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Increíble: la Fed recoge velas y el cielo no se cae sobre nuestras cabezas
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Víctor Alvargonzález

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Increíble: la Fed recoge velas y el cielo no se cae sobre nuestras cabezas

Disfruten de la Semana Santa porque, pese a que se haya acabado el QE y empiece el EQ (el QE al revés), el cielo sigue ahí, la tierra da vueltas con regularidad y amanece, que no es poco

Foto: La presidenta de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, Janet Yellen. (EFE)
La presidenta de la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos, Janet Yellen. (EFE)

En el mundo financiero ocurre como en el periodismo: venden más las malas noticias que las buenas. Como decía Billy Wilder, “no dejes que una buena noticia te arruine un titular”.

En el sector financiero tienen más seguidores quienes anuncian el fin del mundo, aunque lleven años fallando estrepitosamente, que quienes llevaban esos mismos años diciendo que tanto la renta fija como la variable eran buenas inversiones. De nada ha servido que el precio de los bonos haya subido durante treinta años o que el SP & 500 marque máximos históricos. Si le preguntas a alguien que no tenga relación con los mercados, te dirá que los fondos de inversión, de renta fija o variable, da igual, han sido una mala inversión. Que lo que “mola” son los pisos. Peor que eso: de tanto escuchar a 'los Pedros' (ver “De profesión, Pedro, el del lobo”), muchos inversores te dirán lo mismo, pese a la evidencia numérica.

La última es de traca ¿Se acuerdan del 'mantra' de que cuando la Reserva Federal de los Estados Unidos recogiera velas se hundirían los mercados? La profecía políticamente correcta decía que el QE era malo malísimo porque, cuando la Fed tuviera que vender los bonos que había comprado (para inyectar dinero en la economía), se hundirían las acciones y los bonos. Pues la reserva federal acaba de decir que se va a poner a ello y la bolsa sigue en máximos. Pero hay más: el precio del bono norteamericano no sólo no ha caído, sino que ha subido.

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'Los Pedros' despreciaban el argumento de la Reserva Federal, que decía que en el momento en que la economía creciera de forma consistente, sería más fácil volver a la normalidad sin desestabilizar los mercados. Pues bien, se contarían con los dedos de la mano los economistas que dieron crédito a su planteamiento. Y, sin embargo, es exactamente lo que está ocurriendo.

Seguro que alguien dirá que el proceso no ha comenzado, qué habrá que ver qué pasa cuando efectivamente se pongan a vender, etc. Pero los mercados no funcionan así. Los mercados funcionan descontando expectativas de futuro, de forma qué todo aquello que es conocido se refleja en los precios. En otras palabras, si las actas de la Fed ponen negro sobre blanco que se reducirá el balance, como es el caso, y encima uno de sus miembros más mediáticos llega incluso a aventurar una cifra concreta (a la mitad), el que no se haya enterado es porque no ha querido. Y si todos los partícipes del mercado se han enterado se puede afirmar que está en los precios.

Un ejemplo claro del mecanismo de descuento de precios lo tenemos en aquella ocasión en la que el anterior presidente de la reserva federal, Ben Bernanke, dijo que iba a proceder al 'tapering', es decir, a reducir la compra de bonos. En unas horas se lío la mundial, porque se interpretó —e inmediatamente se descontó en los precios— que detener en aquel momento el proceso de estímulo no sería bueno, ni para la economía ni para los mercados. La noticia se trasladó a los precios en cuestión de minutos. Sin embargo, en esta ocasión, que no sólo han dicho que iban a vender bonos a mansalva, sino que lo han dicho en medio de un proceso de subida de tipos de interés, resulta que no pasa nada.

'Los Pedros' despreciaban a la Fed, que decía que cuando la economía creciera de forma consistente, sería más fácil volver a la normalidad

Como pretendía la Fed, los mercados han interpretado que están preparados, que la economía está en forma y que puede asumir la restricción monetaria. Habrá todo tipo de argumentos en contra, pero yo ni quito ni doy razón, me remito a los hechos: el precio del bono americano a 10 años está por encima de donde estaba el día en el que se conocieron los 'minutos' de la Fed en los que anunciaba su intención de reducir el balance. Y la bolsa se mantiene en máximos.

Como comenté en su día, el proceso de subida del precio de los bonos tenía que acabar, pero no tenía que ser necesariamente por la explosión de una burbuja, sino por un simple cambio de tendencia en los precios, qué es lo que está ocurriendo y, si me apuran, con mucha menos intensidad de lo que yo esperaba. Y sin que se hunda la tierra bajo nuestros pies. Habrá explosiones de burbujas, de la renta variable, de los bonos y de muchos otros activos simplemente porque subir, bajar o explotar está en la naturaleza de los mercados, pero no porque alguien necesite un titular o hacer un tuit llamativo.

Las conclusiones para el inversor son claras:

  1. Los avisos sobre catástrofes financieras son más fiables cuando vienen de quienes no suelen realizarlos habitualmente ni viven de las malas noticias.
  2. Los análisis apasionados e histriónicos están muy bien para las tertulias y generan muchos seguidores en la redes sociales, pero en los mercados hay que ser fríos y objetivos. El análisis que hizo en su momento la Reserva Federal merecía, como mínimo, una consideración basada en argumentos económicos, no en el griterío.
  3. Casi por definición, la explosión de una burbuja se produce cuando son muy pocos los que lo esperan y muchos los que no. Si son muchos los que esperan una explosión, normalmente no se produce.

El razonamiento de la Fed no es extrapolable. Es válido para una economía dinámica como la de los EEUU, capaz de aprovechar el estímulo monetario y, sobre todo, de renacer de sus cenizas gracias al esfuerzo y la innovación. Pero yo no pondría la mano en el fuego en el caso de Japón. En cambio podría ocurrir qué, para sorpresa de muchos y alivio de Draghi, funcionara también en Europa, aunque es más dudoso, porque no tenemos ni los políticos ni el dinamismo económico necesario para un renacer como el que puede producirse y esperan los mercados en Norteamérica.

Disfruten de la Semana Santa porque, pese a que se haya acabado el QE y empiece el EQ (el QE al revés), el cielo sigue ahí, la tierra da vueltas con regularidad y amanece, que no es poco.

En el mundo financiero ocurre como en el periodismo: venden más las malas noticias que las buenas. Como decía Billy Wilder, “no dejes que una buena noticia te arruine un titular”.

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