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Interés real frente a interés subvencionado
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Víctor Alvargonzález

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Interés real frente a interés subvencionado

El tipo de interés que rige actualmente en el mercado de bonos es simple y llanamente un tipo de interés subvencionado. Como si toda la economía dependiera de préstamos ICO

Foto: La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. (EFE)
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde. (EFE)

En los mercados, tarde o temprano la realidad muerde. Y esto es de aplicación al concepto del tipo de interés real. Es el tipo de interés que ofrece un activo —por ejemplo un bono del Estado— una vez descontada la inflación. El nombre no puede ser más adecuado, puesto que si un bono paga una determinada cantidad esa cifra será atractiva en función de cuál sea la inflación.

La inflación también se define como la pérdida de valor del dinero. Si un bono da un 2% y la inflación es del 2% no ganas nada, así que la rentabilidad real es cero. Vamos a ver entonces cuál es ahora mismo el tipo de interés real de los bonos europeos. Y resulta que la mayoría de los bonos no pagan nada o hay que pagar por tenerlos. ¿Y la inflación? Pues ha subido al 2,2%. El propio Banco Central Europeo reconoce que la inflación se situará en el 1,9% a final de 2021 y en 1,5% en 2022. Y son predicciones moderadas, si consideramos la realidad actual (2,2%)

Foto: La presidenta del BCE. (Reuters)

La realidad es que quien tiene un bono español con vencimiento a 10 años y está cobrando un 0,20% está obteniendo una rentabilidad real negativa, del -2%. ¿Y por qué no cae entonces el precio de los bonos? Pues porque el Banco Central Europeo mantiene artificialmente altos los precios con sus compras masivas. El tipo de interés que rige actualmente en el mercado de bonos es simple y llanamente un tipo de interés subvencionado. Como si toda la economía europea dependiera de préstamos ICO. Y toda es toda: gobiernos, particulares y empresas, porque el tipo de interés subvencionado del mercado de bonos europeo afecta al tipo de interés de referencia de todos los créditos de medio y largo plazo.

Y a muchos inversores. Sus asesores o gestores les han recomendado comprar bonos o se los han comprado para sus carteras. Es de suponer que esos asesores o gestores piensan que el BCE seguirá comprando bonos eternamente. O tal vez piensan que ellos actuarán antes de que el BCE cambie de rumbo. Esto último tiene cierto riesgo, porque los mercados tienen la mala costumbre de adelantarse a lo que hagan las instituciones y reflejarlo en los precios. La única excusa que le queda al BCE para seguir comprando bonos a mansalva es la pandemia y la pandemia está remitiendo. Y una cosa es subvencionar la educación, la sanidad o cualquier otra cuestión que enorgullece a una sociedad avanzada y otra muy distinta subvencionar el despilfarro político o la mala gestión de los recursos públicos. Tarde o temprano alguien levantará la voz en Europa.

¿Así que la rentabilidad real del bono español a 10 años es del -2%, la del dividendo de la bolsa europea es del 0,8% y la que está cara es la bolsa?

Todavía resulta mucho más llamativa esta cuestión si comparamos el tipo de interés real de los bonos con los dividendos que pagan las acciones. Actualmente el rendimiento medio anual por dividendo del índice Eurostoxx 600 es del 2,30%. A lo que hay que añadir las operaciones de recompra de acciones, que están en máximos y son una forma adicional de remunerar al accionista. También hay que considerar que, ante las perspectivas de alto crecimiento como consecuencia de las inyecciones de liquidez y los planes de estímulo, esos dividendos irán aumentando. Así que es incluso más realista trabajar con la estimación de dividendos que hace el consenso de analistas para los próximos 12 meses, no con dividendos 'de pandemia'. En ese caso estaríamos hablando de una rentabilidad del 3%.

¿Así que la rentabilidad real del bono español a 10 años es del -2%, la rentabilidad real por dividendo de la bolsa europea es del 0,8% (3% - 2,2%) y la que está cara es la bolsa? Y si consideramos el bono alemán —referencia europea en renta fija—, entonces apaga y vámonos, porque la diferencia a favor de los dividendos es de un 3,49% (ahora ya en términos nominales). Es decir, el 3% que paga el dividendo europeo frente al -0,49% que hay que pagar por tener un bono alemán.

Foto: Imágenes de billetes internacionales. (Reuters)

En este razonamiento también podemos incluir otro dato llamativo: España tiene ahora una deuda pública que representa un 122% de su PIB. Pero paga tipos de interés mucho menores que cuando su deuda pública estaba por debajo del 100%. Ante esto hay dos explicaciones. Una, que pese a que estemos endeudados hasta las cejas cada vez confían más en nosotros los inversores internacionales. Dos, que alguien está manipulando el mercado. Comprando mucho y caro para mantener altos los precios. Y viendo que el único que ahora mismo compra de verdad es el BCE —son datos oficiales— tiene toda la pinta de que la explicación válida es la segunda.

No tardaremos en saberlo. Concretamente en unos meses, cuando el BCE no tenga excusa para seguir comprando bonos, empiece a reducir sus compras y vuelva a funcionar el mercado. Pero no olviden que los mercados se adelantan, así que no esperen demasiado. Revisen la composición de su cartera de fondos porque “tapering is coming”. Y no solo en Estados Unidos. La única diferencia es que ahí empezará primero.

En los mercados, tarde o temprano la realidad muerde. Y esto es de aplicación al concepto del tipo de interés real. Es el tipo de interés que ofrece un activo —por ejemplo un bono del Estado— una vez descontada la inflación. El nombre no puede ser más adecuado, puesto que si un bono paga una determinada cantidad esa cifra será atractiva en función de cuál sea la inflación.

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