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Consejos para quienes suscribieron fondos mixtos y de rentabilidad objetivo
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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Consejos para quienes suscribieron fondos mixtos y de rentabilidad objetivo

Este artículo va dedicado a quienes compraron alguno de estos productos y ahora se ven en una situación que no imaginaban

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El señor Fernández tenía un depósito al 2,5% anual de interés. Estaba contento. No sabía nada de finanzas. Ya tenía bastante con trabajar en lo suyo para poder pagar impuestos (el gobierno había decidido que era “rico” por ganar 65.000 euros al año después de una vida dedicada al trabajo). El caso es que de inversiones no sabía, pero sísabía lo que era la inflación, el famoso IPC, y que era bajo. Así que un 2,5% en una inversión tan segura le sonaba bien.

Un día, en enero de este año, le llamaron del banco y le dijeron que su depósito estaba a punto de vencer. “Bueno"-pensó mientras escuchaba al comercial-“no parece algo serio, que lo renueven y punto”. Pero su nivel de atención cambio cuando le dijeron que le ofrecían un 1%.¡Un punto y medio menos! Y eso sí aportaba otro tipo de negocio al banco. En caso contrario podría ser incluso menos.

Ciertamente él -como todos sus amigos– tenía alguna mala experiencia previa con productos bancarios, pero desde que se limitaba a depósitos estaba contento, así que decidió hacer caso y comprar lo que le ofrecía el banco como alternativa: un fondo de inversión con rentabilidad objetivo y un fondo mixto.

No tenía mucha idea de qué iban ninguno de los dos, pero como le había recalcado al comercial que él era una persona conservadora y que no quería perder dinero, y el comercial le había asegurado de que eso no ocurriría, pues dijo que “p´alante”.

El caso es que hoy ha visto en un extracto la valoración de sus fondos y casi le da un mareo: el más tranquilo, en el que había invertido 100.000 euros, si lo vendiera ahora valdría 96.000. Más una comisión de salida del 1% Vamos, que si vendía ahora, su inversión “conservadora” daría una pérdida de 5.000 euros.

El fondo mixto, la otra opción que le dieron también ha recibido lo suyo, pero, curiosamente, la pérdida es menor. Y eso que una parte -como un 30%- estaba invertido en bolsa. ¿Y no era la bolsa lo peligroso y la renta fija –los bonos– lo tranquilo?

Los fondos de rentabilidad objetivo recuperarán al menos parte de lo perdido y, en el peor de los casos, puede esperar al vencimiento

La otra víctima de la situación era el comercial del banco. Maldito el día que los de arriba le dijeron que cuando alguien entrara por la puerta le colocara estos productos. Llevaba una mañana de perros. Llamadas por todos lados. Y explicaciones sobre temas que a el mismo le costaba entender. Y en esto llama un tal Fernández que está de los nervios. Aquello no parecía acabar nunca. Según le habían explicado, los bonos habían subido mucho durante mucho tiempo y eso había dado lugar a una fuerte corrección en el mercado, de forma que los últimos que entraron en productos de este tipo veían cómo el valor de los fondos era menor que lo que invirtieron. Y el señorFernández era de los que habían entrado hace unos meses.

El comercial le explicó que si mantenía el fondo hasta el vencimiento no iba a perder nada -lo cual era cierto–, salvo si había algún problemacon el “macheo” de los bonos o un default, pero eso se lo había comentado un compañero aficionado a los mercados y también le había dicho que en el fondo de su banco-no sabía en otros– esa posibilidad era muy remota.

El señor Fernández, que había tenido un garantizado que le había dado un 0,5% en tres años, no estaba muy convencido. Es más, le preguntó que pasaba si lo vendía hoy mismo. Sus temores se confirmaron: “si lo vende hoy mismo palma 5.000 euros”. De los que 1.000 son para el banco como comisión de salida. Al ver como enrojecía la cara del señor Fernández y temiendo por su integridad física, el comercial reaccionó rápidamente:¡salvo que lo haga en una “ventana de liquidez”, que ahí no hay comisión para el banco! (Ufff...).

Lo que nos dice esta corrección es que hay un límite, un techo, técnicamente hablando, a lo que puede subir un bono europeo

El Sr. Fernández recordaba algo al respecto, se relajó un poco y dijo: “o sea, que si espero al mes de junio ¿recupero lo que invertí? Bueno, no exactamente: no tendría que pagar los 1.000 euros de la comisión de salida, pero tiene que vender a precio de mercado. En otras palabras: si los bonos que lleva el fondo no recuperan posiciones, Ud. pierde 4.000 euros. Y no digamos si bajan más.

A estas alturas el señor Fernández se arrepentía de no haberse conformado con el 1% que le habían ofrecido, pero, dispuesto a acabar la tarea, preguntó por el fondo mixto. La buena noticia que le dio el pobre comercial fue que el mixto lo podía vender cuando quisiera. Y sin comisión. La mala: que todo a precio de mercado, es decir, perdiendo dinero. Un 70% del fondo mixto estáinvertido en bonos. Y que en ese no había ninguna garantía de que a vencimiento se recuperara el principal porque no había tal vencimiento.

Agobiado, abatido, y dolido porque encima de que trabajaba para el Estado de enero a septiembre –si sumaba impuestos indirectos– ahora encima iba a ver cómo disminuían sus ahorros, sus 200.000 euros de “rico”, según el gobierno. Así que decidió irse a su casa, relajarse y esperar que alguien le diera una buena noticia. Vaya día.Ya en casa se planteó la pregunta:

¿Y qué hago?

Se lo pregunta el señor Fernández y probablemente también miles de personas que se encuentren en su situación. Vamos a tratar de responder a su lógica inquietud y, como de los errores se aprende, recordar algunas cosas que habrían servido para evitar este disgusto.

No entre en pánico

Cierto. Tiene –hasta cierto punto– un problema. Habría sido mejor tener un fondo de renta fija “de los de toda la vida”, que los puedes vender cuando quieras y sin comisiones de salida. Y también haber evitado los fondos mixtos, que, salvo que sean “dinámicos”, es decir, que el gestor gestione, son como motores monovolumen: se estropea una bujía y los tienes que cambiar enteros. Y, en mi opinión, aquí lo que requiere cambio y revisión es la parte de renta fija, no la de renta variable.

Pero vayamos por partes. La buena noticia es que seguramente las aguas se calmarán y el mercado de bonos se estabilizará en un punto de equilibrio acorde con las circunstancias económicas y financieras reales. Resultaba inquietante -y aconsejaba tomar precauciones, como dije en “Mirando al ratón mientras tenemos un tigre a nuestras espaldas”- que estuviéramos llegando al punto de tener que pagarle al estado alemán por prestarle dinero a diez años vista. Porque eso es un bono con vencimiento a diez años con tipo de interés negativo, y es hacia donde se dirigía la cotización del bono de referencia europeo.

Tampoco tenía mucho sentido que se premie con tipos bajísimos una política económica como la española que no ha conseguido avances en la reducción del déficit pese a crujir a los ciudadanos a impuestos y ahorrarse un pastón en intereses de la deuda.

Pero en la situación de estancamiento o, en el mejor de los casos, lenta recuperación europea, tampoco es lógico que los tipos entren en una tendencia alcista consistente, que es lo que hace que bajen –de forma igualmente consistente- los bonos. Al menos no la tiene por el momento. Cuestión distinta sería que se animara de verdad el crecimiento, lo que haría que subiera la inflación. Y esto es probable que ocurra, pero no pasado mañana.

Así que “tranquis”, como dicen mis hijos. Los fondos de rentabilidad objetivo recuperarán al menos parte de lo perdido y, en el peor de los casos, puede esperar al vencimiento, y que, salvo sorpresas en la “letra pequeña” –que las hay– recupere lo invertido más los intereses –cupones– de los bonos que lleva en cartera.

El problema es otro: ¿qué pasará cuando no sea una corrección después de un desmadre comprador, sino un auténtico cambio de tendencia? Si cambia la tendencia de medio/largo plazo lo que les va pasar a personas como el señor Fernández es que van a ver como su fondo da una TIR del 1,5% cuando los tipos en el mercado son mucho mejores. Lo que viene llamándose técnicamente “coste de oportunidad”. Un poco como el que invirtió en un garantizado y le dado un 1% anual – o en depósitos – y ha tenido que ver como en los últimos años hasta el fondo de renta fija más sencillo se revalorizaba un 8% anual.

¿Pero vendo?

Los fondos de rentabilidad objetivo se parecen más a un contrato que a un fondo tradicional. Todo depende de la letra pequeña.

Yo parto de la base de que lo que nos dice esta corrección es que hay un límite, un techo, técnicamente hablando, a lo que puede subir un bono europeo. Quienes hayan comprado un fondo con rentabilidad objetivo hace dos o tres años tienen una buena rentabilidad interna y tampoco les queda tanto para el vencimiento. Pueden sentarse y esperar. Pero también llevan acumulada una plusvalía importante que podrían perder si cambia la tendencia. Les sugeriría que hicieran números y si la plusvalía es potente –depende del fondo– que aprovechen la primera ventana de liquidez que se presente – para no pagar comisión – y realicen beneficios traspasando ese dinero a un fondo más “tranqui”. Al menos parcialmente. Es parecido a lo que recomendaba en aquel artículo de hace tres semanas hablando de fondos de renta fija “normales”: no es cuestión de desaparecer. Es cuestión de reducir riesgo. En el próximo artículo les diré dónde llevaría yo ese dinero (sino este va ser más largo de lo que ya es).

Los que hayan “entrado” hace poco tienen, como comentaba antes, dos opciones. Están subidos en un activo que lleva 30 años revalorizándose, aunque ellos se hayan montado hace cinco meses. Pueden mantener el fondo y esperar al vencimiento. El precio es que si los bonos han tocado techo y empiezan a cambiar de tendencia podrían ver como el valor de mercado de su fondo se deteriora a lo largo de los próximos años. Si no necesitan el dinero no pasa nada. Pero si creen que pueden necesitarlo, podría no ser mala idea dar marcha atrás si el mercado se tranquiliza. Podría no ser mala idea aprovechar la ventana de liquidez.

Respecto al mixto, yo lo mantendría si la parte de renta fija no tiene lo que se conoce como una duración elevada –los bonos que más sufren si suben los tipos-ni va cargado de deuda púbica de largo plazo (pregunte a su asesor, que eso lo tiene que saber. Personalmente, no me preocupa la parte de renta variable. Lo bien que se ha comportado en medio del trastazo de los bonos confirma, creo, que a poco que se calmen las cosas volverá al camino alcista. Es lógico: si bajan los bonos es porque el mercado piensa que Europa sale del agujero y evita la “japonización”, lo cual es bueno para la economía real y, en consecuencia, para las empresas (más información sobre esto en mi artículo anterior).

Aprenda del error

Equivocarse puede tener consecuencias positivas. Será por la madurez, pero yo cada día valoro más los errores por lo que aportan que por lo que quitan. Llevo años recomendando fondos que inviertan en bonos europeos. La diferencia es que los que he recomendado se pueden vender en el momento que uno quiera y sin comisiones de salida. No digo que previera este trastazo en su justa medida. Como verán, en el artículo “del tigre” me limitaba a recomendar “ir reduciendo gradualmente la duración de la cartera, es decir, que los bonos que tengan en la misma –o las de los fondos de renta fija en los que inviertan– tengan vencimientos menos sensibles a un cambio de tendencia o a una corrección”. Es más: podría no haberlo visto venir en absoluto. Pero siempre me quedaría la opción de vender cuando despeje sin tener que esperar a que me abran la ventana (de liquidez). Y a veces solo despeja un par de días y luego vuelve la tormenta.

Mi libro “¿Y yo, que hago con mis ahorros?” habla de eso y de otras precauciones que se deben tomar cuando uno sale de un depósito. Suena a publicidad y lo es, pero es igualmente cierto que para eso hice y recomiendo el libro: para ayudar a quienes salen de un depósito. Para que no se las den todas en el mismo carrillo y puedan obtener una rentabilidad razonable sin perder el sueño ni el dinero. Lean sino el capítulo 10 titulado “Cartera para Juan el Ahorrador” (*) y díganme si no sería diferente su cartera de inversiones. Habría fondos de renta fija, sí, pero líquidos. No habría mixtos y su patrimonio incluiría otras inversiones – diversificación – con mejores expectativas de revalorización. Y además sabría que ha comprado.

¡Buen “finde”!

(*) Aviso para quienes compraron o se plantean comprar el libro: precisamente una de las recomendaciones era suscribir fondos que invirtieran en bonos europeos –“normales”, de los que se pueden vender en cualquier momento- , pero han subido tanto desde que se publicó el libro que esa recomendación en concreto –hay más– hay que matizarla, cosa que hice en el artículo “Mirando al ratón mientras tenemos un tigre a nuestras espaldas” y que detallaré/actualizaré en mi próximo artículo.

El señor Fernández tenía un depósito al 2,5% anual de interés. Estaba contento. No sabía nada de finanzas. Ya tenía bastante con trabajar en lo suyo para poder pagar impuestos (el gobierno había decidido que era “rico” por ganar 65.000 euros al año después de una vida dedicada al trabajo). El caso es que de inversiones no sabía, pero sísabía lo que era la inflación, el famoso IPC, y que era bajo. Así que un 2,5% en una inversión tan segura le sonaba bien.

Renta fija Rentabilidad Renta variable Patrimonio