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El BCE no debería regalarle dinero a los gobiernos
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Víctor Alvargonzález

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El BCE no debería regalarle dinero a los gobiernos

Propongo una idea que ayudaría a reducir los efectos secundarios del QE: que los gobiernos reviertan a la economía lo que se ahorran gracias al QE

Foto: Luis de Guindos, ministro de Economía (EFE)
Luis de Guindos, ministro de Economía (EFE)

En un artículo anterior comentaba que el QE ayuda, pero no cura. No se pueden negar los cuidados paliativos, pero tampoco engañarse pensando que solucionan el problema. Hoy propongo una idea que ayudaría a reducir los efectos secundarios del QE y lo harían más efectivo. Concretamente que, ya que los gobiernos se niegan a adelgazar, al menos reviertan a la economía lo que se ahorran gracias al QE.

Un efecto secundario del QE es que fomenta la complacencia de los políticos. Si el BCE les compra masivamente la deuda que generan, la tendencia natural del político es sonreír y seguir gastando. Si, además, esas compras generan una bajada en los tipos de interés que se pagan por la deuda no es ya que se ría: es que se parte.

En España decimos que contra el vicio de pedir está la virtud de no dar. En mi opinión, el BCE debería poner condiciones a su inyección masiva de dinero. Y esto no es decir que el banco central entre en política. Mi planteamiento es que si no condiciona su apoyo, las inyecciones de liquidez van a servir de poco. Y si el dinero no llega a la economía real, no conseguirá que la inflación suba hasta los niveles que conforman su mandato. De nada sirve que haya crédito si no mejora la demanda interna. Si una empresa puede a duras penas vender su producción actual ¿porque va a pedir un crédito para construir una fábrica nueva? Y mucho menos dejar de bajar precios para poder dar salida a la producción.

Si el BCE les compra masivamente la deuda que generan, la tendencia natural del político es sonreír y seguir gastando

De momento aquí hay uno que ha salido ganando: el Estado. Subasta de deuda tras subasta de deuda, desde que planteó la posibilidad del QE y empezaron a descontarlo los mercados el Estado paga menos por endeudarse. Superadas las elecciones – esperemos que sin sustos – pagará menos todavía. Como Italia, que, al no tener riesgo de que gane una coalición radical de izquierdas, paga un 1,63% por los bonos a diez años en lugar de nuestro 1,80%

Pero hay más: hace tres años el gobierno español pagaba nada más y nada menos que un 5,80% por endeudarse a diez años. Pues al “gordo” le ha tocado el gordo dos veces. Primero, las fuerzas deflacionistas, y luego el regalo del BCE. El Estado se ha ahorrado miles de millones cada año. Lo lógico sería que nos los ahorráramos todos. Primero porque somos los “paganinis” cuando las cosas van mal y aquí hay que estar también a lo bueno, no solo a lo malo y, segundo, porque ese dinero vendría de perlas a la economía si estuviera en el bolsillo de los ciudadanos en lugar de fomentando el endeudamiento del Estado.

Hablamos de miles de millones. Hablamos de países que, como España, tienen un ratio de deuda sobre PIB de casi el 100%. Imagínense lo que se ahorra el Estado con una bajada de un punto porcentual en los tipos de interés sobre una deuda de más de un billón de euros. Si usted lo nota en lo que paga por su hipoteca de 200.000 euros, calcule si su piso costara un billón. Con ese dinero se podría bajar, por ejemplo, el IVA, una medida que favorece el consumo y que desde luego no se puede decir que favorezca a estos pobres “ricos” españoles a 30.000 euros la unidad (familiar). Y ¿por qué no?: con ese dinero también se pueden bajar - de verdad, sin trucos - los impuestos a esos malvados “ricos” de la parte alta de la cadena alimenticia del Sr. Montoro que, además de supuestamente ricos, son unos pringados, porque han sido los que más han pagado en el IRPF por la incompetencia económica de los políticos. Y otra ventaja: esos malvados gastan, que es precisamente lo que se necesita el país: gasto que genere inversión y empleo.

El mecanismo debería ser automático. Tras doce meses desde el anuncio de un QE por parte del BCE se calcularía el ahorro generado y los gobiernos tendrían que bajar al año siguiente los impuestos por ese importe. De hecho, el ahorro para el gobierno sería superior, porque en los mercados bajan los tipos en cuanto “se huele” el QE. Pero desgraciadamente ese momento no es fácil de establecer en una fecha concreta.

Obviamente el Estado tendría que ir generando un fondo con ese dinero. No es difícil: el ahorro que se produce en las subastas de letras y bonos del Estado es conocido de inmediato, por lo que habría tiempo para llenar la hucha.

El ahorro que se produce en las subastas de letras y bonos del Estado es conocido de inmediato, por lo que habría tiempo para llenar la hucha

Habría muchos detalles que ver y excusas que poner a esta idea, pero una cosa está clara: igual que ahora los políticos encuentran rápidamente un gasto donde llevar ese ahorro, por las mismas podrían meterlo en una hucha, cuyo contenido iría luego al bolsillo de los españoles y de ahí al consumo y la inversión. El dinero que se fuera al ahorro también es bueno: reduce nuestro excesivo endeudamiento privado, mejora la capacidad de dar crédito de los bancos y, si va a la renta variable, financia el tejido empresarial.

Alguien dirá que el gobierno ya hace lo que propongo porque ha bajado recientemente los impuestos. Que coja una calculadora. Y calculen no ya desde que se inicia el QE, sino desde que los mercados empiezan a descontarlo, muchos meses antes de su inicio.

El BCE tiene el poder necesario para exigir – no pedir - esta medida, y si lo hiciera estaría actuando dentro de su mandato, como cuando pide tímidamente reformas enseñando la zanahoria pero sin sacar el palo. Tiene, además, el apoyo de Alemania, que no es poco.

Miremos a EE.UU.: tiene un 5% de paro y crece al 2,5% anual. Eso no es mérito exclusivo de la Fed. Bernanke facilitó las cosas. Y lo hizo rápido. Pero la clave han sido el dinamismo de la economía norteamericana y su apoyo al emprendedor y a la innovación.

Imprimir billetes es fácil. Poner en vereda al Estado para que adelgace es más difícil. Pero hay un punto intermedio y es exigir que lo que le ahorra el BCE a los gobiernos en intereses de deuda revierta directamente a la economía. ¿No dijo Draghi que hay que hacer “todo lo necesario” para cumplir el mandato del banco central? Ya que no se va a exigir a este obeso que haga régimen, que al menos se le exija que no coma más.

¡Que pasen un buen fin de semana!

En un artículo anterior comentaba que el QE ayuda, pero no cura. No se pueden negar los cuidados paliativos, pero tampoco engañarse pensando que solucionan el problema. Hoy propongo una idea que ayudaría a reducir los efectos secundarios del QE y lo harían más efectivo. Concretamente que, ya que los gobiernos se niegan a adelgazar, al menos reviertan a la economía lo que se ahorran gracias al QE.

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