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Víctor Alvargonzález

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Europa después del coronavirus

En una guerra se suele destruir el tejido productivo y la infraestructura del país. En muchos casos también el sistema financiero. Eso no va a ocurrir ahora

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La Europa posterior al virus será muy diferente a la actual. Especialmente en lo referente a las prioridades de la sociedad y la situación económica.

La Europa que viene se preocupará más de “las cosas del comer”. Temas como el lenguaje inclusivo o las cuestiones identitarias probablemente pasarán a un segundo plano. Estamos viviendo una situación que, salvando las distancias, tiene cierto parecido a una guerra. Hay que pensar que la posguerra seguramente será muy diferente a la preguerra.

Para hacernos una idea al respecto, en el número de abril de “Los Cuadernos del Mercado” analizamos que ocurrió en la economía de distintos países durante sus respectivas posguerras, dadas las similitudes e, insisto, salvando las distancias, entre el parón económico que supone la contención de un virus con el que genera un conflicto bélico. El caso es que, cuando los ciudadanos salieron de los refugios antiaéreos, no se quedaron en casa deprimidos, sino que se pusieron a reconstruir sus vidas y sus países, lo que tuvo un efecto muy positivo sobre la economía. Si los que hemos sido confinados en nuestras viviendas para hacer frente al virus salimos como salieron ellos de los refugios antiaéreos, algunos analistas se van a llevar una sorpresa.

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Sin pretender ser exhaustivos, la historia nos dice que después de una guerra lo que quiere la gente es vivir y olvidarse de la guerra. No importa si se ha tratado de alemanes, británicos, españoles o vietnamitas, el resultado siempre ha sido el mismo. La población se ha centrado en salir adelante y reconstruir el país. Y dependiendo del grado de devastación previo y, muy importante, de la ayuda internacional, al salir del agujero ha habido periodos de recesión, depresión o directamente caos, pero les sorprendería saber lo rápido que la población se ha puesto a trabajar y, en consecuencia, cómo ha rebotado la economía.

El consenso considera que entraremos en una recesión, que en realidad deberían de llamar depresión puesto que hablan de muchos meses o incluso años de caída del PIB. Y es lo que refleja la valoración de las bolsas. No coincido con esa opinión. Si la economía es cíclica es porque tiene algo de física y a la acción sigue siempre una reacción. Aunque aumente el desempleo, la mayoría de la población no estará en paro cuando haya decaído el brote vírico y haya un medicamento eficaz (esto último por cierto no parece muy lejano). Empezarán a perder el miedo y eso en la sociedad occidental significa consumir. Y más cuando se encuentre una vacuna. Volverán a salir a cenar, a pernoctar en hoteles y las fábricas tendrán que volver a fabricar coches para hacer frente a la demanda que se pospuso y volverá. Porque volverán las ganas de vivir, un factor muy difícil de cuantificar, pero muy importante para la economía.

Además, en una guerra se suele destruir el tejido productivo y la infraestructura del país. En muchos casos también el sistema financiero. Eso no va a ocurrir ahora. Aunque sea tarde mal y a rastras, las medidas que están tomando los gobiernos y el Banco Central Europeo impedirán que ocurra.

De hecho, en la Europa que viene podríamos encontrarnos con la sorpresa de que, pasada la caída inicial, asistimos a un rebote importante en las cifras de crecimiento. No solo por todo lo anterior, sino por la cantidad de dinero que se está inyectando en el sistema, que es absolutamente histórica. En medio del “mal rollo” generalizado, nadie se fija en la magnitud de las cifras. Alemania ha abandonado de un plumazo el equilibrio presupuestario y va a tirar la casa por la ventana. El miedo de los alemanes a perder su bienestar económico tendrá repercusiones – positivas - sobre toda la economía europea. Lo que no han conseguido ni los sindicatos ni los empresarios alemanes, ni el BCE ni el Fondo Monetario Internacional ni Estados Unidos lo ha conseguido un virus. Podríamos llevarnos la sorpresa de que la salida de la euro esclerosis provenga de esta catarsis.

En una guerra se suele destruir el tejido productivo y la infraestructura del país. En muchos casos también el sistema financiero. Eso no va a ocurrir ahora

La mala noticia es que esta nueva Europa será una Europa todavía más endeudada que antes, que ya es decir. De hecho, en nuestro estudio vemos que los problemas tanto económicos como bursátiles no suelen producirse en la posguerra, sino más adelante, cuando llega la hora de pagar la factura. O por la inflación que genera el “tsunami” de liquidez que se inyecta en la economía.

La factura del coronavirus se va a pagar emitiendo deuda. Y eso tiene un precio. Se llama tipo de interés. Por el momento a Alemania todavía le van a pagar los inversores por prestarle dinero – comprar bonos -, pero nadie puede ser tonto eternamente. O por lo menos no todos los inversores. Si Alemania va a perder su equilibrio presupuestario emitiendo una montaña de deuda, tarde o temprano tendrán que ajustarse al alza los tipos de interés de los bonos. Por no hablar de lo de los países que ya estaban fuertemente endeudados, como España o Italia. Y si se mutualiza la deuda, los famosos “corona bonos”, el resultado será el mismo, porque la llames como la llames, la deuda europea se va a multiplicar.

La Europa que viene también va a ahondar en las desigualdades norte - sur, el mayor riesgo del proyecto europeo en el largo plazo. Nada tiene que ver cómo va a salir Alemania de esta, donde su gobierno permite desde ya a cualquier empresa o autónomo recibir ayudas del Estado, a la situación del autónomo o la pyme española, abandonados todavía a su suerte por el Estado cuando ya llevan quince días de cuarentena. Supongo que al final habrá algún tipo de ayuda, pero a más se tarde en ayudar, más destrucción de empleo y negocios, peor salida de la crisis. Y aquí el gobierno no enviará un cheque a los españoles, como va a hacer Donald Trump. Aquí para pedir un crédito del ICO tendrás que contratar a alguien para que prepare una montaña de papeles, lo de crédito “blando” habrá que verlo y luego esperar unos meses para recibir el dinero, eso a quien se lo den. Y no vean lo buena que es la burocracia para facilitar un rebote en V de la economía. En Alemania será en V, aquí será como pueda cada uno.

Todo lo anterior debería hacer reflexionar también a los inversores. Los fondos de renta fija de la zona euro todavía están relativamente cerca de máximos pese al correctivo recibido en las últimas semanas. Pero eso podría cambiar. Aunque sea con prudencia, deberían de mirar un poco a largo plazo y plantearse realizar beneficios en renta fija y traspasar dinero a renta variable aprovechando las rebajas por derribo que viven las bolsas. Ya se que me criticarán por realizar esta sugerencia con la que está cayendo, pero la voy a guardar en la hemeroteca para recordársela dentro de unos años a los críticos. Como en 2009, el que ríe el último, ríe mejor. El que mal vendió se equivocó y el que compró gano dinero.

Porque no olviden que una cosa que va a ir a peor después del coronavirus va a ser el problema de las pensiones. Si ya había poco dinero para repartir, imagínense ahora. Así que hay que espabilar, ahorrar y hacerlo inteligentemente, comprando barato y, de vender, vender caro, no malvender. Porque esa ha sido, es y será siempre la única estrategia de inversión cuya eficacia está totalmente comprobada.

La Europa posterior al virus será muy diferente a la actual. Especialmente en lo referente a las prioridades de la sociedad y la situación económica.

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