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El inquietante mundo de los tipos de interés negativos
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Víctor Alvargonzález

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El inquietante mundo de los tipos de interés negativos

Un buen piloto jamás deja de mirar al horizonte: vigila datos, indicadores y se plantea posibles escenarios. Y se hace todo tipo de preguntas, especialmente las que no se hace el consenso

Foto: El signo del euro delante de la sede del Banco Central Europeo (BCE). (Reuters)
El signo del euro delante de la sede del Banco Central Europeo (BCE). (Reuters)

Nos hemos acostumbrado a ver como algo normal pagar por prestar dinero. Porque eso es lo que hacemos cuando compramos un bono con tipo de interés negativo, un fondo de inversión garantizado cuya comisión es superior a su garantía o un fondo de bonos cuya comisión es muy superior a los cupones que ingresa. Y no se trata de algo ocasional. Los tipos de interés reales (descontada la inflación) ya son negativos en la mayoría de la deuda soberana de la Eurozona, del Reino Unido, de Japón y de Canadá. Y si nos centramos en la deuda con vencimiento a corto y medio plazo, el tipo de interés real ya es negativo en todos los bonos.

Antes de seguir adelante, permítanme aclarar que la explicación puramente económica y financiera de este fenómeno tiene sentido. El bajo crecimiento y la desinflación que generan la globalización, la digitalización y la pérdida de poder de los sindicatos (que limita la presión salarial) son factores que explican perfectamente que la inflación sea muy baja o nula. Y que, en consecuencia, los tipos también lo sean. Pero una cosa es que sean bajos y otra que sean negativos y sobretodo resulta inquietante que lo sean de forma masiva, hasta el punto de que, a este paso, todos los bonos con vencimiento igual o inferior a diez años de los países mencionados anteriormente darán tasas reales negativas. Y posiblemente también nominales.

Foto: Foto: Reuters. Opinión

Yo soy partidario de, ocasionalmente, abstraerme de todo lo que sé de economía y finanzas y tratar de mirar lo que ocurre en los mercados bajo el prisma del puro sentido común. Porque es cierto que a veces los arboles no dejan ver el bosque. El resultado de este tipo de observaciones en ocasiones da conclusiones más optimistas que las del mercado. Por ejemplo, cuando los agoreros anunciaban el hundimiento de la deuda japonesa y correspondiente crisis y tu lo enfocas desde el punto de vista de la capacidad de pago y no del tamaño de la deuda. Pero en el tema de los tipos de interés negativos el sentido común te lleva a plantearte preguntas cuya respuesta resulta inquietante.

¿Y si el dinero lo que está es excepcionalmente asustado y por eso está dispuesto a pagar por sentirse seguro? ¿Será que intuye serios problemas en el futuro y prefiere estar en las arcas de Alemania, Suiza o Japón, aunque sea pagando? El dinero siempre ha sido miedoso, pero ahora está más asustado que de costumbre y pagando por protección. Me recuerda a los animales del bosque cuando huelen la tormenta. ¿Es tal vez la deuda global lo que le asusta? ¿O es el temor al estancamiento económico? (y por eso no se presta a empresas ni se invierte en negocios).

¿Y si el dinero lo que está es excepcionalmente asustado y por eso está dispuesto a pagar por sentirse seguro?

También podría ocurrir que los que mueven el dinero estén equivocados. Hasta ahora lo han estado. Ese dinero tan miedoso ha incurrido en un enorme coste de oportunidad en los últimos años. Ahí están los espectaculares resultados de las bolsas desde el final de la crisis hasta hoy, especialmente la norteamericana.

Otra forma de ver el asunto es retrotraernos a la definición de los tipos de interés que dan en la universidad: “el tipo de interés es el precio del dinero”. Aplicando esta definición la respuesta es todavía más inquietante, porque si el tipo interés es el precio del dinero y los tipos son negativos o cero la respuesta sería que el dinero no vale nada. ¿Se está anunciando lo que dijo Voltaire de que “eventualmente el papel moneda siempre vuelve a su valor intrínseco real, que no es otro que cero”? Eso si que sería una crisis y no las que anuncian todos los días los especialistas en anunciar crisis.

[De BCE a Banco Central Europeo-Japonés]

Por supuesto hay respuestas no inquietantes y que respetan los cánones (además de la expuesta al principio del artículo). Por ejemplo, que se trata de algo temporal que se solucionará cuando aumente la inflación. En ese momento subirán los tipos de interés y volverá la normalidad. El problema es que por el momento la inflación ni está ni se la espera, al menos a corto/medio plazo.

No pretendo transmitir inquietud y tampoco me he puesto a comprar oro o francos suizos (si lo hiciera lo compartiría con Uds. en mi informe mensual). Solo quiero tener la mente abierta, aportar puntos de vista distintos y que nos hagamos preguntas y nos demos respuestas que no suelen aparecer en los informes de las sociedades de valores. Una cosa es que sigamos navegando y otra que nos olvidemos de mirar el radar o el parte meteorológico. En mi opinión, no hay nada más parecido a la navegación que la inversión. Un buen piloto jamás deja de mirar al horizonte aunque la mar esté en calma. Un inversor vigila datos, indicadores y se plantea posibles escenarios. Y se hace todo tipo de preguntas. Especialmente las que no se hace el consenso. De hecho, esas son las más importantes.

Nos hemos acostumbrado a ver como algo normal pagar por prestar dinero. Porque eso es lo que hacemos cuando compramos un bono con tipo de interés negativo, un fondo de inversión garantizado cuya comisión es superior a su garantía o un fondo de bonos cuya comisión es muy superior a los cupones que ingresa. Y no se trata de algo ocasional. Los tipos de interés reales (descontada la inflación) ya son negativos en la mayoría de la deuda soberana de la Eurozona, del Reino Unido, de Japón y de Canadá. Y si nos centramos en la deuda con vencimiento a corto y medio plazo, el tipo de interés real ya es negativo en todos los bonos.

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