Es noticia
Sin perdón
  1. Mercados
  2. Telón de Fondo
Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

Por

Sin perdón

En un maravilloso “western” dirigido y protagonizado por Clint Eastwood, que si no recuerdo mal se titula “Sin perdón”, el protagonista dice algo así como que

En un maravilloso “western” dirigido y protagonizado por Clint Eastwood, que si no recuerdo mal se titula “Sin perdón”, el protagonista dice algo así como que “en un tiroteo en un bar no gana ni el más rápido en desenfundar ni el que tiene mejor puntería, gana el que mantiene la cabeza fría”.

Si lo pensamos dos veces –y sobre todo si alguna vez hemos tenido la desgracia de presenciar una pelea en un bar–, en una situación de locura como esa el único que acierta, sea a puñetazos o a tiros, es el que es capaz de ver las cosas a cámara lenta, es decir, el que es capaz de pensar un poco en lo que está haciendo.

Porque hoy no vamos a hablar de los mercados a corto plazo ni de los políticos –que alivio ¿no?–, ni siquiera vamos a proponer soluciones que obviamente los políticos no van a leer ni considerar. De todo ello hay mucho en artículos anteriores. Desde que pensamos qué tiene que ocurrir para que pasemos a una estrategia de inversión más agresiva (“De círculo vicioso a círculo virtuoso”), hasta nuestra propuesta de modelo de negocio para España (“Empecemos por soñar” y “España, centro de negocios”), pasando por muchas propuestas concretas de inversión. Pero lo que hace tiempo que no aportamos desde este blog son consejos. Consejos para invertir. Lo hice en artículos como “Caza, pesca, surf e inversiones” (30/07/2011), pero hace ya mucho tiempo que no entramos en ese tipo de cuestiones. Pero ahora, realmente “toca”. Y como después de casi treinta años trabajando en este sector creo que puedo aportar alguna idea, hoy les voy a pasar un consejo adicional.

Porque los mercados, sobre todo en determinadas ocasiones, se parecen al tiroteo del “saloon” de una película de vaqueros o a una pelea en una discoteca de polígono industrial. Efectivamente: tienen razón quienes dicen que los mercados son una locura. De hecho, su patología tiene nombre: son maniaco-depresivos, es decir, o están eufóricos y sobrevaloran las cosas, o están depresivos y las infravaloran. Lo que no es cierto es que esto impida ganar dinero. Todo lo contrario: es lo que permite ganarlo.

Porque para que una persona gane un 30%, tres tienen que equivocarse y perder un 10%. Sí, ya sé que no es exactamente así, pero a veces las explicaciones simplistas ayudan a comprender lo importante. Y a eso es a lo que quiero llegar: en los mercados gana el que tiene la cabeza lo suficientemente fría como para aprovechar la locura que le rodea.

Yo no practico artes marciales, pero una vez escuché a un experto explicar la importancia que tiene utilizar la fuerza del otro a tu favor. Si evitas el puñetazo de un tipo de 120 kilos, puedes utilizar la fuerza que ha concentrado para dar el golpe en desequilibrarlo (y salir corriendo, eh, que no queremos héroes muertos). En los mercados ocurre algo parecido: un solo inversor puede utilizar a su favor la fuerza de todo un manicomio. Y los locos tienen mucha fuerza.

Pongamos, por ejemplo, la situación actual. La política europea es un manicomio. Los políticos se han subido a un autobús y todos quieren conducirlo. A la vez. Y encima ninguno sabe muy bien en qué dirección. Una auténtica locura. Los pasajeros observan con horror la evolución de los acontecimientos. Como los inversores ante la situación actual. Pero los inversores no se limitan a horrorizarse ante tanto desatino y falta de liderazgo, no, los inversores hacen lo que se supone que hace el inversor medio cuando tiene miedo: vende.

¿Y qué hace el inversor inteligente? el inversor inteligente observa, analiza y espera pacientemente a su presa. Cual cazador o pescador, espera todo lo que haya que esperar porque sabe mantener la cabeza fría y, de repente, aparece la pieza de no sé cuantas puntas o el pez de no sé cuantos kilos. Es el momento de actuar. La locura ha generado la oportunidad. No tienes una finca con venados, ni un yate para la pesca de altura, pero los locos te han puesto la pieza al alcance de la mano y tu pistola o tu humilde aparejo es suficiente para llevártela. Es increíble, pero es cierto.

Vaya por delante que pensamos que hasta ahora sólo ha salido una pieza de este tipo, y más bien modesta (aunque perfecta para un inversor conservador o incluso de perfil equilibrado) y, como decía en mi “post” anterior, no está en la renta variable. El venado “de concurso” de la renta variable todavía no ha aparecido entre los arbustos. Pero en la renta fija ya asoma. No me quiero repetir porque ya hablé de ello la semana anterior, pero poder comprar bonos de compañías españolas y europeas del máximo nivel –algún banco incluido– y recibir a cambio un 5% –o bastante más si nos centramos en las mejores empresas españolas–, y todo ello con el Euribor en el entorno del 2% y bajando, es como si nos hubieran puesto en el anzuelo del aparejo un atún de cuatro kilos sin salir de la desembocadura de la ría. Y con tipos de interés a la baja en los próximos años –limpiar el bar y reparar el autobús secuestrado por los locos va a costar una severa recesión de corte incluso deflacionista–, hasta los “bancocajas” más tóxicos tendrán que bajar la remuneración de sus depósitos (esa que pagan con el dinero de los contribuyentes o jugándosela en el mercado de deuda pública española). Y si no es el mercado o la cordura, serán los “hombres de negro” los que pongan fin a esa vergonzosa y arriesgada situación que pagamos y pagaremos todos los españoles.

Luego ya viene la cuestión de la puntería. El que tiene la cabeza fría se puede permitir el lujo de apuntar en medio del tiroteo. Tampoco mucho, seamos realistas, o sea que no nos obsesionemos con coger la máxima rentabilidad por cupón. Es cierto que todavía se puede apuntar. En un manicomio todos se contagian, y las agencias de calificación están a punto de convertir en bono basura la deuda de algunas de las mejores empresas españolas. Simplemente porque son españolas. Aunque estén sentadas en “cash” o tengan activos cuya venta evitaría cualquier tipo de impago. Perfecto. Nuestra estrategia es aprovechar la locura y el empuje del loco. Esperemos un poco, apuntemos, y a lo mejor superamos el 6% en una cartera de empresas que, si dejaran de pagar sus intereses, significaría que estamos todos dedicándonos a la horticultura.

No es mi intención repetir los argumentos del artículo anterior, ni obviamente vender bonos, porque no soy un bróker. Es más, estoy diciendo que no es mala idea esperar todavía un poco más, a ver hasta dónde llega la locura. Sólo he utilizado un ejemplo, entre otras cosas porque los ejemplos realmente jugosos todavía están por “caer” –nunca mejor dicho– y ahora mismo la única pieza que entra en mi categoría de “oportunidad fruto de la locura” es la renta fija de las mejores empresas europeas. La intención de este “post” no es vender bonos –yo no vendo bonos, asesoro a inversores– sino unirlo a artículos anteriores en los que trato de compartir con el resto de la comunidad inversora mi experiencia. Yo lo agradecía mucho cuando empezaba mi carrera y hay profesionales cuyos consejos todavía sigo hoy en día. Y el mensaje es claro: el mercado es un manicomio, cierto, y en esta ocasión se han puesto al mando los políticos lo cual lo convierte en un manicomio de primera en lugar de en un simple hospital de día pero eso no es malo. No es malo para quien sepa tener la cabeza fría, sea disciplinado y sea paciente. Al contrario: sin esa fuerza que puede utilizar a su favor, jamás pescaría un pez espada de diez kilos con un aparejo.

En un maravilloso “western” dirigido y protagonizado por Clint Eastwood, que si no recuerdo mal se titula “Sin perdón”, el protagonista dice algo así como que “en un tiroteo en un bar no gana ni el más rápido en desenfundar ni el que tiene mejor puntería, gana el que mantiene la cabeza fría”.