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Aproveche la corrección para salir de la bolsa española
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Aproveche la corrección para salir de la bolsa española

Quien se quede fuera de esta revolución está condenado a quedarse como los países que "pasaron" de la revolución industrial y se quedaron en la economía agrícola

Foto: (EFE, Juan Carlos Hidalgo)
(EFE, Juan Carlos Hidalgo)

No, no me refiero a que venda a la baja. Y menos cuando, como dije en el artículo anterior, estamos ante una corrección y no un cambio de tendencia. No, me refiero a cambiar de caballo perdedor a caballo ganador. En este caso el beneficio no está en vender arriba y comprar abajo, sino en abandonar un barco que ha decidido embarrancar para comprar a buen precio un pasaje en otro que navega a todo trapo. Este consejo lo he dado varias veces en los últimos diez años y desgraciadamente siempre he acertado. Visto lo visto creo que sigue más vigente que nunca.

Las correcciones generan oportunidades de compra, pero también ofrecen la oportunidad de restructurar la composición de la cartera. La corrección actual permite sustituir decadencia, burocracia y excesos regulatorios por crecimiento, innovación y regulaciones adaptadas al mundo real.

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Si me lo permiten, se lo voy a explicar con un ejemplo. En los últimos meses, tanto en China como en Estados Unidos las salidas a bolsa más importantes han sido de empresas dedicadas al comercio electrónico, a las finanzas adaptadas a la revolución digital – “fintech” – o al “big data”, es decir, al almacenamiento, tratamiento, análisis e integración de datos “en la nube”, que es donde se va a producir el grueso de la actividad económica en la revolución digital. Para que nos hagamos una idea de la importancia de esta última y novedosa actividad, baste con ver como la mayoría de las empresas ya no tenemos servidores propios donde almacenamos y manejamos la información, sino que alquilamos espacios en servidores de primer nivel en la nube.

Pero es que, además, es en la nube donde se efectúan todas las transacciones de comercio electrónico y las financieras. Y donde “trabajan” Google o Facebook. Es donde se hace todo y cada vez se harán más cosas. Es el nuevo mundo virtual que convivirá con el real. Pero también son empresas de “Big Data “ las que trabajan la Inteligencia Artificial. Curiosamente, una de las mayores empresas que ha salido a cotizar en China se dedica a esta actividad. Las otras son un megabanco digital minorista - que funciona con una App - y un gigante del comercio electrónico. Sobran los comentarios sobre el atractivo de estos negocios.

Lo que no sobra es decir que quien se quede fuera de esta revolución está condenado a quedarse como los países que “pasaron” de la revolución industrial y se quedaron en la economía agrícola. Así que es hora de plantearse si quiere usted que sus inversiones se queden en la economía agrícola o pasen a la siguiente fase de la revolución industrial. Y si quiere dar un paso adelante España no es el mercado adecuado.

Si quiere dar un paso adelante España no es el mercado adecuado

Si piensan que exagero, súbanse a la máquina del tiempo y vayan diez años atrás. Recuerden cómo España no solo estaba a la altura del entorno, sino que en algunos sectores era puntera. Y su bolsa así lo había reflejado, situándose en puestos de liderazgo en los años anteriores. Pero .. ¿no tienen ustedes ahora la sensación de que somos el coche escoba? ¿Qué sensación tienen cuando a las bolsas de Estados Unidos y China salen a cotizar gigantes financieros tecnológicamente avanzados, empresas líderes en reconocimiento facial e inteligencia artificial o monstruos del “Big Data “ mientras que aquí lo único que salen son nuevas normas, manuales de obligado cumplimiento, regulaciones de muy caro cumplimiento y un sinfín de trabas a la actividad empresarial moderna? ¿Qué nos dice que haya hecho falta un virus mortal altamente contagioso para que se legisle el teletrabajo, el que estamos a nivel de Rumanía?

Sí, ha habido salidas interesantes a bolsa de algunas empresas inmobiliarias (SOCIMI), pero es que hace diez años no sólo éramos líderes en ladrillo, también éramos respetados en el sector financiero o el de la energía, por poner un par de ejemplos. No digo que ahora no lo seamos - en ladrillo y energía, el sector financiero español es un claro ejemplo de no entender de qué va la digitalización -, el problema es que tanto en ladrillo como la energía han dejado de ser sectores líderes en la economía de la revolución digital.

Y ya lo dijo Keynes: “Los mercados son como un concurso de belleza: no gana la concursante más guapa, sino la que más votos tiene”. Y para que no me “cancelen” aclaro que esa es su frase literal y que yo la pongo como quieran, en masculino, en neutro o en lo que ustedes prefieran. Pero a donde quiero llegar no es a un enfrentamiento por cuestiones de género, sino a hacerles ver que el dinero va allí donde ve crecimiento, innovación y posibilidad de hacer buenos negocios. Unas veces acierta y otras no, pero en esta ocasión, además, acierta: tiene más futuro la actividad de empresas de “Big data” – y su cotización - que la de bancos que en lugar de “estar” en el crecimiento o la innovación “están” tratando de sobrevivir a base de reducirse a la mínima expresión.

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También acierta el dinero – técnicamente "las preferencias de los inversores" – cuando piensa que tiene más futuro la inteligencia artificial que el ladrillo y que es más rentable ser líderes en la revolución digital que en burocracia, excesos regulatorios, polémicas sobre cuestiones de género, historia, identidad, etc. No digo que esas cosas no sean importantes, digo que lo mejor ahora mismo no son prioritarias, teniendo en cuenta que nos jugamos que los próximos cincuenta años sean de prosperidad o de mediocridad. Recuerden que es en lo que nos quedamos por llegar tarde, mal y a rastras a la revolución industrial. Por estar “a otras cosas”.

Si el país ha decidido autolesionarse, ensimismarse o no participar en la revolución digital ni en el progreso porque tiene cosas más importantes que hacer, que lo haga, pero su dinero no tiene porque hacer lo mismo. La corrección que se ha producido en los mercados bursátiles le da la oportunidad de rediseñar su cartera de fondos de inversión, situando su dinero en países y sectores con futuro y no en los que están obsesionados con su pasado.

Ahora tiene la ocasión de invertir sus ahorros en los países que eliminan burocracia para fomentar la innovación en lugar de aumentarla. Está a tiempo de poner sus ahorros a trabajar para la jubilación, en lugar de dejarlos en cuentas corrientes que ya nunca le van a dar intereses, o en valores cuyas expectativas de revalorización son tan poco atractivas como las actividades que llevan a cabo. Y todo con la ventaja de que utilizando fondos de inversión es tan fácil invertir en Estados Unidos, China o Alemania como en España. Y encima sale más barato.

¿Qué por qué digo Alemania? No, si allí tampoco van a ser líderes digitales, les gusta la burocracia y los excesos regulatorios casi como a nosotros; pero al menos tienen una política industrial inteligente, cuidan sus universidades, sus colegios, a sus maestros, a sus investigadores, que los jóvenes tengan trabajo y por supuesto, su tejido productivo. Están a lo que hay que estar.

No, no me refiero a que venda a la baja. Y menos cuando, como dije en el artículo anterior, estamos ante una corrección y no un cambio de tendencia. No, me refiero a cambiar de caballo perdedor a caballo ganador. En este caso el beneficio no está en vender arriba y comprar abajo, sino en abandonar un barco que ha decidido embarrancar para comprar a buen precio un pasaje en otro que navega a todo trapo. Este consejo lo he dado varias veces en los últimos diez años y desgraciadamente siempre he acertado. Visto lo visto creo que sigue más vigente que nunca.

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