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La bola de cristal
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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La bola de cristal

Cuando se equivocan, los malos estrategas financieros se escudan en que no tienen una“bola de cristal”. Y las personas que gustan de criticar a los estrategas

Cuando se equivocan, los malos estrategas financieros se escudan en que no tienen una“bola de cristal”. Y las personas que gustan de criticar a los estrategas financieros –lo cual es una estupenda salida cuando se está de mal humor, como tomarla con los árbitros, los banqueros o los especuladores–  dicen que somos una especie de “gurús” con túnica, gorro de pico y bola de cristal.

Ocurre como en todas las profesiones. Desde abogados, pasando por médicos o dentistas, en todas las actividades hay gente buena, mala y mediopensionista. Y un montón de gente dispuesta a criticarles. Y eso no es malo. Genera autosuperación en los que valen y limpia el mercado de los que, en lugar de aportar valor, perjudican. Y no hablo de una año malo (estrategas), que lo puede tener todo el mundo, un juicio perdido (abogados) o una operación que sale mal (cirujanos), sino de periodos amplios de ejercicio de una actividad, pues errores cometemos todos, y más los que tratamos de predecir comportamientos futuros, que no es fácil, y menos cuando tenemos que adivinar qué pasa por las privilegiadas mentes de los políticos europeos, como este año.

Porque sí, eso es lo que hacemos los estrategas financieros: predecir la evolución futura de los mercados financieros en base, no a lo que diga una bola de cristal –la mía la tengo en un cajón llena de polvo–, sino en base a la información económica, empresarial, política y sobre las preferencias de los inversores de que dispongamos. Esa es nuestra bola de cristal.

A lo que sí se parecen mucho los mercados financieros es al mundo de la moda, porque se inclinan a seguir tendencias. Para no dejar mal a mis críticos, antes de que se me lancen a la yugular y metan la pata les aviso de que esa teoría no es mía. Es de Keynes. Y en mi modesta opinión, a lo que sí se parece mucho gestionar una cartera de inversión es a llevar un barco de vela: de dónde viene el viento, cuándo lanzar el velamen, cuándo refugiarse en puerto seguro, etc. Y todo en base a la información meteorológica y al conocimiento que tenga el patrón de la mar.

¿Por dónde viene el viento en 2012? Tenemos un viento más favorable que el que hemos tenido durante los últimos meses. Todavía hay amenazas de tormenta, porque el principal problema –los políticos europeos– no está solucionado. Pero aunque sea a trancas y barrancas, los mercados les han metido en vereda y ya se van dando cuenta que a quien le has pedido dinero prestado lo que no puedes es asustarle con tus dispendios y luego encima insultarle (¡especuladores!), porque se asusta y con razón. Y si no que se lo digan a quien se creyó que Grecia no iba a realizar una quita. Les insultaron a los que se quitaron de en medio –los “especuladores”– pero los que confiaron han perdido un 50% de su préstamo. 

No esperamos valentía ni altura política en la clase política europea, pero sí confiamos en que al menos no molesten demasiado y dejen trabajar a ciudadanos y empresarios del mundo. España seguirá, desgraciadamente, fuera de nuestras recomendaciones: aquí hay grandes trabajadores y grandes empresarios, pero nos queda una dura travesía por el desierto. Y más viendo lo que está haciendo el gobierno: que la austeridad sea para  los contribuyentes y no para el Estado o los “bancocajas”. La solución fácil, la subida de impuestos, pero nada de tocar a los compañeros, los “paniaguados” como diría Luis María Ansón, que seguirán cobrando por no hacer nada en puestos administrativos duplicados y hasta triplicados, en consejos de “bancocajas” que le cuestan un riñón al erario público, etc. 

En fin, una vergüenza: se daña el tejido productivo del país, que son los empresarios y los trabajadores, se  penaliza el consumo y la inversión y sólo se dan cuatro retoques puramente simbólicos a los enormes “michelines” del Estado, para no tener problemas en la sede del partido. Para ese viaje no hacían falta esas alforjas (mayorías absolutas).

Ya que hablamos de Europa, otro viento favorable es ver que este presidente del BCE parece que sí que asistió a la clase en la que se explicó que deflación no es estabilidad de precios, y que si una economía se mete en una recesión prolongada el peligro está en la deflación, no en la inflación. Y si no que se lo digan a los japoneses. Trichet, el muy pillín, ese día hizo novillos y si es sincero algún día lo confesará en sus memorias. Pero el Sr. Draghi, pese a tener menos pinta de empollón, debió ser constante en su asistencia a clase y no se perdió el día que hablaron de recesión y deflación. Es posible que aporte vientos de cambio que llevarán a Europa a tipos de interés acordes con su grave situación económica.

Esperemos que no haya llegado tarde. Y al loro con los depósitos: seguiremos financiando con nuestro dinero extratipos de bancocajas técnicamente quebradas –que vergüenza que el nuevo gobierno, con el poder que tiene, siga permitiendo eso para mantener en su sillón a los “compañeros” –, pero si bajan los tipos oficiales –y yo los veo al 0,50% o incluso menos en un futuro relativamente corto– más de uno se va a tirar de los pelos cuando tenga que renovar un depósito, le ofrezcan un 1,5% o menos y vea que ha perdido la oportunidad de comprar bonos de empresas españolas de primer nivel solidas, solventes y bien diversificadas internacionalmente, con una rentabilidad estable del 5% o incluso 6% (cuando iniciamos esta recomendación, ver “post” anterior).

EEUU no va a cambiar en nuestra estrategia. Fue nuestro mayor acierto de 2011, cuando limitamos casi exclusivamente a este mercado nuestra recomendación de renta variable, y va a seguir teniendo mucho peso este año, al menos inicialmente. Lo que entonces era una hipótesis  –razonada, recuerden que nosotros no usamos la bola de cristal– que se basaba en que su economía es mucho más dinámica que la europea y que, si bien tienen exceso de deuda, no tienen problemas de credibilidad, que es  lo que importa, hoy todo eso es una realidad.

Están saliendo lentamente del agujero, pero están saliendo. Europa va a ser recesión (Europa no es sólo Alemania) y EEUU va a ser crecimiento, aunque sea moderado. Europa es paro y en EEUU ya se está creando empleo. Europa tiene un problema y es que hay dos Europas, una cada vez más rica y otra que cada vez tiene que apretarse más el cinturón. EEUU es uno y con una sola dirección. En fin, también podríamos hablar de productividad y de resultados empresariales, pero al final la idea es la misma. Todo esto era una hipótesis el año pasado, nos ha ido muy bien con ella y ahora es una realidad encarrilada.

¿Y en la renta fija, ha cambiado el viento? Hablaremos de ello en el próximo artículo, aunque les sugiero reflexionen sobre mi comentario anterior de Súper Mario (así llamaban en Italia al nuevo presidente del BCE) y sobre una señal meteorológica curiosa: la rentabilidad real (cupón nominal descontando la inflación actual) del bono alemán en la última subasta ha sido negativa; en otras palabras: a precios actuales la gente paga por poner su dinero a seguro en bonos alemanes. O tienen razón y vamos a la japonetización de Europa (sugiero lean un “post” anterior mío al respecto) o alguien se está columpiando. Pero lo mejor es que hay una inversión que gana en ambos casos. Se la comento la semana que viene. Y hablamos también de los emergentes. Buen fin de semana.

Cuando se equivocan, los malos estrategas financieros se escudan en que no tienen una“bola de cristal”. Y las personas que gustan de criticar a los estrategas financieros –lo cual es una estupenda salida cuando se está de mal humor, como tomarla con los árbitros, los banqueros o los especuladores–  dicen que somos una especie de “gurús” con túnica, gorro de pico y bola de cristal.