Telón de Fondo
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¿Inversor conservador? Pruebe el helado con guinda
"Cuando la renta fija no funciona hay que seguir el dicho anglosajón de “make it simple”. Nada de complicarse la vida con gestión alternativa y otras gaitas"
En realidad este año no ha sido tan malo para el inversor agresivo, el que invierte mayoritariamente en renta variable. Para quién ha sido realmente malo es para el inversor conservador que —se supone— debe invertir en renta fija.
A poco que haya estado bien aconsejado, un inversor agresivo tendrá al menos un 45% de su cartera de renta variable en fondos de bolsa norteamericana, que es el peso mínimo que tiene EEUU en cualquier índice mundial. Y, pese a las últimas caídas, los índices norteamericanos están planos (S&P 500) o ligeramente positivos (Nasdaq). Es en Europa donde realmente han pintado bastos, pero el inversor de renta variable ha visto cosas mucho peores que el 9% que pierde el Eurostoxx 50 en lo que va de año. Además, un inversor agresivo bien aconsejado tendrá dólar en cartera, aunque sólo sea porque el dólar es la moneda de referencia mundial. Y el dólar ha subido un 5%, lo que compensa el mediocre resultado de la renta variable.
El verdadero problema se ha producido en las carteras conservadoras, donde fondos mal llamados de renta “fija” pierden el 2% o más en lo que va de año. ¿Se podría haber evitado? Sí. ¿Cómo? Teniendo el grueso del dinero en una cuenta corriente y, el resto, en fondos que inviertan en bonos en dólares de corto plazo, que son los únicos que se benefician de la subida de los tipos de interés en EE.UU. Cuando suben los tipos, cada vez que se renueva un título con vencimiento a seis meses o un año lo hace a un tipo superior. En cambio, los de largo plazo no ven mejorar su cupón hasta pasados varios años. Mientras tanto, su tipo de interés se queda obsoleto respecto al del mercado y pierden valor.
Eso es lo que ha ocurrido en la renta “fija” norteamericana (excepto los mencionados títulos de corto plazo o si los bonos estaban en dólares) En Europa no tenemos ese problema. Tenemos uno peor: se llama Italia. O la política, porque hoy es Italia pero mañana vaya Ud. a saber que es lo que pondrá en jaque la credibilidad del euro o de la deuda soberana europea. Además, se anuncia el fin del estímulo económico por parte del Banco Central Europeo y el estímulo consiste en comprar bonos. Si va a dejar de hacerlo, afecta a la demanda de bonos y, en consecuencia, al precio. Menos demanda, baja el precio. Y el mercado lo anticipa. Por eso la mal llamada “renta fija”, que suele representar el grueso de una cartera conservadora, va tan mal. Con la única excepción de los bonos USA mencionados anteriormente, que no suelen pesar mucho en la cartera de un inversor español.
[Del BCE a Banco Central Europeo-Japonés]
¿Qué hacer? Lo que les he comentado muchas veces en ocasiones parecidas. Cuando la renta fija no funciona hay que seguir el dicho anglosajón de “make it simple”. Nada de complicarse la vida con gestión alternativa y otras gaitas. Yo también he cometido el error de utilizar fondos mixtos “dizque” híper conservadores, pero realmente la solución es la que he comentado en otras ocasiones —y en más de una presentación— y que llamaremos “helado con guinda”.
El helado es una cuenta corriente pura y dura. Mejor no ganar que perder en un fondo de renta fija. Y no, no vale un fondo de renta fija muy conservador de corto plazo, porque todos cobran altas comisiones que acaban dejando el fondo en pérdidas. Cosas del oligopolio. ¿Y la guinda? La guinda es una pequeña posición en uno o dos activos que estén “funcionando” en el periodo en cuestión, porque siempre hay activos que “funcionan”. Nunca baja todo, siempre hay algo que sube. Este año son el dólar y los mencionados bonos de corto plazo en esta divisa (o fondos que inviertan en ellos) Y yo creo que a corto plazo e incluso medio plazo va a seguir siendo así.
Cuando la renta fija no funciona hay que seguir el dicho anglosajón de “make it simple”. Nada de complicarse la vida con gestión alternativa y otras gaitas.
El motivo es el mismo por el que recomendaba ambos a principio de año: si la rentabilidad por cupón de la deuda soberana norteamericana a un año es del +2,65% y la de la alemana es del -0,32% —o del -0,65% en el caso de la española, es decir, ambas negativas— ¿Porqué invertir en deuda europea en lugar de americana? Alguien dirá que porque la norteamericana tiene riesgo divisa, pero ¿qué riesgo divisa puede haber cuando Norteamérica no sólo da más cupón sino que va a seguir dándolo? Eso atrae dinero hacia el dólar y los activos de corto plazo en dólares. Es el circulo virtuoso del dólar y los bonos de corto plazo del que les ha hablado a lo largo del ejercicio, tanto en mi informe como desde estas páginas: a más atractiva la deuda norteamericana, más atractivo el dólar. Y viceversa.
Mientras la Reserva federal no eche el freno a la subida de tipos, la combinación de una cuenta corriente (el “helado”) con fondos de renta fija de corto plazo en dólares (la “guinda”) ha sido, es y seguirá siendo la mejor opción para el inversor conservador. O hasta que se “japonice” definitivamente Europa, pero esa es otra historia.
En realidad este año no ha sido tan malo para el inversor agresivo, el que invierte mayoritariamente en renta variable. Para quién ha sido realmente malo es para el inversor conservador que —se supone— debe invertir en renta fija.
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