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No se han acabado las oportunidades
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Víctor Alvargonzález

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No se han acabado las oportunidades

¿Cuánto valía la fábrica antes de que se descubriera el problema, cuánto vale durante el tiempo en el que está cerrada y cuánto vale cuando se vuelve a abrir?

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Una de las cosas que resultan más difíciles de entender para la gente que no conoce los mercados, incluidos muchos economistas de renombre, es que las cosas puedan ir mal y aún así subir las bolsas. Y es importante entenderlo, porque sino se pierden muchas oportunidades de inversión.

El problema surge cuando se olvida que la bolsa es un mercado, es decir, un sitio donde se valoran las cosas para ser intercambiadas a un precio. Es más fácil entender la bolsa imaginando una lonja de pescado o el mercado inmobiliario que haciendo sesudos cálculos de macroeconomía. Que también son importantes, por supuesto, precisamente porque ayudan a valorar esas cosas, pero no debe perderse de vista la cuestión principal, que no es otra que la valoración. O pretender que todo va a ser tan fácil como que si la economía va bien la bolsa irá bien y viceversa.

Nada como un ejemplo para entender a qué me refiero. Imaginen una fábrica moderna, bien gestionada y con demanda para sus productos. Imaginemos también que en esta fábrica se fabrican productos de alimentación y que la inspección sanitaria descubre que hay una bacteria en la cadena de producción. Evidentemente se cierra la fábrica hasta que se lleven a cabo las tareas necesarias para erradicar la bacteria.

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Supongamos que la fábrica en lugar de estar en España está en Alemania, en Estados Unidos o en cualquier otro país de esos que cuidan su tejido productivo. El Estado decide ayudar a la empresa porque – supongamos - no ha habido una mala gestión sino un accidente. Así que le ayuda con subvenciones y créditos blandos. Y paga el desempleo a las decenas de empleados que se quedan temporalmente en la calle. La fábrica se mantiene al ralentí pero en perfecto estado de funcionamiento, gracias al apoyo recibido. Así, una vez superado el problema, al cabo de un par de meses vuelve a la actividad . Pregunta: ¿cuánto valía la fábrica antes de que se descubriera el problema, cuánto vale durante el tiempo en el que está cerrada y cuánto vale cuando se vuelve a abrir?

Es posible que si llegara un comprador antes, durante o después de la bacteria pagara un precio distinto, especialmente si ve la oportunidad de pagar menos. Pero para ese comprador el verdadero valor de la fábrica es siempre el mismo, menos el coste en este caso de la deuda asumida en esos meses de inactividad. Que tampoco será tanto, porque además de créditos a bajo tipo de interés ha habido subvenciones y ayudas prácticamente a fondo perdido, así que el impacto en la cuenta de resultados a largo plazo es pequeño. En otras palabras: suponiendo que se dan estas circunstancias, la empresa vale lo mismo antes, después y durante el problema de la bacteria. Quien probablemente tenga un problema sea el Estado, que habrá aumentado su deuda para ayudar a la empresa y pagar el paro a sus empleados, pero esa es otra cuestión (de la que hablaremos próximamente).

¿Cuánto valía la fábrica antes de que se descubriera el problema, cuánto vale durante el tiempo en el que está cerrada y cuánto vale cuando se vuelve a abrir?

En dos artículos publicados en estas mismas páginas en pleno pánico bursátil, hice un razonamiento parecido, refiriéndome a las grandes marcas, ya fueran Amazon, Microsoft, Coca Cola, Apple, Nestlé, etc. Sostenía que no valían ese 20% y hasta 30% que habían caído porque la demanda se reduzca significativamente durante dos o tres meses. Otra cosa sería si el mundo entrara en una depresión tipo años 30, pero de momento no es el caso. De hecho, argumentaba, empresas como Amazon y muchas otras que venden on line valen más, porque su demanda va a aumentar a corto y medio plazo.

La grandeza de los mercados está precisamente en que en una situación de pánico todas estas empresas bajan de precio, pero no su verdadero valor y ahí surgen las grandes oportunidades. Y que con un simple fondo índice cualquiera puede comprar esos magníficos modelos de negocio.

Evidentemente igual que hay gente que no entiende esta jugada de la valoración y vende en pánico marcas como esas, hay otros que si la entienden y compran, de ahí que muchas se hayan recuperado total o parcialmente de la caída.

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Pero la posibilidad de comprar buenos negocios a precios bajos no ha desaparecido. En primer lugar están esos valores que aunque han subido no sólo se benefician a corto y medio plazo de la situación, sino que se van a beneficiar de auténticos cambios en los hábitos de consumo a largo plazo. Un ejemplo claro puede ser de nuevo Amazon, que gracias al virus ha llegado a personas de más edad a las que jamás se les hubiera ocurrido comprar online si no hubiera ocurrido esta desgracia, pero también las empresas que se benefician del teletrabajo, tanto por su actividad como si son proveedores de esa tecnología.

Luego están las opciones de largo plazo, que abarcan un abanico de posibilidades mucho mayor. Veámoslo de nuevo con un ejemplo.

Piensen en una cadena hotelera propietaria de varios resorts en el Caribe. Hasta que no haya una vacuna en las farmacias lo van a pasar francamente mal. Hagámonos ahora de nuevo la triple pregunta: ¿cuánto valían los “resorts” en el Caribe antes del coronavirus, cuanto valen ahora y cuánto valdrán dentro de dos años? En el mercado ahora valen a lo mejor un 50 % menos, pero en realidad su “valor” para quien mira a largo plazo es el mismo que tenían antes del virus. Porque dentro de dos años el virus será un recuerdo y la gente estará como loca por irse a un “resort” en el Caribe.

Lo mejor es que si se utilizan fondos de inversión y se cuenta con el asesoramiento adecuado no hay que preocuparse en buscar la cadena de hoteles que aguantará el tirón. ES verdad que no es fácil encontrar buenos gestores de fondos, eso ha quedado desgraciadamente demostrado, ya que la mayoría se limitan a seguir a los índices, pero hay excepciones. Como en cualquier profesión, hay gente buena, mala y medio pensionista. Así que, además de buscar fondos indexados en los países y sectores adecuados para hacernos con las grandes marcas, vamos a empezar a seguir la pista a los gestores con ideas que busquen empresas que ahora valen muy poco pero que en realidad “valen” lo mismo que antes. Porque dentro de unos años no habrá virus. Así de sencillo. Bueno, estará ahí, pero habrá un tratamiento adecuado para hacerle frente y seguramente una vacuna, lo que en la práctica nos devuelve al momento en el que no existía. Y al Caribe.

Una de las cosas que resultan más difíciles de entender para la gente que no conoce los mercados, incluidos muchos economistas de renombre, es que las cosas puedan ir mal y aún así subir las bolsas. Y es importante entenderlo, porque sino se pierden muchas oportunidades de inversión.

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