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Acaba el descanso, empieza el segundo tiempo
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Víctor Alvargonzález

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Acaba el descanso, empieza el segundo tiempo

La buena noticia es que muy probablemente el equipo de los gobiernos y los bancos centrales iniciará en breve el contrataque y no dejará sola en el área contraria a la Reserva Federal

Foto: La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. (EFE)
La presidenta del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde. (EFE)

Créanme, no me gusta mucho la idea de comparar la crisis del coronavirus con un partido de fútbol, habiendo como hay gente sufriendo por esta enfermedad. Pero creo que la misión de quienes además de trabajar en los mercados escribimos en los medios es ayudar a entender a los inversores lo que está pasando. Y no se me ocurre mejor forma de hacerlo.

Porque cada día se parece más a un partido de fútbol, en el que, por un lado, juegan las consecuencias económicas del miedo al virus y, por el otro, las autoridades económicas y monetarias del mundo, que al menos de momento, están desaparecidas del terreno de juego.

El caso es que estamos ya en el segundo tiempo y solo mete goles el miedo al virus. El último en forma de desplome bursátil. Es lógico: en el equipo de políticos y banqueros solo ha intentado algo la Reserva Federal de los Estados Unidos y ha servido de poco, porque se ha quedado literalmente sola en el área enemiga.

Foto: La Reserva Federal (Reuters) Opinión
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Para mí la sorpresa no es el resultado, sino la pasividad del equipo de gobernantes y banqueros centrales ante algo tan peligroso para la economía y los mercados como es el pánico. Y más el pánico a un virus asesino. Ni buscándolo se encuentra algo que dé tanto miedo. Es lógico que gobiernos y bancos centrales vieran el virus como algo grave pero no como el fin del mundo. De hecho no lo es. Lo que no es lógico es que no hagan nada para compensar el impacto económico del miedo que genera. Reconozco que me esperaba una respuesta mucho más rápida, masiva y coordinada ante la amenaza económica del pánico, que además estoy convencido habría evitado la carnicería bursátil del pasado lunes.

Ahora la cuestión es si gobernantes y banqueros centrales van a seguir mirando al tendido o van a empezar a jugar. Y creo que en este segundo tiempo empezará el contrataque. Visto mi error anterior no descarto volverme a equivocar, pero en esta ocasión hay algo que juega a mi favor: los índices de popularidad de los políticos.

Entre los políticos incluyó, por cierto, a la nueva presidenta del BCE. Si conocen su historial sabrán porqué lo digo. Esperaba que la señora Lagarde hubiera anunciado una bajada de los tipos de interés a la vez que la Fed. Los que dicen que bajar los tipos de interés no llevará a la gente a ir a los restaurantes parecen ignorar que ayudará a sobrevivir a los dueños de los restaurantes. Pero además olvidan que si el BCE no baja los tipos de interés provocará una subida del euro justo cuando el riesgo de recesión en Europa es máximo y, muy importante: de deflación. Lo que dijo el recientemente fallecido Paul Volckler sobre la inflación es incluso más aplicable a la deflación: “es como la pasta de dientes, es muy fácil de sacarla del tubo pero muy difícil volver a meterla” Si no actúan la Sra. Lagarde y Alemania serán los responsables de la “japonización” definitiva de Europa.

La Sra. Lagarde puede hacer muchas cosas además de bajar los tipos de interés. Por ejemplo ¿se acuerdan de lo de el dinero que se lanza desde un helicóptero? Obviamente la teoría de dar dinero directamente a los ciudadanos es una locura, pero se pueden crear líneas de crédito a tipo de interés cero con periodos de carencia amplios dirigidas a las PYMES. O incluso subvencionar a las que lo estén pasando peor. El “Helicopter Money” de Milton Friedman está justificado ante una emergencia temporal. Porque, aunque ahora mismo les parezca mentira, insisto en que el virus tiene fecha de caducidad, es decir, de vacuna. Eso si no ocurre como en China y Corea y empieza a estabilizarse. Ninguna pequeña empresa debería desaparecer como consecuencia de un parón temporal en su actividad motivado por un virus que dentro de un año solo será un mal recuerdo.

La Sra. Lagarde puede hacer muchas cosas además de bajar los tipos de interés. Por ejemplo, ¿se acuerdan de lo de el dinero que se lanza desde un helicóptero?

Pero volvamos al “delantero” europeo, a Alemania. Si no fuera por su política de austeridad, probablemente ya no existiría el euro. Pero ahora la señora Merkel tiene que entender que estamos ante una auténtica emergencia. Si Alemania no asume el liderazgo iremos de cabeza a la deflación y al estancamiento al que nos llevarán las consecuencias económicas del pánico al Covid-19.

La buena noticia es que muy probablemente el equipo de los gobiernos y los bancos centrales iniciará en breve el contrataque y no dejará sola en el área contraria a la Reserva Federal. Y como normalmente quien reacciona rápido son los norteamericanos, seguramente el siguiente sea Donald Trump. No va a jugarse la reelección dejando que se hunda la bolsa y que la economía entre en recesión. Al menos intentará evitarlo.

Otro jugador al que se le ve con ganas es al presidente francés. Es su oportunidad de demostrar liderazgo en esta Europa de políticos mediocres ahora que Angela Merkel está en retirada. Se juega mucho Macron si con los problemas que ya tiene en casa permite que Francia entre en recesión.

Otra buena noticia es que tenemos un equipo en la liga que ya ha demostrado que se puede ganar al líder (al coronavirus). Y también en el terreno financiero. No es otro que China. Sus medidas han sido tan drásticas para compensar el daño económico y financiero como en el aspecto sanitario. Y se nota. No sólo ha conseguido detenerlo, sino que su bolsa es la que mejor aguanta el tirón. Nuestra mayor esperanza es que nuestros mediocres políticos y banqueros centrales aprendan de China. Esperemos que el miedo a perder las elecciones les convierta temporalmente en líderes. De momento que no canten victoria ni los bajistas ni los alcistas. El partido todavía no ha finalizado.

Créanme, no me gusta mucho la idea de comparar la crisis del coronavirus con un partido de fútbol, habiendo como hay gente sufriendo por esta enfermedad. Pero creo que la misión de quienes además de trabajar en los mercados escribimos en los medios es ayudar a entender a los inversores lo que está pasando. Y no se me ocurre mejor forma de hacerlo.

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