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Menos quejarse y más adaptarse (al nuevo entorno de mercado)
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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Menos quejarse y más adaptarse (al nuevo entorno de mercado)

Andan quejosos importantes gestores porque, con tipos de interés cero, no se gana dinero sentándose sobre un activo de renta fija a cobrar el cupón. En

Andan quejosos importantes gestores porque, con tipos de interés cero, no se gana dinero sentándose sobre un activo de renta fija a cobrar el cupón. En algunos de los “de toda la vida” hay incluso que pagar por tenerlos.

Queda muy bien decirle a la Fed lo que debería hacer para que el dinero en un depósito vuelva a dar un rendimiento razonable, pero eso no les va a servir de nada a los clientes. Con los últimos datos de crecimiento norteamericano – y no digamos en el resto del mundo - la reserva federal tiene muy difícil justificar nuevas subidas de tipos en el corto y medio plazo.

A los clientes tampoco les vale el argumento de que la “nueva normalidad” económica es mala porque no da cupón, o que los políticos miran para otro lado en lugar de bajar los impuestos para ayudar a los bancos centrales a animar la economía. Incluso siendo cierto – especialmente lo último - , quejarse no da rentabilidad. Hay que ponerse manos a la obra y recordar cual es el concepto de gestión, es decir, currárselo para ganar dinero porque una cosa está clara: siempre que baja algo, sube otra cosa.

Decía Darwin que el ser humano domina sobre el resto de especies no por ser más listo, sino por su capacidad de adaptación. Pues bien, ha llegado el momento de adaptarse al “new normal”, a los tipos cero, a China creciendo a medio gas, al petróleo a 20 euros, a la volatilidad y a una clase política deprimente. Simplemente porque es lo que hay.

Antes de entrar en harina seamos justos: en este entorno se puede obtener rentabilidad, pero no se pueden hacer maravillas. Con tipos cero y muchos bonos dando rentabilidad negativa, ganar un tres o un cuatro por ciento anual está muy bien. Especialmente en un entorno muy volátil en el que tomar riesgos excesivos puede ser letal.

Al inicio del año hablaba de adaptarnos a la montaña rusa – reducir riesgo en carteras - y en el artículo siguiente decía donde invertiría el dinero resultante de las ventas. El primer activo que recomendaba era la renta fija corporativa de grado de inversión (quedan fuera los bonos de alto rendimiento y hay que ser muy selectivos cuando se trate de bancos)

No voy a repetirme insistiendo en los motivos de esa recomendación. Pero sepan, primero, que va bien: el índice Bloomberg EUR Investment Grade European Corporate Bond Index sube un 1% en lo que va de año. Segundo, y más importante: creo que la “desesperación” del BCE ha reforzado la idea. Los políticos le han dejado sólo ante el peligro de una economía estancada y en deflación. Pero Draghi morirá matando. No puede hacer eso del helicóptero que lanza billetes que propuso en su día Milton Friedman – dar dinero directamente a los consumidores – y cada día quedan menos bonos soberanos que cumplan los requisitos para poder comprarlos. Pero no se le ha acabado la munición.

Descartada la compra de acciones – al Sr. Weidmann del Bundesbank le daría un infarto– y, considerando que no puedes pasarte en lo de cobrarles a los bancos por los depósitos, so pena de que quiebre alguno, la única salida lógica para inyectar liquidez en el sistema es la compra de bonos corporativos de grado de inversión. Las ventajas son obvias: la inyección monetaria sería paneuropea – en todos los países hay grandes empresas con bonos cotizados -, ayuda a que sigan bajando los costes de la deuda empresarial y todavía son mayoría los bonos corporativos que dan cupón positivo. De paso, se compensa a los bancos por la faena de los tipos negativos abaratando sus costes de financiación y se manda un mensaje a los políticos: o ayudan con reformas, o se acabó el chollo de venderle bonos al BCE y abaratar así los costes de sus déficits.

Otra recomendación que he hecho para este entorno es la de “ser abuela”, es decir, elegir las inversiones en renta variable en función de la estabilidad y solidez del dividendo de las compañías (mi abuela no miraba las cotizaciones, solo los dividendos) No tenemos un índice de referencia para “abuelas”, es decir, uno que sólo incluya compañías que paguen buenos dividendos de forma consistente, pero tenemos gestores de fondos que se dedican a eso. Y no lo hacen mal en épocas de crisis: en lo que va de 2016, la pérdida en un fondo de este tipo ronda el 7%, que no está mal si se compara con el 12% que ha caído el Eurostoxx. Gestionar es también perder menos que el mercado cuando baja.

Un buen dividendo es una alternativa a un mal cupón y los gestores acabarán comprando ese tipo de valores, haciendo subir sus cotizaciones. Un cupón del 4% - media del Eurostoxx 600 – es una tentación cuando la renta fija paga tan poco.

Con la opción “abuela” estamos en el mercado para cuando cambie de dirección, pero con menos volatilidad que en un valor “puro” de renta variable. Y cobramos un dividendo del 4%, que no es poco) Pero permítanme insistir en el “disclaimer” bancario: bancos los justos y sólo los que tengamos buenas razones para pensar que seguirán pagando el dividendo.

Un gestor de activos tiene muchas formas de ganarse el sueldo. Yo he mencionado un par de ellas. Pero hay más, incluso para entornos de estancamiento y deflación (ver “El japonés que vendió un piso y compró bonos del Estado”)

No es fácil generar rentabilidad en la nueva – y bastante anormal – normalidad, pero tampoco es excusa. No lo es para el cirujano que se enfrenta a una operación complicada, no lo es para el agricultor que ve como cae un pedrisco y no va a serlo para el gestor. Pero es posible. Quejarse no es la mejor alternativa y el depósito al cero por ciento, tampoco.

Andan quejosos importantes gestores porque, con tipos de interés cero, no se gana dinero sentándose sobre un activo de renta fija a cobrar el cupón. En algunos de los “de toda la vida” hay incluso que pagar por tenerlos.

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