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Los inversores, hasta las narices de la política europea
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Víctor Alvargonzález

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Los inversores, hasta las narices de la política europea

Cuando no es Grecia es Inglaterra. Y cuando no sea Inglaterra será cualquier nueva incompetencia de los políticos europeos. El caso es que aquí siempre pasa algo

Foto: El primer ministro británico David Cameron (c-d) conversa con el presidente español en funciones Mariano Rajoy antes del Consejo Europeo. (EFE)
El primer ministro británico David Cameron (c-d) conversa con el presidente español en funciones Mariano Rajoy antes del Consejo Europeo. (EFE)

Ya estamos otra vez. Cuando no es Grecia es Inglaterra. Y cuando no sea Inglaterra será cualquier nueva incompetencia de los políticos europeos. El caso es que aquí siempre pasa algo.

A principio de año les dije que 2016 sería el año de la volatilidad. Así se titulaban mis conferencias: “2016, el año de la volatilidad”. Decía que la volatilidad es consecuencia de la incertidumbre –del exceso de incertidumbre, porque incertidumbre hay siempre– y que mientras haya mucha incertidumbre habrá mucha volatilidad, un mal escenario para tener renta variable en cartera, que sólo debíamos tener en “platos pequeños” (ver “¿Qué es una cartera todo terreno?")

En mi opinión, es más fácil predecir los grandes temas –como la volatilidad o la evolución de los tipos de interés- que tratar de acertar en cuestiones puntuales impredecibles como el resultado de un referéndum, o imposibles de saber, como la verdadera situación de la economía china. Es más fácil partir de la base de que si llueve mejor quedarse en casa o salir con paraguas que tratar de acertar en el tramo horario en el que lloverá.

Una cosa es que haya problemas, otra que siempre haya problemas. Especialmente en Europa, que salimos de una para entrar en otra. Así que si me preguntan que ha cambiado en mi estrategia después de Brexit les diré que muy poco. Más bien al contrario: la reafirma. Obviamente en enero yo no tenía la menor idea de si habría o no salida del Reino Unido de la Unión Europea, pero no era difícil intuir que entrábamos en un año movidito. Y sigue siéndolo.

Siempre es una buena estrategia aprovechar la locura global para oportunidades locales

Pero, dicho esto, también es cierto que hechos como la salida del Reino Unido de la UE no se dan todos los días y aconsejan revisar estrategias, por si acaso. Y también generan alguna que otra oportunidad.

Siempre es una buena estrategia aprovechar la locura global para oportunidades locales. La primera sería Estados Unidos. Ante la locura europea, el dinero que invierte en bolsa tiene dos alternativas: la norteamericana o la emergente (descarto Japón porque no sé cómo acabará aquello pero tiene muy mala pinta)

En Estados Unidos tenemos el riesgo Trump, porque Hillary es una candidata terriblemente mala. No la vería yo ganando frente a alguien medianamente normal. Es más: no descartaría que la gane un candidato que de normal no tiene nada. Pero la única forma que tiene Trump de ganar a Hillary es moderar su discurso y convertirse en un candidato que, sin perder su capacidad de comunicar y conectar con la gente corriente, evite alienar a latinos, afroamericanos, musulmanes, etc. Y moderar su discurso económico, porque el americano medio no quiere pelearse con medio mundo, sólo marcarle ciertos límites a China y a la mano de obra barata de los países emergentes. En otras palabras: si el riesgo es que gane un Trump “normalizado”, me parece un riesgo asumible. Al Trump de las primarias, el que es un verdadero riesgo, le gana hasta Hillary.

El inversor agresivo puede aprovechar que la locura europea se va a llevar mucho dinero a Norteamérica

Así que, -primer “matiz estratégico”- el inversor agresivo puede aprovechar que la locura europea se va a llevar mucho dinero a Norteamérica. El equilibrado lo mismo, pero esperando a, como dije en un artículo anterior, a que el S&P500 rompa sus máximos históricos, señal técnica extremadamente importante ¿Y el inversor conservador? No debe tener renta variable y punto. Hasta que despeje de verdad.

En cuanto a las economías emergentes, no me extrañaría nada que parte del dinero que está harto de Europa eligiera invertir en compañías de países emergentes, pero ahí sería cuidadoso. No olvidemos que uno de los epicentros de la incertidumbre/volatilidad sigue estando en China.

Hay otro tipo de inversor que puede y debe aprovechar situaciones como esta: el inversor de “comprar y mantener”. El que aprovecha cada vez que el mercado pasa por momentos realmente difíciles para comprar activos de indudable calidad que mantendrá en cartera durante años, olvidándose de si llueve o hace calor. Un ejemplo: la compañía alemana BMW. A mi me encanta esa compañía. Me gusta todo lo que hacen. Me encantaría ser accionista de BMW y, gracias a Boris y compañía – los políticos ingleses del “Brexit” -, ahora puedo serlo con un descuento del 40% respecto a sus máximos históricos.

Queda una pregunta: si seguimos infraponderando la renta variable, tal y como sugería en enero y sigo sugiriendo ahora ¿dónde ponemos el resto del dinero? Pues en fondos de inversión que nos den un poquito más que un depósito -y cero disgustos-, en fondos de renta fija corporativa, recomendación que ha funcionado francamente bien, y, finalmente, una novedad: volver a “fondtesoros” españoles (fondos que invierten en deuda pública española)

Si el temor a un gobierno radical de izquierda hizo subir la prima de riesgo, ¿qué hará si finalmente tenemos un gobierno de centro derecha? No es que el PP se haya distinguido por apretar el cinturón de nuestro estado gordo y glotón, pero ahora tiene que contar con los votos de un partido que ha prometido reducir la chicha del Estado en lugar del músculo de la sociedad. Que gran momento el de la futura negociación para que Ciudadanos demuestre a sus votantes que esta dispuesto a exigir la reducción del despilfarro y los “chiringuitos políticos” a cambio de su apoyo. Eso sería música para el inversor en bonos del estado.

Por cierto, y hablando de bonos corporativos y deuda española: si el BCE ya tenía una política acomodaticia, ¿se imaginan cómo será ahora que el Brexit va a restar varias décimas al ya de por si débil crecimiento europeo?

Ya estamos otra vez. Cuando no es Grecia es Inglaterra. Y cuando no sea Inglaterra será cualquier nueva incompetencia de los políticos europeos. El caso es que aquí siempre pasa algo.

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