomendación (y vuelve a equivocarse recomendando mantenerla). Los fondos deben estar en cartera mientras tengan expectativas claras de rentabilidad, lo cual puede suponer seis meses o seis años, dependiendo del ciclo económico y/o de los acontecimientos geopolíticos, no de un dogma de fe.

Libia Renta variable