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En ETF, España es diferente, pero puede ser rentable
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Víctor Alvargonzález

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En ETF, España es diferente, pero puede ser rentable

El mercado español es el único del mundo financieramente avanzado donde los inversores se han quedado fuera de los ETF, que representan uno de los mayores avances en la inversión colectiva

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Los monopolios y los oligopolios son disfunciones de la economía de mercado que solo están justificados en determinados servicios públicos. En el resto se crean para que un grupo de empresas juegue con ventaja. Pero no es fácil ponerle puertas al campo y surgen huecos que pueden ser muy interesantes para el consumidor.

Se diga lo que se diga, un ETF - “Exchange Traded Fund” o “Fondo Cotizado” - es un fondo de inversión. Y no sólo en el nombre, sino en el hecho de que es una institución de inversión colectiva, es decir, un vehículo en el que se juntan muchos pequeños inversores para poder invertir en las mismas condiciones que los grandes.

Es exactamente el motivo por el que se crearon los fondos tradicionales. De hecho, actualmente los ETF son más “colectivos”, puesto que muchos de ellos tienen más partícipes. Pero, casualidades de la vida, que curiosamente benefician a los “fabricantes” de fondos de inversión “clásicos”, en España se considera que los ETF son “otra cosa” y, por lo tanto, no pueden tener el mismo tratamiento fiscal que los fondos de inversión tradicionales.

Foto: Imagen: Acquirer's Fund

Que suerte, porque, si tuvieran el mismo tratamiento, en un par de años sustituirían al 30% o más de los fondos de inversión tradicionales, como está ocurriendo en los países financieramente más avanzados. Es lo que tardarían los inversores en darse cuenta de que estos “fondos cotizados” son mucho más baratos, mucho más líquidos – no se venden una vez al día, se pueden vender en cualquier momento -, que la variedad de opciones de inversión es muy superior y que los resultados son iguales o mejores que los de los fondos tradicionales. Desgraciadamente, la mayoría de los fondos de gestión activa actualmente son incapaces de batir a sus índices de referencia.

Pero los ETF tienen una ventaja que los hace imbatibles incuso en España. O precisamente por el oligopolio que reina en España.

Los oligopolios están hechos para evitar la competencia y, así, cobrar precios muy elevados. Por eso en España los fondos tradicionales son más caros que en el resto del mundo. En consecuencia, comparativamente en España los ETF son mucho más baratos. Y, como consecuencia de lo anterior, tienen una aplicación inesperada: son la mejor y más barata forma de invertir a muy largo plazo siguiendo la estrategia “buy & hold” (“comprar y mantener”).

Foto: María Jesús Montero, ministra de Hacienda. (Efe)

Como dice el refrán, sólo hay dos cosas seguras en la vida: la muerte y los impuestos. Al final, el día que se necesita el dinero la inversión en fondos tradicionales se tiene que convertir en efectivo y se acaba pasando por Hacienda. Los ETF también, pero con una diferencia: el gasto en comisiones habrá sido seis veces menor con u ETF que con un fondo tradicional.

Pongamos la típica pregunta de consultorio financiero tipo “quiero crearle una cartera de inversión a mi hijo de cinco años para que, cuando sea mayor, pueda comprarse un piso o poner un negocio”. Mi respuesta a esa pregunta sería una cartera diversificada dividida en tres partes: SP500, MSCI World y China (sin renta fija, porque los tipos de interés actualmente son bajísimos).

Si “fabricamos” esta cartera con fondos de inversión tradicionales pagaremos aproximadamente el 1,80% anual -o incluso más- en comisiones. Pongamos que el chaval necesite el dinero dentro de 20 años y que el padre invierte 100.000 euros. Se pagarían 36.000 euros en comisiones.

Supongamos ahora que lo hacemos con ETFs. En ese caso vamos a pagar un 0,30% al año. O menos. Cierto, en España “curiosamente” suele haber gastos de entrada y salida, pero con buscar un poco se encuentran precios razonables. Y sólo se producen en dos ocasiones (al hacer la cartera y al venderla), por lo que en plazos largos se diluyen. Y los de custodia, de haberlos, son fiscalmente deducibles. Al final hablamos de 6.000 euros en comisiones netas en veinte años. ¿Diferencia con la cartera de fondos tradicionales?: 30.000 “eurazos” extra para la casa o el negocio del hijo.

También se pueden utilizar fondos de inversión tradicionales indexados. Pero la oferta no es comparable. En la cartera formada por ETFs podríamos añadir uno que invirtiera en tecnología en China, otro sectorial para aprovechar que el sector bancario europeo está por los suelos, un producto que invierta en robótica y otro en inteligencia artificial. Sería como ponerle un “turbo” a la rentabilidad final.

El mercado español es el único del mundo financieramente avanzado donde los inversores se han quedado fuera de los ETF, que representan uno de los mayores avances en la inversión colectiva en los últimos cien años. La buena noticia es que, si usted es un inversor de largo plazo, el único hueco que han dejado está hecho a su medida.

Los monopolios y los oligopolios son disfunciones de la economía de mercado que solo están justificados en determinados servicios públicos. En el resto se crean para que un grupo de empresas juegue con ventaja. Pero no es fácil ponerle puertas al campo y surgen huecos que pueden ser muy interesantes para el consumidor.

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