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Los especuladores son una leyenda urbana
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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Los especuladores son una leyenda urbana

El malo. El coco. El lobo feroz. Los políticos siempre tienen que encontrar un enemigo de la patria que justifique sus errores. Es cierto que hay

El malo. El coco. El lobo feroz. Los políticos siempre tienen que encontrar un enemigo de la patria que justifique sus errores. Es cierto que hay especuladores puros y duros, “hedge funds” que van buscando un beneficio rápido a costa de lo que sea, pero no nos engañemos: no son los que mueven los mercados. Son los que “se chivan”, porque son cotillas y ganan dinero enterándose los primeros de las cosas. Pero no son la causa: son el efecto.

La crisis griega es la demostración indiscutible de esto. Ahora ha bajado la marea y todo el mundo sabe que los griegos se bañaban en pelota picada, porque así es como han quedado expuestos: no pagaban impuestos (en términos relativos si lo comparamos con el resto de países de la Eurozona), el dinero de las ayudas al desarrollo de la Unión Europea –los fondos de cohesión– acababa mayoritariamente en manos privadas, se jubilaban antes que un alemán y sus funcionarios prácticamente no aparecían por el ministerio. Obviamente eso tenía un efecto sobre sus cuentas públicas, pero lo ocultaron durante años.

Los especuladores eran esos bañistas que además de nadar buceaban. Y al bucear se fueron dando cuenta de que los griegos estaban bañándose desnudos y que, en cuanto bajara la marea, eso iba a ser notición. Volviendo a los términos financieros, se dieron cuenta de que, cuando todo eso saliera a la luz, la deuda griega se pondría en su verdadero valor –porque eso es la misión de los mercados, valorar las cosas–, y que probablemente no sería ni la mitad del valor nominal.

No ha sido la mitad. Es el 26%, porque considerando todos los elementos implicados, la quita que acaba de firmarse es de un 74% del valor de dichos bonos. ¿Quién era el malo? ¿Los especuladores por darse cuenta de que los bonos griegos no valían lo que la gente creía que valían o las autoridades griegas por engañar a los inversores sobre su déficit real? El problema existía antes. Los especuladores se limitaron a dar el aviso y sí, a ganar mucho dinero con ello; pero ganar dinero a día de hoy no es pecado, salvo en España, que te crujen a impuestos por crear empleo. Los inversores se asustaron y vendieron a mansalva.

Porque eso es otro asunto que quien quiera moverse por el mundo de los mercados debe tener muy claro. Especuladores hay, pero lo que de verdad mueven los mercados son los grandes fondos de inversión y de pensiones que manejan el dinero de millones de pensionistas y ahorradores, cuyo perfil está muy alejado del que correspondería al especulador maligno. De hecho, suelen ser más víctimas que verdugos. Son como rebaños llevados por pastores, siendo el pastor el gestor del fondo y las ovejas los inversores. Hay pastores muy hábiles y profesionales, pero resulta que aquí las ovejas tienen voz y voto y encima pueden irse cuando les plazca a otro rebaño (o a un depósito bancario), así que los pastores tienden a ser casi tan asustadizos como sus ovejas. 

Basta que alguien grite que viene el lobo para que todo el mundo corra en la dirección contraria, venga o no venga el lobo. En el caso de Grecia el lobo venía de verdad, pero muchas veces el lobo no viene y alguien trata de asustar a pastores y rebaños para que vayan en la dirección deseada. Porque ese tipo de, digamos, situación es real, no la de los especuladores. Y les pongo un ejemplo: ¿se han dado Uds. cuenta que cuando la situación económica no justifica un petróleo caro siempre pasa algo para que lo esté?

Chavez, Ahmadinejad, la primavera árabe, el anuncio saudí de que no quiere ver el petróleo por debajo de los 100 dólares, las suspensiones de suministro rusas… A lo largo de toda la crisis que llevamos a cuestas en muy pocas ocasiones hemos visto el petróleo por debajo de los 100 dólares, si es que en alguna. Baja todo, como es lógico en una recesión, menos la gasolina. Incluso ahora que se han “enfriado” los emergentes el petróleo está más caro que cuando iban como motos. No digo con esto que, por ejemplo, no sea real que Irán quiera fabricar la bomba atómica, y de hecho en un post anterior comentaba que es probablemente el mayor riesgo al que se enfrenta el mercado, pero tampoco es menos cierto que a los productores de petróleo, Irán incluido, que aunque sea por la puerta de atrás lo sigue vendiendo, les viene de cine un petróleo injustificadamente caro (curioso el apoyo de Rusia a Irán, siendo Rusia uno de los mayores productores del mundo y que literalmente se está forrando con esta tensión).

Los especuladores son una leyenda urbana. Los hay, pero normalmente detectan realidades, no las inventan. Y no es malo enterarse de las cosas. Ahora como se manejan los mercados es incendiando los medios de comunicación. Si algo ha cambiado en los últimos años es el acceso a la información y la rapidez con la que se mueve. Si se magnifica algo real, se mueve en las redes sociales y en internet, el impacto sobre los rebaños está garantizado. Y así como los especuladores suelen comprobar las cosas, los gestores se mueven en cuanto les dicen que viene el lobo.

Actualmente, para entender los mercados hay que entender el impacto que tienen los medios de comunicación sobre los inversores y tratar de discernir hasta qué punto una noticia busca un efecto concreto.  Porque lo bueno de esto es que si le tomas la medida puedes utilizarlo a tu favor. Si algo real se está magnificando y tienes una idea clara de cuándo puede volver a la realidad, puedes utilizarlo como inversor. Si los pastores se alejan de los pastos con sus rebaños porque les han dicho que viene el lobo y eres capaz de darte cuenta de que no venía, o que solo se ha dado una vuelta, puedes beneficiarte de la vuelta de los pastores. 

Si eres consciente de cuál es el verdadero papel de los especuladores, en lugar de limitarte a creer lo que dicen los políticos, puedes aprovechar su información y sus movimientos en beneficio propio, incluso siendo un pequeño inversor. Cuando los especuladores señalaron hace años la incompetencia y la incapacidad del gobierno español para enfrentarse a la crisis, que encima negaban, te estaban diciendo que vendieras bonos y acciones españolas y que comprara otros activos. Para un inversor resultaba mucho más inteligente escucharlos que insultarlos.

El mercado se mueve por expectativas pero también por flujos financieros, y es una selva en la que cada especie tiene su misión. Conocerlas bien es uno de los mejores aliados de los inversores.

P.D.: Me he metido mucho con el actual Gobierno por dejar caer todo el peso de la austeridad en empresarios y trabajadores, que son precisamente el tejido muscular que podría sacar al país de la crisis (no se pierdan la reciente entrevista al presidente de Mercadona). Pero rectificar es de sabios –salvo que se haga continuamente, como dijo Felipe González refiriéndose a Zapatero)– y el Gobierno parece que se dispone a aplicarle una severa dieta a los “michelines” del Estado, a la Administración, que es la grasa improductiva sobre la que hay que actuar, y no sobre el músculo. 

No sabemos si han rectificado por presión europea –a cambio de que les acepten un déficit mayor para 2012– o porque ya lo tenían pensado, pero están cambiando de rumbo y es de justicia que yo también rectifique y aplauda este cambio. No nos hace cambiar nuestra recomendación de inversión y España sigue fuera de nuestras recomendaciones, pues el daño al músculo ya está hecho, pero al menos el esfuerzo será más equitativo. Y, como diría Fraga, hay que decirlo.  

El malo. El coco. El lobo feroz. Los políticos siempre tienen que encontrar un enemigo de la patria que justifique sus errores. Es cierto que hay especuladores puros y duros, “hedge funds” que van buscando un beneficio rápido a costa de lo que sea, pero no nos engañemos: no son los que mueven los mercados. Son los que “se chivan”, porque son cotillas y ganan dinero enterándose los primeros de las cosas. Pero no son la causa: son el efecto.