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Muchos siguen en la 'caverna'
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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Muchos siguen en la 'caverna'

Hace unos años, concretamente el 18 de diciembre de 2010, publiqué un post titulado 'El mito de la Caverna', en el que comentaba que la gran

Hace unos años, concretamente el 18 de diciembre de 2010, publiqué un post titulado 'El mito de la Caverna', en el que comentaba que la gran mayoría de los inversores españoles viven, financieramente hablando, como el protagonista del mito de la Caverna de Platón: de espaldas al exterior, mirando únicamente las sombras que se proyectan al fondo de la caverna, perdiéndose un exterior mucho más atractivo, luminoso y colorista. En términos financieros: obsesionados con el 'perdedor' Ibex, mientras fuera suben el Dow Jones u otros mercados.

De hecho, cuando salgo por ahí, la gente que sabe o se entera que me dedico a los mercados financieros casi me da el pésame. Piensan que todas las bolsas van tan mal como la española y que yo sufro las consecuencias. Y yo pienso: ojalá todos los años sean como este y los anteriores, con alzas bursátiles por doquier –excepto en España– y alzas en el valor de los bonos (excepto hasta hace bien poco los españoles y otras 'cigarras' europeas).

En los mercados no se puede ser voluntarista. En los mercados “lo que no puede ser no puede ser y además es imposible”, como dijo el torero. Voluntarista es creerte que estás en la 'Champions League' cuando solo tienes humo y un modelo de negocio basado en el Monopoly. Voluntarista es seguir invirtiendo en bolsa española, cuando lo que tendrías que hacer es comprar un buen fondo de bolsa norteamericana o japonesa.

Y lo peor –para quien no esté dispuesto a mirar fuera de la cueva y olvidarse de las sombras– es que esto no va a cambiar a corto o medio plazo. Y digo lo peor porque obviamente me gustaría recomendar España pero, al menos por esta vez, el FMI tiene razón: España tiene muy difícil lo de crecer. Es tan simple el razonamiento que hasta da vergüenza que no lo entiendan nuestros políticos.

Miren: desgraciadamente el crecimiento en España depende del consumo interno. Ojalá dependiera de las exportaciones o fuéramos ricos en materias primas y petróleo. O grandes innovadores tecnológicos como EEUU o Israel. Pero no es así. Nuestro crecimiento depende de que el sr. Juan Español y su familia compren en los grandes almacenes, salgan a cenar, compren un coche o vayan de viaje. Bueno, cuando estábamos en la 'Champions' también dependía del ladrillo, es decir, de cuántos 'pases' diera Juan Inversor a esos pisos comprados a crédito para especular con el beneplácito del Banco de España. Pero ese motor de crecimiento obviamente ha desaparecido. Así que sólo queda el consumo interno, que representa nada más y nada menos que el 80% del PIB español.

Pero es que ahí no acaba la cosa. Es que resulta que la producción española está generada en un 90% por pymes, que viven especialmente de ese consumo interno, pero el resto, las que no son pymes, tienen un componente multinacional. Perfecto, no dependen sólo de España. Pero nos crecen los enanos. ¿Saben dónde tienen una fuerte presencia?; ¿en los países emergentes? ¿Y qué les pasa a los países emergentes? Que están 'tocados' por la pausa en el crecimiento que se está tomando China, el gran comprador de materias primas mundial. ¿Y quiénes son los grandes productores de materias primas? Pues los países emergentes, y entre ellos, los latinoamericanos, que es donde están posicionadas nuestras multinacionales. Pura ley de Murphy.

Nada que objetar a ese desarrollo internacional de nuestras multinacionales, por supuesto. Están mejor que las que solo venden en España, porque ya quisiéramos tener en España el crecimiento de Colombia o de Chile. Pero los mercados descuentan escenarios futuros y saben que durante cierto tiempo la aportación exterior de las empresas multinacionales se mantendrá o irá a menos, no a más.

De todos modos no me preocupan las multinacionales con negocios en Latinoamérica. Eso son ciclos normales y los emergentes volverán al crecimiento. Los negocios españoles en Latinoamérica seguirán siendo negocios muy rentables (con permiso de la sra. Kichner y el sr. Morales). Las que me preocupan son las pymes que tienen aquí su única fuente de ingresos. Y las clases medias que trabajan para esas pymes y que son las que cada día pierden capacidad de consumo. La agresión al bolsillo de estas clases medias es doble: sus empresas no van bien y no hay mejoras salariales, sino todo lo contrario, y el Gobierno les sube agresivamente los impuestos, incluidos los indirectos (IVA, etc.).

Con este escenario, con esta política económica, con esa falta de visión a medio/largo plazo, visión que supo tener en su día un Clinton –catalizador de Silicon Valley– o una Thatcher –catalizadora de la salida del Reino Unido de la decadencia económica y moral en la que se encontraba–, ¿cómo les voy a recomendar que inviertan en España? Si, además, utilizando fondos de inversión invertir fuera es igual o incluso más sencillo que invertir aquí. Y que no se animen las malas lenguas: en mi empresa hay una estupenda mesa de renta variable y analistas de bolsa española para inversión directa. No trabajamos solo con fondos de inversión. Pero mi papel no es enarbolar banderas, es proteger e incrementar el patrimonio de nuestros clientes. ¿Cómo les voy a decir que es mejor la bolsa española que la norteamericana o la de otros países europeos? ¿O que la japonesa? Y lo peor es que hasta ahora he tenido razón: desde que escribí el artículo del mito de la caverna (18/12/2010) el Ibex ha caído un -20% y el S&P ha subido un +34 %. Esa es, a día de hoy, la diferencia de rentabilidad en el periodo: un 54% a favor del S&P 500 en dos años y medio. Ahí es nada. Obsesionarse con el Ibex porque está aquí al lado ha supuesto un enorme coste de oportunidad. Sombras frente a realidad.

Personalmente sigo deseando recomendar cuanto antes comprar bolsa española. Fue un placer hacerlo en enero de este año en el caso de la deuda pública ('Feliz año nuevo', 05/01/13) y además ha salido muy bien. Estoy deseando hacer lo mismo con la renta variable. Pero un profesional no debe basarse en criterios patrióticos o de cercanía, sino de rentabilidad. Y hay lo que hay: o el Gobierno baja los impuestos o es literalmente imposible que crezca la economía. Y ya no contamos con motor exterior (Latinoamérica). Eso a corto plazo. Y para invertir a medio y largo plazo en España los inversores queremos un modelo de negocio claro y competitivo (aparte de un Estado mucho más barato). Yo ya hice mi propuesta en 'Valencia, paradigma de la solución y el problema de España' y más recientemente en 'El último penalti'. A lo mejor ninguna de ellas es la correcta, pero al menos hay una idea. ¿Dónde está la idea, el modelo de negocio, que propone el Gobierno para sustituir al modelo anterior, el del Monopoly? ¿Cómo piensan competir con, por ejemplo, los chinos? ¿Para cuándo una reactivación del consumo interno vía bajada de impuestos?

Cuando tenga respuesta a esas preguntas, no lo duden: recomendaré la bolsa española. Como lo hice con la deuda cuando se vio cómo el esfuerzo de los españoles –insisto: de los españoles, no de su Gobierno– iba a tranquilizar a nuestros acreedores –los mercados– porque íbamos a equilibrar las cuentas públicas. Incluso aunque fuera de forma tan injusta como que todo el peso de la reducción del déficit lo realizaran únicamente los ciudadanos, mientras el Estado se limitaba a apretarles el cinturón. Pero había que ser objetivos: España iba a pagar. O más bien los españoles. Intereses y principal. El Estado sigue con sus duplicidades y todo tipo de gastos innecesarios. Pero España paga. Y eso se iba a reflejar en la valoración de nuestros bonos –como ha ocurrido– y en la bajada de la prima de riesgo (como también ha ocurrido). Y mejorará todavía más si el Gobierno cumple lo prometido y pone, por fin, algo de su parte. Pues la misma objetividad para la bolsa española. Si España toma medidas para reactivar el consumo interno y empieza a diseñar un modelo de negocio para el futuro, mi recomendación de compra será inmediata. Y además será un placer hacerla.

¡Buen fin de semana! 

Hace unos años, concretamente el 18 de diciembre de 2010, publiqué un post titulado 'El mito de la Caverna', en el que comentaba que la gran mayoría de los inversores españoles viven, financieramente hablando, como el protagonista del mito de la Caverna de Platón: de espaldas al exterior, mirando únicamente las sombras que se proyectan al fondo de la caverna, perdiéndose un exterior mucho más atractivo, luminoso y colorista. En términos financieros: obsesionados con el 'perdedor' Ibex, mientras fuera suben el Dow Jones u otros mercados.