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Del “es la economía, estúpido” al “es la política, ….”
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Víctor Alvargonzález

Telón de Fondo

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Del “es la economía, estúpido” al “es la política, ….”

La política la carga el diablo y ahora mismo el diablo habla francés. Debemos seguir la evolución política europea con la misma atención con la que seguimos la información económica

Foto: La líder del partido ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen. (EFE)
La líder del partido ultraderechista Frente Nacional (FN), Marine Le Pen. (EFE)

El otro día, alguien dejó de seguirme en Twitter porque “hablaba de política”. Tiene razón: muy a mi pesar, la realidad es que el mercado cada vez depende más de la política y menos de la economía.

¿No están de acuerdo? Pasen y vean: en Estados Unidos las cotizaciones se mueven al ritmo que marca Donald Trump. Desde el índice general, que sube ante la promesa de bajadas de impuestos y estímulo económico, pasando por la cotización de las empresas farmacéuticas, que se desploma porque el presidente dice que cobran demasiado, o la de la Ford, que tiene que echar marcha atrás en sus planes para una nueva fábrica en México.

Y así empieza cada nueva jornada bursátil. Con algo a lo que Trump beneficia o algo a lo que Trump perjudica. O ambas cosas. Si Donald firma una orden ejecutiva para desregular el sistema financiero, suben los bancos. Si la orden es para eliminar requisitos medio ambientales, el que sube es el sector energético. Y no son solo las bolsas. Los bonos llevan cayendo desde que ganó, y si Trump dice en Twitter que no le interesa un dólar caro, el dólar deja de subir. Aunque los fundamentos macroeconómicos digan que debería hacer lo contrario.

El euro es perfecto para echarle la culpa de todas las desgracias y, de paso, desviar la atención sobre la incompetencia de los políticos

Y no se engañen: no es sólo en Estados Unidos. Dios no lo quiera, pero si Marine Le Pen ganara las elecciones en Francia, nadie se fijaría en la recuperación de la economía europea, entre otras cosas porque ha prometido sacar a su país del euro. Y que me dicen de Italia, donde llegan las elecciones y todos los partidos menos el que gobierna quieren, a su vez, salir del euro (el euro es perfecto para echarle la culpa de todas las desgracias y, de paso, desviar la atención sobre la incompetencia de los políticos)

Con la política hemos topado señores. No les quepa la menor duda de que este año el resultado de las bolsas europeas va a depender de si gana o pierde Le Pen. Si gana, no quiero imaginar en que profunda sima podría acabar el Eurostoxx. Pero si pierde, y a falta de novedades de última hora, podríamos tener un año excelente, con un mercado que descuenta una recuperación económica no inflacionista, uno de los escenarios que más pueden gustarle a las bolsas.

En lenguaje inversor, todo lo anterior podría traducirse en:

Aunque se hable más de Trump –y se hablará mucho de Le Pen-, el viento económico y financiero es favorable a la renta variable. Téngalo en cuenta cuándo pinten bastos en la política.

El “cuándo” comprar o vender lo va a marcar la política, cierto, pero el “qué” debe decidirlo el análisis económico y financiero

No obstante, la política la carga el diablo y ahora mismo el diablo habla francés. Debemos seguir la evolución política europea con la misma atención con la que seguimos la información económica.

Hemos visto el lado positivo para los mercados del señor Trump. Estemos también preparados -y mantengamos liquidez- para cuando su curiosa forma de gobernar dispare la volatilidad.

El “cuándo” comprar o vender lo va a marcar la política, cierto, pero el “qué” debe decidirlo el análisis económico y financiero.

Estemos atentos a qué expectativas se van cumpliendo y cuales no. Y a que ritmo. Lo que diga el Sr. Trump es una cosa. Lo que pase puede ser otra y el mercado lo acabará reflejando.

No es un año para ser maximalistas. Lo importante es ganar dinero, no sentar cátedra.

Fue un político en campaña el que le dijo a un asesor lo de “es la economía, estúpido”, para recordarle que era la situación económica la que iba a decidir el resultado de las elecciones. En 2017 podría ser al contrario: que sea la política la que determine el resultado en los mercados financieros.

El otro día, alguien dejó de seguirme en Twitter porque “hablaba de política”. Tiene razón: muy a mi pesar, la realidad es que el mercado cada vez depende más de la política y menos de la economía.

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