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Cuando las correcciones son oportunidades
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Víctor Alvargonzález

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Cuando las correcciones son oportunidades

Nunca ha habido tanta gente pensando en cómo y, sobre todo, cuándo sería el momento adecuado para traspasar una parte de sus inversiones hacia la renta variable

Foto: Un hombre deposita una moneda sobre otra. (iStock)
Un hombre deposita una moneda sobre otra. (iStock)

Acaba otro año de la que la que ya se conoce como “la subida más odiada de la historia”, por ser la que se han perdido más inversores. La mayoría de analistas 'influencers' alertaron sobre la proximidad de una crisis inminente, una recesión inevitable o la existencia de una burbuja bursátil, todo ello en el horrible entorno de una supuesta “represión financiera”. Como para invertir, vaya.

¿Resultado? Una enorme cantidad de dinero aparcada al 0 % de interés o con rentabilidad negativa. Y, por si fuera poco, los fondos de renta fija, grandes beneficiarios de la obsesión por el miedo, están empezando a acumular pérdidas como consecuencia del ajuste al alza de los tipos de interés (cuando suben los tipos en el mercado baja el precio de los bonos y viceversa)

Así las cosas, nunca ha habido tanta gente pensando en cómo y, sobre todo, cuándo sería el momento adecuado para traspasar una parte de sus inversiones hacia la renta variable y tratar así de arreglar el desaguisado creado por la burbuja del miedo.

Nunca ha habido tanta gente pensando en cómo y cuándo sería el momento adecuado para traspasar una parte de sus inversiones hacia la renta variable

El consejo que reciben de sus asesores es que hay que esperar una corrección. Esto, siendo cierto, requiere en esta ocasión de un matiz muy importante.

Si tenemos en cuenta la enorme cantidad de dinero que está escondida y que ahora se da cuenta de que el refugio se ha convertido en la trampa, tendría que pasar algo muy grave para que el mercado tenga una corrección significativa. Cuando hay tanto dinero esperando a entrar en bolsa lo hace a la mínima oportunidad, reduciendo así la profundidad de la corrección.

Ahora tenemos, concretamente, 12 billones de dólares en bonos con rentabilidad negativa. Hasta ahora, sus propietarios no lo notaban, porque el precio de los bonos seguía subiendo en esa espiral del miedo a lo indefinido. Además, la mayoría de la gente invierte a través de fondos de inversión y si lo que está “dentro” del fondo sube no se nota si el cupón es positivo o negativo (el valor liquidativo aumenta junto con el precio de los activos en cartera).

¿Pero qué pasa si esos bonos dejan de subir o empiezan a bajar, como ocurre desde hace unos meses? Pues que propietarios de inversiones por valor de 12 billones de dólares ven que el valor de sus ahorros disminuye, mientras índices bursátiles sencillos y accesibles superan el 25 % de rentabilidad anual. Y eso sólo en el último año (el IBEX no, que aquí estamos a cosas importantes y no a mediocridades como generar riqueza, y crecimiento)

¿Pero qué pasa si esos bonos dejan de subir o empiezan a bajar, como ocurre desde hace unos meses?

Cuando ves que el dinero que tienes para retirarte empieza a perder valor y el dinero que tienes en depósitos y cuentas corrientes da un 0 % y no tiene ninguna pinta de mejorar, empiezas a preocuparte. El siguiente paso es poner “un poco” de ese dinero a trabajar en renta variable. Y ojo, que en esta situación no están solo los inversores de a pie. La mayoría de los gestores de compañías de seguros que gestionan las pensiones privadas de los trabajadores se dejaron llevar por los consejos de los vendedores de miedo y tienen un serio problema para que sus predicciones actuariales se ajusten a la realidad de sus carteras.

“Un poco” de 12 billones de dólares es muchísimo dinero. Si añadimos “un poco” de lo que está aparcado en depósitos al 0 % y todos esos “pocos” se invierten en fondos de renta variable, estamos hablando de “mucha” gasolina para el motor bursátil.

Quienes estén esperando una fuerte corrección para entrar podrían quedarse fuera. En mi opinión, es más sabio “entrar” ya, dejando una parte de la cartera en liquidez para cuando venga la corrección. En ese momento, actuaremos en función de cual sea el tamaño de esa corrección. La ventaja es que, al estar ya parcialmente invertidos, no nos obsesionaremos con “entrar” y evitaremos cometer errores. Si además trabajamos con un buen asesor, ya se ocupará él de dosificar el nivel de liquidez adecuado y de avisar cuando y como actuar.

Como asesor de una casa independiente, donde no se cobran comisiones de los productos recomendados, le diré que me parece muy bien

Alguien dirá que mejor tener el dinero de la reserva de liquidez en una cuenta corriente. Como asesor de una casa independiente, donde no se cobran comisiones de los productos recomendados, le diré que me parece muy bien. Pero como asesor también debo decirle que existen productos conservadores que le permiten obtener rentabilidad positiva mientras espera. Porque en esta ocasión la espera podría alargarse.

Motivos para correcciones sobran (otra cosa es que sean grandes). Dedico el tema de portada del próximo número de mis “Cuadernos del Mercado” a enumerarlos y analizarlos, dada la importancia que van a tener a la hora de permitir acceder al mercado en distintas fases, qué es lo que les estoy proponiendo.

En esta ocasión las estrategias “todo o nada” no me parecen adecuadas. Tuvieron toda su lógica hace unos años, por ejemplo, cuando el SP 500 rompió al alza los máximos establecidos en el año 2000, una señal histórica (ver “Parece un pato, se mueve como un pato… ¡probablemente es un pato!”, de septiembre de 2013). Pero ahora el escenario es diferente.

Acaba otro año de la que la que ya se conoce como “la subida más odiada de la historia”, por ser la que se han perdido más inversores. La mayoría de analistas 'influencers' alertaron sobre la proximidad de una crisis inminente, una recesión inevitable o la existencia de una burbuja bursátil, todo ello en el horrible entorno de una supuesta “represión financiera”. Como para invertir, vaya.

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