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De BCE a Banco Central Europeo-Japonés
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Víctor Alvargonzález

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De BCE a Banco Central Europeo-Japonés

"Es hora de ayudar a crear empleo y riqueza desde donde se crea en una economía de mercado: apoyando a las empresas, a los autónomos y a todos los trabajadores"

Foto: El símbolo del euro. (Reuters)
El símbolo del euro. (Reuters)

Cuando la Reserva Federal de los Estados Unidos decidió poner fin al plan de estímulo financiero - más conocido como QE -, muchos se rasgaron las vestiduras y dijeron que desentubar la economía norteamericana iba a provocar un terremoto económico financiero de proporciones nunca vistas, que por eso nunca debió iniciarse (el QE), etc., etc..

Al final no fue así, pero cabe plantearse qué habría ocurrido si el alta se hubiera producido cuando en lugar de tener el paciente unas constantes vitales muy sanas - crecimiento anual del 3%, cerca del pleno empleo, liderando la revolución digital, etc. —hubiera tenido una situación de bajo crecimiento, un nivel de paro del 8% y una posición de mero espectador en la revolución digital—. Habría sido harina de otro costal ¿no?

Y ahora que leo lo anterior, el caso es que me suena de algo. Poco crecimiento, paro, poca participación en la revolución digital, a ver a ver …¡claro! Ya se a que me suena: ¡es la economía europea!. Como no se me había ocurrido antes. El último dato de actividad, el PMI, muestra una economía en franca desaceleración, camino de un incremento cero de la actividad. El PIB de la Eurozona aumenta un modesto 0,2% en el tercer trimestre (frente al 0,4 % esperado).

Y no son datos aislados. Después de varios meses de desaceleración de la actividad es ya un hecho que la eurozona pierde fuelle. El paro se sitúa en el 8,1% - casi el doble del que había en EE.UU. en el momento del inicio del “tapering”,el empleo juvenil, la mayor lacra de la UE, está en el 16,6%. Los Facebook, Apple, Amazon, Netflix, Google, etc. brillan por su ausencia. En plena revolución digital. Que diferencia con la Europa de las primeras revoluciones industriales, por cierto. El enfermo europeo va a ser dado de alta en unas condiciones mucho peores de las que estaba el enfermo norteamericano.

Poco crecimiento, paro, poca participación en la revolución digital, a ver a ver …¡claro! Ya se a que me suena: ¡es la economía europea!

Pero es que, además, al enfermo norteamericano le cambiaron de médico y le asignaron al doctor Trump. Si una economía está en franca mejoría y encima llega el doctor Trump con una bajada de impuestos en el maletín, el enfermo se convierte en un atleta. Tanto, que la Reserva Federal está preocupada por si más que vitaminas el Dr. Trump le está dando anabolizantes.

Pero no, aquí no tenemos ese problema. En Europa política económica significa política impositiva, pero en el sentido negativo, es decir, buscar formas de poner nuevos y mayores impuestos para arreglar la mala gestión económica. España es, desgraciadamente, el ejemplo más claro. Gobierne quien gobierne.

Ante este escenario es legítimo preguntarles a nuestros políticos qué es lo que va a sustituir el estímulo que ahora retira el Banco Central Europeo. Evidentemente no parece que vaya a ser una fuerte bajada de impuestos. Ni un plan Marshall para que Europa coloque a sus empresas entre los titanes de la digitalización. Tampoco hay grandes líderes. Merkel está cansada y básicamente todo el mundo dice que hay de lo mío.

Foto: El Ibex 35. (EFE) Opinión
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Además, el BCE tiene un segundo problema. Si se equivoca con el timing y careciendo de otras medidas de estímulo realmente potentes, tampoco puede bajar los tipos de interés, porque ya no se pueden bajar más y encima la inflación ha repuntado. Solo le quedaría la opción de entrar en un torbellino de estímulo cuantitativo a la japonesa que no podría defender ni el mayor partidario del estímulo monetario. Un “Banco Central Europeo-Japonés” en una economía euro esclerótica es una pesadilla en la que no quiero ni pensar.

La solución, en el fondo, está clara. No se trata de subir los salarios por decreto, ni de seguir fabricando dinero. La única forma sana de estimular la economía es fomentar la empresa, la innovación y el trabajo bien hecho. Si el BCE va a retirar los estímulos antes de tiempo —porque no tiene otra opción— es hora de tomar decisiones políticas. Es hora de ayudar a crear empleo y riqueza desde donde se crea en una economía de mercado: apoyando a las empresas, a los autónomos y a todos los trabajadores. Eliminando burocracia, reduciendo impuestos, fomentando el trabajo bien hecho y la excelencia, no la subvención. Nos estamos jugando la “japonización” de Europa.

Cuando la Reserva Federal de los Estados Unidos decidió poner fin al plan de estímulo financiero - más conocido como QE -, muchos se rasgaron las vestiduras y dijeron que desentubar la economía norteamericana iba a provocar un terremoto económico financiero de proporciones nunca vistas, que por eso nunca debió iniciarse (el QE), etc., etc..

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