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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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Que no se diga

Reconozco que debo ser de las personas que más y durante más tiempo se han metido con los políticos europeos, y ya es decir. También diré

Reconozco que debo ser de las personas que más y durante más tiempo se han metido con los políticos europeos, y ya es decir. También diré que no hay en ello animadversión personal hacia alguno en particular (aunque en conjunto sí que me tienen “indignado”, especialmente los de aquí). Y mi tarea no es política. Yo soy asesor financiero. Mi misión es proteger e incrementar el patrimonio de mis asesorados. Aún así tomarle la medida a los políticos es parte de mi trabajo y habérsela tomado a tiempo les ha venido bien a mis clientes.

Hace años que no tienen ni renta variable ni deuda española en sus carteras, y hace también mucho tiempo que la única posición europea que han tenido es Alemania. Visto lo visto también me la podría haber ahorrado, pero en cualquier caso la  “hiper” sobreponderación que hemos dado en nuestras carteras a los EE.UU. se ha notado. Compárese sino la rentabilidad del Dow Jones con la de cualquier índice europeo. Todos pierden, pero mucho más los europeos.

El ajuste “fino” adicional sobre la categoría de nuestros políticos, realizado antes del verano y consistente en darse uno cuenta de hasta qué punto son incompetentes y poco valientes (por decirlo suavemente) desembocó en una reducción del peso de la renta variable en nuestras recomendaciones (ver el post de antes de las vacaciones titulado “Caza, pesca, surf e inversiones, del 30 de julio de 2011), lo que pone de manifiesto la importancia de saber con quiénes nos jugamos los cuartos. Es más, reconozco que me quedé corto en cuanto la previsión de incompetencia de nuestros “líderes”.

Pensaba que al final, sino por valentía, al menos por miedo, actuarían y tomarían decisiones. Nunca pensé que no harían absolutamente nada. Si me hubiera percatado de ese extremo habría sido más agresivo en la “poda”.

Quienes tengan el detalle de seguir mi opinión, que en ocasiones se ha convertido en política por obligación y no por devoción (ojalá estuviéramos hablando de tipos de interés y beneficios empresariales y no de políticos) podrían pensar que me limito a la crítica sin aportar soluciones. La verdad es que dar soluciones políticas no es mi cometido, pero no quisiera que por respetar la actividad de otros pareciera que me limito a criticar, que no aporto ideas o que esto no tiene solución.

Todo lo contrario. De hecho, aunque ha sido a retazos y en distintas ocasiones, he realizado propuestas concretas. Así que, con el permiso de Uds. y para que consten de forma conjunta, paso a exponer las medidas que he ido proponiendo y que, en mi humilde opinión, habrían evitado esta debacle (y todavía podrían evitarla).

1.- Afrontar la realidad

Nada peor en la vida que engañarse a uno mismo. Y todavía peor en los negocios. Lo primero que deberían haber hecho los políticos europeos es enfrentarse a la realidad. Lo he dicho muchas veces: para empezar, Grecia debería salir del euro, por su bien y por el del resto  de países de la zona euro. Siempre he dicho que un país con peor calificación crediticia que Camerún no puede compartir divisa con Alemania si no tienen la misma autoridad económica. Es de puro sentido común. Si esto se hubiera hecho hace un par de años ahora no estarían pagando justos por pecadores. Segunda realidad: Grecia no puede pagar su deuda. Ni ahora ni nunca. Es pura aritmética.

Para ello tendría que crecer su economía a dos dígitos anuales durante varios años, y todo el mundo sabe que eso es imposible. Su única posibilidad de no entrar en una recesión eterna sería devaluar –salir del euro– para así ser competitiva en la venta de bienes y servicios (la parte mala es que se llevarían gran parte de nuestro turismo) y generar así ingresos suficientes para pagar sus deudas. Pero además deberían sentarse a negociar a cara de perro con sus acreedores (y aún así, alguna isla sí que iban a tener que vender).

2. Un poco de orden

Ya se ha visto que no se puede tener la misma divisa cuando cada país puede hacer lo que quiera con sus presupuestos, así que ¿por qué mantenerse en el error? Se tenía que haber creado un comisario europeo con plenos poderes para controlar los presupuestos nacionales, especialmente las actuaciones que generan déficit público. Yo lo llamé en su día Agencia Presupuestaria Europea. Ese comisario podría vetar la entrega de ayudas europeas a los que incumplieran sus recomendaciones –sin esperar a que el exceso de déficit ya se haya generado- y si aún así no le hicieran caso podría echar del euro al incumplidor. A ver qué político se le iba a poner “farruco”.

Para quienes me vayan a decir que ya existe el pacto de estabilidad y no ha funcionado, mi respuesta es clara: no ha funcionado porque no se le tiene miedo. ¿A que con Trichet nadie se pone chulo? Porque tiene la llave del dinero. Y tampoco hablo de que los estados miembros no puedan incurrir en déficit, sino que haya límites razonables que sean simplemente infranqueables (salvo desastre natural, aunque eso no incluiría que nos toque una clase política como la que tenemos ahora, que es un desastre, pero no natural).

3. Eurobonos

Cumplidas las dos premisas anteriores, y solo en ese supuesto, se podría proceder a emitir eurobonos. Entre el estado más pobre y el más rico de los EE.UU. hay una importante diferencia en cuanto a renta per cápita, pero la deuda la emiten los EE.UU de Norteamérica. De ahí se financian todos los estados, pobres y ricos. Eso solo es posible porque la autoridad económica es la misma. Habría que ver a los de Iowa financiándose solitos en el mercado. Pues así estamos nosotros. Emitir eurobonos sin una autoridad económica común es repetir el error que ha llevado al euro al borde del colapso (misma divisa pero cada uno gasta lo que quiere), solo que peor todavía: avalan todos pero cada uno gasta a su libre albedrío. No me extraña que los alemanes no quieran, oiga.

4.- Puerta de salida

Hasta el arquitecto surrealista aquel de Astérix en Egipto ponía puertas a sus casas. Nadie hace una casa sin puerta de salida. Pues así han hecho en la zona euro: se puede entrar, pero no salir. Y eso, sin ser un Estado y sin una política económica común, es una barbaridad. Lo dije yo, lo dijeron otros economistas y el tiempo nos ha dado la razón. Hay que hacer una ley para que pueda producirse una salida ordenada de la divisa común. Si la hubiera habido la situación actual sería traumática, pero un país que representa solo el 2% del PIB de la UE no estaría amenazando la supervivencia de todo el euro como, seamos realistas, es el caso actualmente. Esto, señores, es un club, no una secta.

5.- Ley de suspensión de pagos

Igual que no hay casas sin puerta de salida, tampoco hay países sin una ley para las suspensiones de pagos. Tal vez en África o sitios así, pero para de contar. Que un negocio vaya mal no es un crimen, y si ese negocio debe dinero a sus acreedores hay que tener un sistema organizado para que pueda suspender pagos ordenadamente, bajo la supervisión de un juez. Pues miren Uds. qué listos los políticos europeos. Estos genios no previeron que, a malas, algún país de la UE tuviera que renegociar su deuda. Tampoco era tan difícil: no será la primera ni la ultima vez que un país como Grecia –que no es Suiza precisamente- tiene que renegociar su deuda sin que ello suponga una tragedia ni se cargue la economía global por sus consecuencias. Y todo por no contar con una ley para que un país de la Unión pueda renegociar sosegada y organizadamente su deuda. Pues si algo han aprendido estos genios es que hay que tener puerta de salida, pero a día de hoy ni siquiera se lo han planteado.

6.- Reorganizar el BCE

¿Cómo se pueden subir los tipos de interés cuando toda la eurozona está al borde del colapso? Es como sacar de paseo a un enfermo de neumonía: no tiene porque morirse, pero desde luego no parece muy adecuado. Cierto, el BCE tiene como misión la estabilidad de precios. Pero estabilidad significa que no se disparen al alza, pero que tampoco se derrumben a la baja. Eso se llama deflación y es lo que va a tener gran parte de Europa si en el BCE siguen preocupados por una inflación que solo existe en su imaginación. Hay que cambiar de políticos, porque estos obviamente no están a la altura de las circunstancias, pero también habría que hacer una limpia en el BCE. Y que los que queden pasen un par de tardes estudiando el concepto de deflación y lo que paso en Japón por ir de duros. Todavía están pagando las consecuencias.

7.- Hacer atractiva la dedicación a la política

Seamos realistas: la gente se mueve por dinero (básicamente), por prestigio, por poder o por las tres cosas a la vez. Lo del “amor al arte” queda para los artistas, y aún así miren cómo se ponen cuando les tocan los derechos de autor. Y lo de los políticos que están ahí por “espíritu de servicio” no se lo creen ni ellos. Ya ni siquiera lo dicen, pues a ellos mismos les suena a pitorreo. Pero hoy en día la política no aporta ni dinero ni prestigio, salvo que se vaya con el claro objetivo de “llevárselo crudo”, que es lo que está ocurriendo.

Y el poder no es lo que más mueve actualmente a la gente. Lo que les mueve es el dinero y el prestigio, y el que quiere ganar dinero y no quiere saltarse la ley no se dedica a la política. Ya se que suena extraño, pero en mi opinión hay que ofrecer buenos sueldos y mucho prestigio a los políticos, para que así los elementos más brillantes de la sociedad luchen por entrar en política y no se dediquen a ello sólo los más mediocres, como es el caso, y no sólo en España.  Pero eso sí, con una ley que yo llamaría “del doble”: doble sueldo/doble pena. Sueldos elevados, pero doble pena automática para políticos a los que se les pille en delitos económicos o de tráfico de influencias. Y, por supuesto, listas abiertas.

Todo esto no lo digo ahora. No he podido sucumbir a la tentación de decirlo en otras ocasiones. Ahí están las hemerotecas (y las videotecas) para demostrarlo. Pero nunca lo había puesto todo junto. Que no se diga que en “Telón de Fondo” solo se vierten críticas, que por cierto, justo es decir que hasta ahora nadie me ha hecho sobre este tema. Aquí también se aportan ideas y se ofrecen soluciones.

Reconozco que debo ser de las personas que más y durante más tiempo se han metido con los políticos europeos, y ya es decir. También diré que no hay en ello animadversión personal hacia alguno en particular (aunque en conjunto sí que me tienen “indignado”, especialmente los de aquí). Y mi tarea no es política. Yo soy asesor financiero. Mi misión es proteger e incrementar el patrimonio de mis asesorados. Aún así tomarle la medida a los políticos es parte de mi trabajo y habérsela tomado a tiempo les ha venido bien a mis clientes.