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En los mercados utilice las luces de carretera
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Víctor Alvargonzález

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En los mercados utilice las luces de carretera

Está bien que los "traders" vendan con la esperanza de comprar luego más barato, pero pienso que bajarse de un autobús para volver a subirse luego para ir al mismo sitio es una pérdida de tiempo

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Últimamente vamos de sorpresa en sorpresa. La primera fue ver como la mayoría de los profesionales del sector daban por “cancelada” la regla que dice que los mercados se mueven en función de apuestas sobre acontecimientos futuros y no de la situación presente. Hasta “The Economist”, que evidentemente ya no es lo que era, se sorprendía de que pudiera subir la bolsa cuando la economía estaba muy mal.

También fue una sorpresa ver como ese mismo consenso del mercado se saltaba a la torera la vieja advertencia de no enfrentarse a la Reserva Federal de los Estados Unidos (y mucho menos a todos los banqueros centrales juntos). Al menos para mí fueron sorpresas, porque a lo largo de la historia ambas reglas han sido algo comúnmente aceptado entre los profesionales sector.

Ahora surge la sorpresa porque un índice como el Nadaq pierde un 10% en menos de un mes y casi se da por finalizado el mercado alcista. Algo parecido ocurre porque un índice más general, el S&P 500, se haya dejado un 8 % en una corrección. Porque eso es exactamente lo que está pasando: que hay una corrección, que es eso que ocurre cuando alguien que ha obtenido una rentabilidad espectacular y decide hacer caja Y no ha sido difícil, considerando que el Nadaq ha recuperado un 80% en siete meses y el S&P 500 un 56%.

Foto: (EFE) Opinión
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A mi me parece muy bien que los “traders” vendan con la esperanza de comprar luego más barato, pero personalmente pienso que bajarse de un autobús para volver a subirse luego para ir al mismo sitio es una pérdida de tiempo. De hecho, no es fácil acertar en el momento de entrada y salida y muchos de estos inversores acaban subiéndose un par de paradas más adelante. No creo que al inversor medio le interese tomar ese riesgo si piensa que el autobús no ha llegado todavía a la estación término.

¿Y por qué pienso que no se ha llegado todavía al destino? Pues porque los factores que generaron la subida siguen en vigor. La fortaleza del Nasdaq tiene su raíz en el desarrollo de la nueva revolución industrial, que no es otra que la revolución digital. Y que yo sepa, la revolución digital no solo no ha finalizado, sino que se ha potenciado hasta extremos que todavía no sabemos dónde pueden llegar gracias al incremento del uso de servicios online como consecuencia precisamente de la pandemia. Y del miedo a que pueda haber otras en el futuro.

En cuanto al S&P 500, su fortaleza tiene mucho que ver con la tecnología, pero también con la Reserva Federal de los EEUU. Y, que yo sepa, la Fed no tiene intención alguna de dejar de fabricar billetes y apuntalar la economía hasta que pueda andar por sí sola. Pensar que en esta ocasión enfrentarse a la Fed - y a todos los bancos centrales juntos - va a tener un resultado distinto al que tuvo cuando el consenso recomendó a sus clientes mantenerse al margen de la renta variable, recuerda la definición de Einstein de la locura (repetir una cosa que no funciona esperando que tenga resultados distintos).

Foto: La Reserva Federal de EEUU. (Reuters) Opinión
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Pero el mayor error sería no poner las luces largas. O al menos las de carretera. Quiénes les dijeron a sus clientes que no compraran porque todo estaba muy mal utilizaron las luces cortas, en lugar de poner las largas. De haberlas puesto habrían visto que finalmente llegaría una vacuna y, con ella, la vuelta a la normalidad, aunque sea a trompicones.

En aquella ocasión el error estaba justificado, puesto que establecer un plazo era complicado: podría haber sido igual un año que tres y el mercado descuenta acontecimientos futuros a un plazo de seis meses a un año, no a tres. Pero ignorar ahora que dentro de seis meses en las economías avanzadas la práctica totalidad de la población tendrá acceso a la vacuna y que eso nos llevará a perder el miedo y a la normalidad económica - sea más o menos brillante - eso sí que sería un grave error. Como conducir en carretera de noche con las luces de posición.

También me sorprende que la gente se sorprenda tanto con los rebrotes, cuando ya lo dijo Angela Merkel: el 70% de la población tendrá que infectarse, con o sin síntomas, y de lo que se trata es de aguantar hasta que llegue una vacuna, intentando evitar que colapse el sistema sanitario y la economía. Yo, que soy infinitamente menos importante que Angela Merkel, recomendé - y recomiendo - algo parecido: comprar y/o mantener hasta que lleguemos a ese momento en el que tengamos una vacuna y se haya vuelto a la normalidad económica, haciendo los cambios necesarios para ir adaptándonos al proceso, que primero ha beneficiado a los valores tecnológicos y ahora empezará a beneficiar también a otros. Y así hasta que lleguemos a la estación término. Entonces - y sólo entonces -, veremos si la gente decide seguir confinada económicamente o, por el contrario, decide lanzarse a consumir. Y veremos también qué tal se toman los mercados que los bancos centrales dejen de comprar. Pero esas luces tan largas las dejamos para otro artículo.

Últimamente vamos de sorpresa en sorpresa. La primera fue ver como la mayoría de los profesionales del sector daban por “cancelada” la regla que dice que los mercados se mueven en función de apuestas sobre acontecimientos futuros y no de la situación presente. Hasta “The Economist”, que evidentemente ya no es lo que era, se sorprendía de que pudiera subir la bolsa cuando la economía estaba muy mal.

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